por Isbel Hernández Monteagudo Cuba
Yo te vigilo desde el envés de una foto. Supuestamente te has ido. Pero eres de los griegos que se van. O de las griegas que se marchan. Eres agua en la geografía que discurre. Agua en tus poemas de la Confesión nocturna, que son para el nazareno como imaginaba. Por eso escribo poemas para ti y el Cristo me bautiza, le pone nombre a las piedras y al vino que nunca bebieron juntos, como tú querías hacerlo, Carmen Nozal puesto que las cosas divinas las anhelas para ti en la tierra, no en el cielo. Dime que estás cerca de esa foto allá en Galicia, posando en otra desde México sobre una bicicleta con cestas y nuevos evangelios. Cuéntame de tu andar de mundo el solitario Y de la manera en la que sólo a veces nos salva algún Dios. Y yo te cuento de mis calles con Dios a la diestra de mis bullas. Soy de madera Carmen, soy de madera, para que claves tu cruz.