Tres cuentos de Alex J. Chang

por Alex J. Chang


EL SEÑOR CHANCHO

En un vecindario de personas refinadas, alienígenas amigables y animales civilizados. En sus inmediaciones vive el señor chancho. Muchas veces criticado por su rostro poco agraciado. Se escuchaba por sus alrededores murmuros “Ese repugnante puerco no merece vivir, vergüenza ajena de su especie y su familia. Algún día serán cocinados”.

Una mañana cualquiera con alegría se dirigía a trabajar. El señor chancho se despedía de sus lechones y su esposa Pezuña.

–Adiós, querida cuida muy bien a mis lechoncitos. –Dijo el señor Chancho.

Pezuña responde: –Bendiciones y sonríe a la vida. Tus hijos estarán bien.

Al caminar unas cuadras se escuchaban insultos y burlas. El señor chancho lloraba desconsolado. A los pocos minutos, sonríe al recordar el consejo de su esposa. Había caminado más de cuatro cuadras hacia el paradero. Ahí compra un periódico, lee las noticias y coge algo del tacho de basura. La línea 3 llega a los diez minutos repletos de pasajeros. Un bus de color verde con franjas negras. En este bus el cobrador es un conejo negro y el chofer una cucaracha gigante. Al sentarse, las miradas penetraban el corazón del señor chancho. Con una carcajada insulto a los presentes “Menoscabar mi espíritu podrán, más mi orgullo y mi ser jamás. Los animales irracionales, como ustedes comprenderán, ustedes los marranos de la sociedad”.

A su destino llego 40 minutos. Camino dos cuadras a la oficina. En su trabajo lo esperaban un marciano de piel negra y contextura gruesa quien era su jefe.

–Has llegado tarde, miserable puerco. Hoy tu rostro será la vergüenza de nuestro muro. –Dijo el jefe

El señor chancho responde: –Basta de tanta barbaridad, véase al espejo, señor jefe.

–¿Cómo te atreves a contestarme, ruin de la sociedad?, –dijo el jefe.

Contesta el señor chancho: –Tan solo basura escupe sus palabras, la fuerza espiritual importa más que su belleza petulante.

A los pocos minutos recibe una carta. Al leer la carta unas lágrimas caen al suelo. Una risotada confirma la inesperada noticia. El señor chancho camina a la oficina del jefe. Se detiene frente a él. Destruye todo el mobiliario de la oficina.

Gracias totales, como dijo Gustavo Cerati.


EL ROCK AND ROLL DEL COCODRILO

Mi madre, la señora cocodrilo, era un bello ejemplar de nuestra especie. En su barrio, “La Selva Azul”, era la envidia de todos. Esa belleza y frescura que proyectaba era la razón por la cual destacaba. Y mi nacimiento fue todo un espectáculo. Según dicen, nací rebosante y lleno de vida. Así nació esta estrella del rock.

Los años pasaron. Mis ídolos musicales, La Roca Elvis, Freddy Martillo y Michael el dinosaurio, se fosilizaron. Ellos fueron leyendas. Pero era el momento de nuevas estrellas. El mundo buscaba nuevos talentos. Eran tiempos de angustia. Sin nueva música este mundo se extinguía.

Como siempre, mis padres y amigos se burlaban de mi loco sueño de ser una estrella del rock. Me ignoraban. En ese entonces lloraba porque no era escuchado.

Una noche, sollozando, clamé a papá Dios:

—Dios, escucha mis plegarias. Dame la oportunidad de poder convertirme en una leyenda del rock.

Una voz ajena, misteriosa y muy varonil respondió a mi llamado.

—Te habla ese ser invisible que llevas dentro. Escucha tu corazón y serás libre. Vive, disfruta y sueña; esa es la clave. Te regalo este don musical, difúndelo al mundo.

—Dios, sé que eres tú. Te lo agradezco. Te prometo continuar tocando el piano, cantar ante millones de animales y dar grandes conciertos.

Terminada esa extraña conversación me dirigí a un bar cercano. Se llevaba a cabo un evento cultural donde participaban muchos poetas, músicos, cantantes entre otros artistas. Aproveché la oportunidad y toqué una canción que compuse en esos días de tristeza. Todos escucharon maravillados mi canción, “El rock and roll del Cocodrilo”. Esa obra maestra estremeció mi ser. Lo recuerdo bien. Echado en mi cama, mientras la componía, lloraba sin parar. En ese momento de crisis sentí cómo mis manos flotaban sobre un piano. La letra y la música venían del cielo y se reproducía en mi cabeza. Fue una experiencia que quizás pocos puedan entender.

Esa canción fue aplaudida y coreada por todos. Se identificaron con esa rabia cargada de tristeza y a la vez de soterrada alegría. Uno de los que habían asistido al evento se acercó. Era un famoso agente de varios cantantes célebres.

—Hola, soy manager de varios famosos. Estoy buscando una nueva estrella y ese puede ser tú.

Su comentario me tomó por sorpresa.

—¿Habla en serio? —le dije con gesto de incredulidad.

—Por supuesto, muchacho. Tienes talento.

El tan ansiado sueño se estaba volviendo realidad, y no lo podía creer. Acepté de inmediato su propuesta.

—Bienvenido a tu nuevo mundo de fama y riquezas —dijo el agente, como si pudiera pronosticar mi futuro próximo.

En ese momento una sonrisa se dibujó en mi rostro. A los pocos días estaba firmando el contrato de exclusividad con una disquera. Habían quedado atrás las burlas de mis conocidos. Ahora sería una leyenda.

***

Pasaron más de diez años, y mi vida continuaba con la ajetreada fama. Es sencillo vivir de la música, de la fama y la riqueza. Lo malo es tener que enfrentar sus consecuencias. Muchos intentaron estafarme. Otros reptiles intentaron robarme. Muchos de los que se acercaban eran falsos amigos, interesados solo en mi dinero. Pero no me puedo quejar. Había conseguido mis sueños. Sin embargo, aún recuerdo a mi amada Silveria.

La conocí en una fiesta. Bueno, en una de esas fiestas locas, a las que asistía con regularidad.  Recuerdo esa mirada sublime que atrapaba a cualquiera que se acercara a hablarle. Además, su sonrisa era deslumbrante. La veía desde lejos, pues todo el mundo se me acercaba, ya que era y sigo siendo una estrella muy respetada del rock. Entre todos esos falsos amigos y aduladores, yo solo buscaba a esa chica. Mientras iba a la barra a pedir unos tragos, me acerqué a ella, muy firme y decidido:

—Hola amiga, espero no incomodar ¿Te puedo invitar algunos tragos?

—No, gracias —respondió lanzando una mueca de disgusto.

—Vamos, mis intenciones son sinceras. Sólo deseo conocer a una buena amiga

—Mira, yo sé que eres muy famoso… pero yo soy una dama que se respeta.

Al escucharla, quede más enamorado de ella. Era una bella hembra cocodrilo y su belleza interna sobrepasaba su belleza física. Entonces insistí.

—Bella dama. Espero no maltratar esta bella flor…

Con ese hablar florido y poético logré enamorar a mi adorada Silveria. Nuestro romance crecía y crecía cada vez más. Así como también aumentaban las ventas de mis discos. Estaba lleno de felicidad.

La mañana del 15 de julio de aquel año que no deseo recordar, mientras estaba de gira por el mundo, llenando estadios y rompiendo records de ventas, conocí el dolor. Me dieron la trágica noticia antes de salir al escenario. Mi amada Silveria había sido asesinada. El asesinato lo realizó mi manager. Ese cobarde se había fugado, y habían detenido a muchos de mis amigos de los que se sospechaba eran cómplices. En la actualidad vivo una fuerte depresión y soy adicto a las drogas. Nunca tuve familia, amigos, ni mascota que me acompañaran en los tiempos de soledad. Nunca seré feliz y espero que mi final llegue pronto. Es necesario terminar con esta vida cruel….


UN MONO TRAVIESO

Un mono jugaba en la jungla con sus hermanos. De pronto le lanza una naranja a uno de ellos, y este lo esquiva. El impacto de la naranja recibe el padre de los monos. Muy enojado, decide castigar al culpable.


Alex J. Chang (Lima, Perú, 1996), joven poeta, escritor, periodista cultural/político y técnico en Medicina Veterinaria. Ha publicado su primer poemario titulado Entropía (Golem editores, 2019), que fue presentado en la FIL Lima 2019, Culturaymi Lima 2019, entre otros. Este libro fue reconocido en la Casa de la Literatura Peruana (Lima, 2019) y fue llevado a España en manos del reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa. Trabajó en Trilce Radio (España), en un programa radial llamado Cruzada Cultural; así mismo, dirige un programa virtual multiplaforma con el mismo nombre. También colaboró   con artículos para la Revista Gato Negro (Perú) y para la Revista Cocktail (Perú). Actualmente es articulista de la Revista Trilce (España); columnista de la Revista Kametsa (Perú), columnista de la asociación peruana Soy Autista y Qué ¡y colaborador del Portal Web literario Lee Por Gusto (Perú).

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Los hallazgos poéticos en Entropía de Alex Chang Llerena

por Francois Villanueva Paravicino


El conjunto de poemas de Entropía (Golem Editores, 2019), con subtítulo Poemas desde el silencio, de Alex Chang Llerena, posee un aura metafísica de exploración, búsqueda, descubrimiento e intento de conocimiento y sabiduría sobre las principales preocupaciones e inquietudes que sufre el hablante lírico y que, como podrán dar fe gran parte de los poetas, expresa lo que siente, sufre, teme, repele, lamenta, conoce o desconoce el poeta.

Los poemas que leí de este joven autor, que nació en 1996, despierta la sensación de reunir sus tempranos y jóvenes acercamientos al mundo y a la realidad, con todo lo que ello implica, como los rechazos que provoca, por ejemplo, la injusticia y la pobreza; las pasiones que despierta el arte y la ciencia; la duda existencial que uno soporta al ver la realidad con otros ojos; o el peso de llevar sobre hombros una discapacidad que, como afirma el vate, no es una incapacidad.

Sobre esto último, vale recalcar que el poeta Alex Chang Llerena ha sido diagnosticado con autismo desde temprano, pero aquello no le ha impedido ser un buen estudiante de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), además de gozar reconocimientos en varios concursos literarios del país. Y en este poemario se revela eso: de alguien cobrando mayor oficio y técnica en lo que ha elegido para liberar sus demonios personales, históricos y culturales.

Hablar de “demonios” o “espíritus” en la poesía de este joven poeta no es gratuito, sino que ya fue reconocido por el prologuista Marco Antonio Quijano, Premio Copé de Poesía 2017; y creo yo que obedece a la lógica del poeta joven como vidente azuzado por sus propias exploraciones, hallazgos y problemas; pues el artista sobre lo primero que reflexiona es sobre sí, su propio yo, su condición personal en el mundo. A partir de ahí, si pasa a la siguiente etapa, su mundo creativo cobra mayor fuerza y potencia, además de complejidad y artificio.

Por ello, el arte lírico de Alex Chang Llerena versa, también, sobre el amor a la poesía y el arte, como en el primer poema de su libro: “Apagar el fuego, tarea de dioses”, donde el hablante lírico canta: “Caliente como el fuego / -Razón perdida- / El infierno se apodera de todo / El cielo viene a tu rescate // Poesía divina y bendita”. O, además, en el poema “Rimas asesinas”, donde la voz lírica escribe: “Rimas asesinas / Asesinan el rencor / Asesinan los miedos / Dan muerte a los demonios”. También existe una creación titulada “Poesía incondicional”.

Además, se cuestiona literalmente sobre sus demonios en el poema “He acabado mi balada”: “Enfrentar mis demonios / Es soportar el fuego”. Así mismo, en estos poemas se es consciente de la lucha entre la razón y la irracionalidad, como en “La rabia del perro”. Además, la desesperación está presente en “Grita”. Por otro lado, se indaga por cuestiones filosóficas, como en los poemas “¿Has oído hablar del tiempo?”, “Muerte”, “Homos sapiens traicionado”; o por cuestiones científicas, como en las composiciones “ADN” o “Genes”.

También el joven poeta le canta a “Túpac Amaru” o “Vallejo”, como dos figuras imponentes que lucharon contra las injusticias y las inequidades de su tiempo, ya uno en el lado político y reaccionario, y el otro desde la literatura y, en particular, desde la poesía. En tal sentido, otra composición lírica de protesta social o de raíz contestaria, es el titulado “Huyendo del infierno”, donde se menciona a la “crisis política, social y económica” (es una paráfrasis).

Leer al joven Alex Chang Llerena es leer la “palabra desnuda”, como afirman los responsables de la edición antes de citar un poema de Birger Sellin, el primer poeta autista que llegó a publicar un libro en Alemania. Y tal vez aquello defina bien la poética de Entropía, un poemario libre de artificios y oscuridades, sino límpido y transparente como los primeros ríos del hombre.


Francois Villanueva Paravicino. Escritor peruano (1989). Egresado de la Maestría en Escritura Creativa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Ha publicado Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019) y Azares dirigidos (2020). Textos suyos aparecen en diversas antologías, páginas virtuales, revistas, diarios, plaquetas y/o; de su propio país como de países extranjeros. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007). También, ha sido reconocido en otros certámenes literarios.