La niña de la ventana

por Asmara Gay

Las ramas de los árboles cubrían las ventanas de aquella casa, lo que daba la sensación de que estuviera deshabitada. En el patio, se acumulaban las hojas secas, descarapeladas y movidas por el viento.

A veces, me asomaba hacia aquella construcción de color gris y creía divisar una sombra tras los cristales, las ramas y el polvo, pero en cuanto notaba mi presencia, esa sombra se ocultaba en las cortinas y entonces me daba cuenta de que seguía mis movimientos desde allí.

Un día que mi madre me había mandado a la tienda, se me ocurrió cruzar la acera y mirar más de cerca aquella casa para ver si la sombra que en ocasiones me figuraba ver, existía o no.

Estuve parada frente a la reja mirando los azulejos amarillos y pálidos del patio y a una lagartija que se desecaba al sol y que era comida por las hormigas, cuando la vi. Estaba escondida tras de uno de los árboles.

—¿Qué haces? —le pregunté.

Era una niña de unos tres o cuatro años, que llevaba un vestido a cuadros y el pelo agarrado en una media cola.

Como no respondió ni salió de su escondite, continué hablando.

—¿Qué haces allí? ¿Dónde está tu mamá?

 Esa pregunta pareció hacerla reaccionar.

—La estoy buscando.

En aquel entonces yo tenía seis años y al verla recordé a mi hermanita, que tendría más o menos su edad.

—¿Vives aquí? —volví a preguntarle.

—Sí, vivo con mi mamá, pero no la encuentro.

—A lo mejor está dentro de la casa —respondí.

—No, no’sta, ya la busqué allí.

—Pero aquí tampoco está —contesté— y no se ve. Mejor métete, allá la esperas.

—¿Y si no regresa? —me preguntó—. Anoche no volvió.

Me dio mucha pena aquella niña, tan sola y angustiada en aquella casa vacía.

—Le voy a decir —le comenté— a mi mamá que estás aquí solita, para que venga por ti y allá, en nuestra casa, ¿la ves?, es la de enfrente, allá la esperas.

—No, no, yo tengo que esperar a mi mamá aquí. Ella va a volver pronto, va a volver.

—Pero ¿y si no vuelve?

—Cuando mi mamá vuelva —respondió sin hacerme caso—, me va a dar un vaso de leche con galletas. Mi mamá es muy bonita —continuó— y cariñosa, por la noche me da un beso y me cuenta cuentos. Yo la quiero mucho.

Al fin, diciendo esto salió de su escondite y la pude ver bien. Su semblante era triste, su piel, pálida, como los tabiques de aquella casa, sus manos estaban arrugadas y sus ojos desiertos, como la casa.

—Mi mamá… —volvió a decir—. ¿Dónde está mi mamá? —y diciendo esto empezó a caminar por el patio en dirección a la casa, pero se fue desvaneciendo como si el viento hubiera atrapado su último recuerdo y se lo hubiera llevado con él.

Por las noches, seguí viendo aquella sombra viviente desde mi ventana, pero ya no fui a buscarla ni a tratar de ayudarle. Sabía que su madre no volvería y yo no podía hacer nada por ella.


MTRA. ASMARA GAY (Ciudad de México, 1975). Escritora, crítica literaria, traductora y docente. Estudia el Doctorado en Investigación Literaria Área Novela en el Centro de Cultura Casa Lamm. Es Maestra en Apreciación y creación literaria por el Centro de Cultura Casa Lamm y Licenciada en Ciencias de la comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tiene publicado el libro de cuentos Elena se mira en el espejo (Destiempos, 2011) y un manual para escribir ensayos, El ensayo. Fundamentos y ejercicios (FUNDAp, 2018). Sus cuentos, poemas y ensayos forman parte de diversas antologías, entre las que se encuentran: Intenso Carmín 2. Líneas y versos (Taller de creación literaria, 2019), Un legado de amor para la nueva generación (SMGE, 2019), Resonancias (BUAP, 2018), Dispara usted o disparo yo (Brevilla, 2017), Sin cita previa (Fussion Editorial, 2017), Homenaje a García Ponce (IVEC/Conaculta, 2015), Adentro (VersoDestierro, 2012). Ha colaborado con varias publicaciones: Nocturnario, Variopinto, Lammadame, Texto crítico, Periódico de poesía, Blanco Móvil, Monolito, Acta poética, El Comité 1973. Fue coordinadora de cuento y ensayo en la revista Nocturnario y editora de la revista El Comité 1973. Le han otorgado algunos premios y reconocimientos literarios en México, España y Argentina. Prologó Las olas, de Virgina Woolf, El paraíso perdido, de John Milton, El fantasma de la ópera, de Gastón Leroux, El extranjero, de Albert Camus y Mark Twain: Obras maestras para Editores Mexicanos Unidos. Tradujo, para Mirlo, Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, y algunos capítulos de El gato, de Natsume Soseki. Ha sido ponente en diversos congresos nacionales e internacionales y es miembro de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos, de la Asociación Mexicana de Retórica y es socio fundador de la Organización Iberoamericana de Retórica. En 2018, el Museo de la Palabra y la Fundación César Egido Serrano le dieron el nombramiento de Embajador del Idioma Español.

3 comentarios sobre “La niña de la ventana

  1. Creepy!!! Se te da… ja. Eres una gran heredera de Poe, Quiroga y otros más. Me encanta el suspenso logrado y tu breve y muy eficaz construcción.

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