Tacto
El nocturno corre
como la sangre por mis venas,
se extiende para cubrir
las memorias grises que cargaban
las extremidades de mi cuerpo.
Ya no puedo ser la misma,
porque ahora
mi carne,
se pudre con el tacto.
La bestia…
marcó mi vida de un zarpazo,
sin llegar tan profundo sangré una vida,
me vendé los ojos
para andar con la cicatriz
que la marea cubre
seguí
como si el viento no afectara el barco,
como si poseidón fuera piadoso,
como si Ítaca fuera el fin.
Hoy
la veo sangrando,
y lloro por ella,
porque entiendo el dolor
de vivir sin motivos suficientes.
Te arrancaron de los huesos de tus padres
Te cortaron de las venas de tus hermanos,
Secaron la vida que germinaba dentro de ti
Y te volviste un árbol
donde tu madre se hincaba a orar por tu regreso,
en tu vida o una tu muerte…
Seguimos implorándole por ti,
Todavía sigues arrancada
Pero te plantamos en la cumbre de nuestro corazón
Porque sin importar el tiempo,
En ruido o en silencio
El grito de todos ruge
Para matar la bestia de tu ausencia.
Mercedes Janeth Soto Sánchez (7 de enero de1994). Oriunda de Los Reyes de Salgado, Michoacán, México. Coordinadora de Cardenal Revista Literaria en GDL, 2022. Presentó su obra literaria en el XIII Festival Cultural de Atenas, Grecia, 2021. Ha publicado en diversas revistas literarias tales como: Nueva York Poetry, Buenos Aires Poetry, Por Escrito, Monolito, Sindh Courier, Cardenal, entre otras. Licenciada en Derecho por la universidad Jesuita de Guadalajara, ITESO, 2018. Becaria en Festival Cultural Interfaz del ISSSTE, Guanajuato, 2018. Coautora del libro Igualdad de género, editado por el Centro de estudios de Derecho Contemporáneo y de Consultoría Integral, (CDC), 2017. Tercer lugar a nivel estatal en el concurso de oratoria de Toastmasters International en CDMX, 2014. Primer lugar en el concurso de poesía en lengua inglesa por la Universidad de las Américas de la Ciudad de México, 2013.
EN CASI TODAS LAS PELÍCULAS DE ACCIÓN
hay edificios que se destruyen
también autos
esas calles
a las que les explota el pavimento
con aceras llenas de árboles
personas
flores
¿Qué verdad se oculta en todo ello?
¿Cuánta violencia debe ser necesaria para un gran final?
Las familias
la reconstrucción
los heridos de gravedad
los ilesos trastornados
toda esa serie y brutal caos
que dejan a la ciudad endeudada
y sin trabajo
ni inmuebles
¿Quién se responsabiliza?
¿Dónde quedan los protagonistas para hacerle frente?
¿Dónde los senadores y toda aquella gente que debe resguardar la metrópoli?
La realidad también es una película de acción
con personas que lo pierden todo
países con intereses
abren fuego
preparan guerras
a veces con armas
otras con ideas
nos convierten en héroes y villanos
En los créditos no hay finales justos
tampoco en la vida diaria
y nos miramos los unos a los otros
desde nuestro propio cine en casa.
ESCUCHO A MIS PADRES HABLAR CON SUS PROPIAS LENGUAS
mirarse y admirar su propio dialecto
analizar y aprender la lengua del otro
Alguien menciona una frase
y hay un silencio
mientras se toman de las manos
ambos entienden esa cuarta lengua
que no es la nativa
ni aquella que usan en la ciudad
Es la lengua con que dieron descendencia
las que extendieron fuera de sus raíces
la lengua con la que ahora entiendo
que un idioma no sólo nace del corazón de un pueblo
A LAS DOS DE LA MAÑANA un hombre espera que cambie el semáforo para cruzar
Al extremo una mujer se sostiene reclinada en alguna pared de la avenida
El semáforo está en rojo
Un coche se acerca tres sujetos bajan armados bruscos la levantan y avientan al auto.
El semáforo está en rojo
El hombre que espera no sabe que ella desconoce que su cuerpo será arrojado en una bolsa negra rumbo a otra ciudad
La luz ya es verde
Natalia Gómez (Campeche, 1991) Comunicóloga y profesora. Ha sido beneficiaria del programa PECDA 2020 en Campeche y del Festival Interfaz ISSSTE Yucatán en 2017. Egresada del II Diplomado Virtual de Creación Literaria del INBAL. Ha participado en algunas antologías como Fractal, Anuario bilingüe de Poesía de San Diego y Novísimas, reunión de poetas mexicanas Vol. II Algunos de sus textos se encuentran en revistas electrónicas como Letralia, Círculo de Poesía, Carátula, Con la A, Ablucionistas, Santa Rabia Magazine,The Ofim Press Magazine y Beltway Poetry. Actualmente es miembro del Proyecto de Escuela de Escritores Campechanos (ESCESCAM) y del consejo editorial de Cracken Fanzine.
Vivo en la ciudad que fue líquido en su génesis: espejo con monstruos hipnotizados ―como los enfermos de ojos amarillos que acostumbran dormir con las cortinas abiertas, por si acaso sueñan con los astros y, al despertar de súbito, presencian su esquirloso escape de huesos y de luces―. Soy el que escribe la vida y sus ruidos a bordo de un camión que cruza la urbe, de norte a sur en su desierto. Otear es mi forma de reconvenirme, mientras las cosas del mundo transcurren por una ventanilla. Busco otros motivos y sirenas, otros lagos para soltar los peces de mi voz, como cardumen de sangre, desde los órganos heridos.
Aquella vez, después de darme un beso, mi madre me dejó un surco en el rostro. Luego la ingresaron al hospital en una camilla. Vi su cuerpo a lo lejos, pálido de voz, y parecía una escultura en porcelana a punto de quebrarse. Su enfermedad pintó de ocre mi mejilla, como el sol pinta las nubes del ocaso. He tratado de arrancar su beso de mi carne, pero no hay filo en la zarpa del poema.
Mi corazón se redujo al espinazo de un pez. Escucho sus ruidos y siento la punción de sus astillas. Piensa que soy agua, pero soy casi costra en esta soledad. Que aguarde, le digo, porque ha de llover mañana —cuando exista razón para llevar una imagen diferente a la poesía—.
Hoy encendí, desde muy temprano, el cigarrillo oculto en el cajón de mis nervios. No recuerdo haber soñado durante la noche. Después de la ducha, volví a estar seco de la piel y del sonido. Ahora sigo, aridozo, la misma ruta de siempre. Me sostengo de esta voz quebrada para no caer de rodillas ―por no decir «quedarme sin cuerpo»― y limpio el cristal empañado para ver mejor las cosas. Si pudiera soñar, seguro sería, otra vez, la escena donde me corto la mano con los vidrios de un vaso, mientras intento borrar de su fondo la mancha de la muerte.
¿En dónde está, por qué calles pudo perderse el amor de mi criatura? No todos los cuerpos que se ausentan están muertos. Hay corazones que laten y esperan la luz entre el agua y los juncos, como el que espera un rostro conocido para saberse de nuevo carne viva.
Fragmentos de Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos (Editorial Praxis, 2022)
Francisco Trejo (Ciudad de México, 1987). Poeta, ensayista, investigador y editor. Entre otros reconocimientos, obtuvo el VIII Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2012, el XIII Premio Internacional Bonaventuriano de Poesía 2017, el VI Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2019 y el XIV Premio de Poesía Editorial Praxis 2021. Algunos de sus libros publicados son: Penélope frente al reloj (2019/2021), De cómo las aves pronuncian su dalia frente al cardo (2018/2021), Canción de la tijera en el ovillo (2017/2020) y El tábano canta en los hoteles (2015).
Gestión por María Macaya
LA ESTRELLA COYOTE
Un millón de ventanas se abren
escalamos la culebra
su cúspide llega al centro
el cordón de cada llave
engancha una campana;
en su vientre
nos hundimos.
Dividiéndose las puertas
el viaje:
nuestros dedos esparcidos por el suelo
tocan el agua sobre un cachorro lienzo.
Lenguas sagaces
cortan el cabello de las hienas
birretes imprimen anillos; en los brazos
lunares.
La mirada somete al cauce sin orillas
en ojos cerrados
la luz no resplandece.
LASACERDOTISA
Entre el corazón y los ojos
estamos
dentro del cuello
luna
agua
viento invertido.
El día se agita
la oscuridad su destino cede
desnudos
enraizamos las corrientes
barajamos las preguntas.
LUNA DE FUEGO
Su garganta serpentea voces
exhuma a los muertos
divide.
Su lengua
como serpiente
desciende por el ombligo
golpea la tierra
se vuelve raíz.
Sus ojos invocan el fuego.
Ella dibuja círculos en las hojas
un remolino devora cuerpos
damos vueltas en él
soltamos nuestros miedos
estamos dentro.
En la boca hay hormigas
atraviesan nuestros labios
sentimos su poder.
Cuando nos escupen debajo
nos cortan las alas
nos volvemos bestias.
El PARAJE
Entre la lengua y las manos
gira la rueda
donde se unen
las palabras
tejidas con aire
voces
parpadean sin hundirse.
Habitar el lado secreto
domina a la serpiente
detiene los ríos
altera el curso de la luna.
Seres de fuerza
cambian el tiempo
guían
los sueños
en la tierra del fuego
y la memoria.
*Ilustración por Sergio Sánchez Santamaría
Masiel M. Corona Santos M.A. en Literatura Hispánica, Lingüística y Civilización (California State University of San Bernardio). Se certificó en la enseñanza del idioma inglés (California State University of Fullerton). Lic. en Literatura Hispánica y Cultura, Especialidad en Estudios Chicanos/ Latinos (University of California Irvine). Es autora del poemario Cantos Revolucionarios (Editorial Letras Huastecas, Nuevo León, México) y fundadora, editora de Revista Raíces. Colabora como editora de Revista Quimera (Costa Rica). Ha publicado en diferentes espacios impresos y digitales como Literary Journal Voices (CSUSB 2019, 2020), Punto de Partida, UNAM, Periódico Poético, UNAM (México), Nueva York Poetry Review, El Beisman (Chicago), La Ninfa Eco (Reino Unido), Pruka (Venezuela), Alma América (España), Somosenescrito (California), entre otros. Sus poemas también aparecen en varias antologías.
«Os juro por lo que fui Que me iría de aquí Pero los muertos están en cautiverio Y no nos dejan salir del cementerio.»
Joan Manuel Serrat – Pueblo blanco
Para abarcarte. Sufro yo a tu costa, Dios no existente, pues si Tú existieras existiría yo también de veras.
Miguel De Unamuno- Oración del ateo
La grisácea amenaza, crece a paso de sol y luna
Se extiende cual maléfica enredadera que de un muro se apodera y lo vuelve todo hiedra retoñando espantos.
Las raíces extendiéndose aprisionan pequeñas manos que pasan cuentas de rosario
Que en temblores puede apenas una voz terminar un dios te salve.
Un padre nuestro ¿ qué estás dónde?
Padre, Al cual se le implora que retoñen piernas de dónde hay muñones.
Al cual se le ruegan alas puesto que solo hay vacío de paso y libertad.
En Torrelodones o en el Pardo, se extiende cual maléfica marea la avaricia del hombre, de nuestros viejos se apoderan y los vuelven a todos mármol.
El óxido se hace uno con la carne y lo desgastado de las llantas de una silla de ruedas.
La televisión les da una voz que habla sin calor ni cena
Mientras se coleccionan úlceras de sofá a como fue una vez estampas y coloridos pajarillos en una subasta furtiva.
Las últimas voces de la guerra, se ahogan en flema , en tos percuten un reclamo al espacio que dejó la nada.
Y ese eco no lo contesta nadie…
Solo una abeja pútrida les sobrevuela, dando a traición un aguijón ardiente o cápsulas de sueño e hiel.
Con su boca seca de yute ajado dan un beso y una bendición, una mano con Parkinson nos persigna y nos retoña una flor de muerto…
Que se enraíza en este poema y en esta casa
Donde la vida por los ventanucos se precipita
Es esta casa, en la cual solo permanece viva la muerte.
Y mañana, ¿es navidad?
No quiero a hablar de los huecos de las calles, sino de sus vacíos.
Los que pasan por las aceras con pesos de cartón las espaldas, con ojo muerto, manos callosas que no encuentran la proximidad de otra palma.
No quiero hablar de los pilares ni de lo que sostienen, sino de las espaldas rotas que se abren contra la tela y el alquitrán del suelo.
Los espectros de trapos manchados y alambrina en el rostro a los que nadie les ha contado que en ellos cabria un dios.
Mañana es Navidad para los que pueden recibir a un niño de cerámica, cuando en el centro de una mujer sin hogar duerme el Emmanuel.
A como habita en todos, por en el hoy mas en él que en cualquiera de nosotros.
Porque mañana es navidad y su madre aún no encuentra una posada dónde nazca el niño.
Los portales siempre me han aterrado, el cobijo del niño Dios de cerámica pudo ser el de un niño de carne que duerme hoy en alguna caja.
Niña de papel y tiza (Susanita)
Susanita intenta despertar a su madre para que la lleve a la escuela.
En sacudidas balbucea un regaño con voz de ginebra y tabaco, un «no» innecesariamente largo. Tres kilómetros de sol y acera
Una lonchera percudida de princesas
Y un moño echo con una la liga que le quitó al cilantro
¿Pequeñita cuando te pariste?
¿Quién te peina el cabello?
¿Quién te saca las liendres?
Niña de papel y tiza, entre risas sale al recreo
Se arrecuesta a un poste poniendo sus manos en la cara.
Acumulando números para que sus amigas se vayan a esconder.
«98,99,100 no se vale perrito guardián»
De sus amigas escondidas muchas no aparecieron
Y a veces ella se recuerda buscándolas en el pabellón.
Ahora sale del colegio, décimo año
Le recoge todos los días en la salida un auto
Alguien que es menos que hombre y no es su padre la aguarda
Una sweater colombiana
Un cabello largo olor a reciente keratina
¿Pequeña cuando te tomaron?
¿Qué Judas te vendió por 30 monedas?
¿Qué manos pasan hoy por tus rodillas?
Mujer de labial y falda, entre taconazos sale a las luces.
Se arrecuesta en un poste sin poner las manos en la cara.
Calculando números para terminar su turno.
Nadie sabe qué pasó con Susanita
Pero todos saben dónde encontrar a Susy.
Nimrod
Los multimillonarios han hecho una escalera de cadáveres hasta llegar al espacio, y el dinero compra el derecho a una torre de Babel.
Armando Calvo (1996) Hatillo, San José, Costa Rica. Estudiante de psicología, poeta emergente introducido al mundo de las letras por accidente y tradición familiar de escritores y poetas. Concentra su obra en temáticas de desamor, existencialismo, mística, su crianza en un barrio marginal y critica social; Es subdirector del «Escenario Poético Viento De Cristal» y miembro de la editorial «Astillero«. Trabaja actualmente en su primer poemario «Muy viejo para morir joven» el cual aún no tiene fecha definida.
El poeta prolífico y desbordante, irreverente y cuestionador, Julio Barco, en su paso por Huamanga y Huanta, me obsequió un ejemplar de Semillas cósmicas (Mención Honrosa del XI Concurso Poeta Joven del Perú del 2020), una obra donde, creo yo, se define y moldea mejor su Ars Poética, tal vez con mayor originalidad y voz lírica propia que en sus entregas anteriores.
Si en aquellas obras se expresaba y rendía tributo con la mímesis o imitación de sus modelos poéticos (dígase Hora Zero, Kloaka, Neón, etcétera), explorando la ciudad urbana a través de una voz psicosomática o esquizoide, sus bordes y descentramientos, sus periferias y sus formas urbanísticas, en Semillas cósmicas encontramos un canto propio, sincero y honesto con sus ideales y su forma de entender la poesía.
“El poemario de Julio Barco podría considerarse como una obra que, tomando como motivo lo absurdo del hombre en su pluralidad, hurga en la inaprensible naturaleza del lenguaje”, afirmó el Jurado Calificador del certamen. Y es cierto. Tal vez en esta obrita se entienda que la principal preocupación de la poesía de Barco es el lenguaje: sus excesos-desbordamientos, su parquedad y sus límites, su potencia y su fuerza, su fuerza de procreación y su instinto destructor. He allí sus méritos.
Julio Barco, autor del poemario Semillas cósmicas.
“Todo lenguaje es simiente / Toda simiente es poesía / El poeta es madre de la luz”, afirman los versos finales del primer poema del libro. Y, como una advertencia o unas palabras liminares, el hablante lírico de los poemas desarrollará en su canto la idea central de que las palabras, el verbo y el lenguaje son fecundos, son vida, son la razón principal de la existencia humana.
“Yo no soy el bosque. Yo soy apenas un hombre lleno de hombres. Un cuerpo lleno de señales y sentidos. Abierto un instante a la vida: con cerebro y profundidad de ideas”, rezan los versos en prosa de la composición “Volcán de Agosto (balada de las semillas)”, donde metaforiza al ser humano como un ser “lleno de señales y sentidos”; es decir, como un cuerpo construido de lenguaje, de verbo y de significación.
“Y tu fuego será una semilla en una hoja. / Y la semilla multiplicará su sentido. / Resplandor, epígrafes, nubes: / me alejo por siempre de las bibliotecas”, se destacan en el poema “Me inquietan los caminos que toma la gloria”, donde de forma versista se conjuga la metáfora de la fecundidad de la cultura letrada, libresca y bibliográfica. Es decir, de la fertilidad de la hoja escrita, que, como enseñan los maestros, imita o supera a la vida.
“El alma viaja en la simiente, el ser en el lenguaje, y este lenguaje es pulido material del sueño”, se escribe en el poema “(El sueño y las semillas)”, que, como una fenomenología del espíritu, relaciona al lenguaje como la casa del espíritu y del ser. “La poesía es una semilla que repercute en el cuerpo (…): fecunda tu idioma y canta”, también afirma el hablante lírico del poema “(El destino de la semilla)”.
Por ello, el poeta Julio Barco destacó, en la ceremonia de la premiación, la idea que inspiró este poemario: “El arte de la poesía, en su belleza, surge de la necesidad de un rito antiguo: la fecundidad y el canto, la necesidad de manifestarnos, el hambre voraz de aclarar, entre las dudas, la interrogante sin medida que somos, la fiesta de nuestros nombres en la noche de origen”.
En ese sentido, la óptica que aprendemos de este nuevo libro de Julio Barco (autor de más de 10 libros pese a su joven edad) es que la poesía nos ayuda, cuando la escribimos, a conocer más un tema que nos inquieta o, como contraparte, nos sugiere más interrogantes, más dudas o problematiza de forma compleja algo que creíamos saber, pero cuya verdad tiene muchas más aristas y salidas de lo que se creía. Por ello, la poesía siempre es una forma de conocimiento, de nosotros mismos y de los otros.
Escritor peruano (1989). Egresado de la Maestría en Escritura Creativa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Ha publicado Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019) y Azares dirigidos (2020). Textos suyos aparecen en diversas antologías, páginas virtuales, revistas, diarios, plaquetas y/o; de su propio país como de países extranjeros. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007). También, ha sido reconocido en otros certámenes literarios.
Francois Villanueva, autor de la presente reseña literaria
Gestión por María MacayaPoemas del libro CeEmeYeKa
(2019,Amargord Ediciones)
PEQUEÑO ESPACIO VACÍO
El tigre da vueltas en una jaula (barrotes, soldadura, concreto). Está sordo y solo puede pintar. entonces se rebana una oreja. Cuando se mueve desesperado, sus cadenas se escuchan con el crujido metálico de lo indestructible. ¿Quién le dijo al tigre que sus rayas no eran manchas? El tigre quisiera ser un felino de rango sencillo, quizá un ocelote, pero un animal tan poderoso no puede ser otra cosa que sí mismo y cargar con el peso de su grandeza. La cuestión no es ser una fiera que asusta, la cuestión es ser carnívoro, un monstruo comecarne en 2.5 metros cuadrados. El amor, ¿qué era, si no clavar los dientes en el lomo, diseccionar partes de sí, darlos en ofrenda? Correr en línea recta no tiene el mismo efecto que recorrer campos abiertos y con grama. Sabanas y sabanas para la dominancia del paso, extensiones de tierra hasta donde la vista llega. todo para el tigre. Tanta ausencia para simular su ausencia, millas náuticas de soledades para quizás completarse. Así que el tigre escribe, pero las palabras son ininteligibles. entonces él pinta, se pinta con tinta a falta de lienzos, pero ya no parece un tigre, sino una pantera. Tan hermoso como antes, sigue desesperado en una jaula, en el espacio reducido de su mentira. Tiembla porque su rugido, es estruendoso y destruye, el último domador perdió la llave cuando perdió su brazo de un mordisco. El tigre piensa en el tiburón y quiere abrazarlo. pero él está aquí, en la sequía, mientras el tiburón habita entre sus lágrimas. La pantera ya no es más el tigre, tiene miedo de abrir la puerta de la prisión. Ella sabe que debe comer: inicia por su cola, sube por las extremidades inferiores, el lomo y la barriga llena, los brazos, el cuello, la cabeza. La última oreja que le queda.
Cadena y jaula devuelven el eco del viento.
¿A dónde se ha ido?
ESCENA JAPONESA
Alguien llega al santuario, lo dejo entrar. pido que se quite los zapatos, se arrodilla en el suelo. ejecuto la ceremonia del té, nos escrutamos hasta que el día se hace noche. Lo dejo quedarse en el planetario del jardín, allí pasta con los dragones. me alejo para escuchar el rumor de la fuente. Volteo: se ha ido. limpio las huellas del piso. cierro la puerta. Las constelaciones siguen en el firmamento.
Al pueblo Bribri en SalitreLA AMETRALLADORA
se trabó en el cuarto disparo.
En mis uñas se mezcló el epitelio con la carne.
Corté el hilo rojo de mi dedo
y el hilo rojo siguió el camino
hasta el escombro.
Sobrealimenté la esperanza.
Deseaba un mensaje en alas de paloma.
Seguí la tristeza con la vista,
con el oído atento a lo callado:
soplé el diente de león, su cabezuela,
y la espora cuando cayó no bebió agua.
A veces la humanidad me hace llorar a chorros,
por mis ojos
van lágrimas sin hallar un acierto.
Me rasqué las piernas hasta ver mis tendones,
pero yo no sabía correr.
La ternura se empañaba entre los gritos
de las casas quemadas.
Preferí ser lobo y desgarrar
el plumaje blanco de los cisnes.
Coloqué mi cuerpo a manera de muralla.
¡Si nos cortasen las manos
con los dientes anudaríamos atrapasueños!
Machetazos sobre las espaldas.
La tierra rezó su mortal canto, sobre los invasores lloverán
las mil plagas.
Tanto hemos visto pasar la tristeza, tanto.
Nathalie Crum (1987). Aserrí, San José, Costa Rica. Ingeniera biotecnóloga y gestora de proyectos. Ha participado del XV Festival Internacional de Poesía de Costa Rica (2016) y del Festival de Poesía de Aguacatán (2017). Es coeditora de elrepertorio.org, plataforma web para la difusión de las artes literarias latinoamericanas desde 2016. En 2019 Amargord Ediciones Centroamérica publica su primer libro CeEmeYeKa, una oda al color y la complejidad humana. En 2020 es seleccionada como una de las representantes de los poetas para la muestra de Nueva Poesía Costarricense; Antología de poesía joven. Trabaja en su segundo poemario que verá la luz en 2022.
Silvestre, espíritu
Cuando era niña
la irascibilidad trazaba
cada uno
de mis pasos
Vaivén de fuego
en mi sangre mamífera
salvaje, libre
Las huellas marcadas
en el hogar, mientras
lo invisible
se tornaba visible
huellas celosas de la
volatilidad
de mi espíritu
Cuando
la temporalidad
y la adultez
desearon irrumpir en mí
Mordí sus pieles
con aquellos incisivos
tan propios
de la niñez
marcas violáceas,
tiñendo aquellos animales
heridos
dolor lacerante
estampado en sus miradas
Miradas
que sentenciaron
civilizarme,
convirtiéndome en una joven
silenciosa
inmersa en un estanque
monótono y grisáceo
Pero mis pulmones
Implacables
como siempre
me ayudaron a sobrevivir
Nadando en el océano
de mi propio silencio
encuentro a Silvestre,
mi espíritu
en diversas formas
onírico
cotidiano
fantástico
y puedo ser esa niña
de nuevo
la mujer que huye
entre escritos
para proteger
su fuerza indomesticable.
El cuerpo saqueado
A través de las miradas
colonizadoras
de hombrecitos que juegan
a ser hombres
soy
idealizada
y
nombrada «una gran musa»
La caída del título
es parte de un microsegundo
Bestial
Vertiginoso
Ahora soy nombrada «una gran puta»
porque mi expresión
de seriedad
les ofendió y destruyó
sus ansias de conquista territorial
sus risitas
su imaginación
y sus instintos
Los instintos dirigen
la mano y el ojo
para saquear mi cuerpo,
durante días queda vacío, estropeado
desdibujado
Pero ellos no saben
no entienden que
soy una artista
que reconstruye su cuerpo
escribiendo
existiendo.
Quien escribe
Quien escribe,
se transforma
Quien escribe usurpa historias
Quien escribe habita
entre obsesivos puntos
y comas
Quien escribe
respira tanto la belleza
como el terror
Quien escribe
se encuentra
en estado de subordinación,
bajo los sentidos
y la estética
Y ahora digo que
escribir,
es autoexcavación
entre venas,
entre nervios;
océanos
hay un aguajero negro, sin fin
sólo hay más y más
Moira Meléndez Castro. Estudiante de Pedagogía en Francés y español como lengua extranjera, UMCE, Chile. Autora del artículo: Littérature française: Antonin Artaud et le corps souffrance, Revue REF, deuxième édition 2020 y de los poemas Ansiedad, Nostalgia y La mano, Revista Phantasma, edición 2021.
Libre
Pronuncia, ¿no?
Tienes que aprender a entonar.
Aquí, haz una pausa.
¡Lo pide el cuerpo!
Pero suelta, mujer.
Déjalo ir.
¿Y la tensión?
No la veo.
Aprieta.
Tírate al suelo y grita.
Estas tablas
merecen que les reces.
Estate a la altura.
Ahora sube.
¡A tu izquierda!
Respira, por favor.
Da paréntesis.
Y, ante todo,
que ya es hora,
sé libre…
¿Tú te llamas artista?
Qué decepción, joder.
Soñar
¿Quién ha de leerme?
Pasarán años deshilachados
y este cuaderno envejecerá,
amarilleará,
oloroso,
pudriendo palabras
que una vez parecieron
importantes.
Llegarán las bacterias
a comérselas,
sílaba a sílaba.
Morirán al morir este papel.
y, en la espera del final,
ojalá
unos ojos
se reconozcan
en los poemas tristes
que construí
un día cualquiera.
Esas pupilas, esas,
son las que llenan mi necesidad
de objetivo.
¿Serán las mías?
¿Está mi verso condenado
a mi propia valoración?
¿Fallecerán pues mis pensamientos
sin más escuchante
que la misma cabeza
que los fue dando a luz?
Me leeré yo y nadie más.
En el fondo, lo sé.
Y lloraré en mi vejez
amargamente
al compás de la nostalgia
de una ilusión.
Será entonces
cuando caiga en la cuenta
de que no sirvió
el embarazo lírico
más que para inflar
ese ego vestido de gala
y hambriento de opciones.
Elegiré pensar
que fue bonita
la esperanza,
que la ínfima posibilidad
de contar algo
inflamó mis perspectivas
con explosivos colores de magia
y que, al fin y al cabo,
mereció la pena
soñar
aunque ese fuera un sueño
de aborto.
Aplausos
Hemos superado
una noche sin aplausos,
este escenario vacío
de grandes logros.
Los focos apuntan mal,
los tropiezos son protagonistas
y el público no disfruta.
Pero su crítica,
su abucheo lunar
ya es pasado.
Sobrevivida, la velada crece,
nos abraza y,
tímida,
recompone nuestro perfil
recortado de constelación.
Nació en Madrid, España, en 1991. Desde siempre los garabatos de la palabra escrita le han escondido secretos. Y ella no ha buscado más que desentrañarlos durante años. Quedó finalista en el VII premio literario El Pequeño Consumidor Energía y Clima por “El verde confidente”. Ganó el Primer Premio de la Universidad Privada Cardenal Cisneros con “Lo fácil de la Negación”. En el año 2017 estrenó en el teatro Nuria Espert su obra teatral “Lo que no quiero”. En 2020 la editorial Libros Indie publica “Secuencias”, su primera novela. Actualmente funcionaria de carrera en el Cuerpo de Maestros de la Comunidad de Madrid, está a la espera de la publicación de su segunda novela “Una huida”, ilustrada también por ella. Irene sigue escribiendo cada día.
Gestión por María Macaya
Todos los textos forman parte de Las falsas actitudes de agua (2007, Segunda Edición)[enero]“Todo es color de aurora...”
Paul Eluard.
con un caparazón dulce y de tinieblas, tan lento y descarnado, eres la excusa de los fríos que se
hunden temprano cerca de la huerta. eres solo y lleno de sol, todo el vacío leve de los besos y el
llanto.
[currahee]
éramos una guerra de espejos,
doce millas de ancho por doce de largo.
la simetría de dos muertos encendidos de golpe
prendiendo las luces en el abandono de la noche,
buscando los pozos de los abuelos,
la muñeca que era la hija.
los ojos que siguen mirando desde la cama,
las grietas de todas las paredes.
el paraíso,
una isla de tierra roja abierta en dos que mira al agua salada.
un conjunto de esqueletos frente al paisaje de la plaza,
un centro duro de luz
de animales verdes y amarillos empozando las medias lunas,
la navegación de los peces,
el soplo de las arañas junto a la flor que mira al techo.
nadie extraña el mediodía, la altura de los rostros.
no hay distancia desde los huesos,
nadie suspende la caída
y el mundo es esta tarde que combate,
que solo mide desde este corazón,
el cansancio que trae la sed,
la implosión de las cucharas que lo ven todo desde aquí arriba.
s
hacemos un intercambio de nueces / tú las claras, / yo sin cáscaras. / las
llaves se aíslan, / las jaurías nos acosan y pateamos las puertas / nuestra
ínsula fuga salvador, / estamos solos, sin tierra ni madre/
ni ventana —dijo.
y me guías, / atosigada de carencia / impoluta en agonía, / con tu
corazón de luna llena. / repleta de luces escuálidas, y rieles cortos como los días /
como las pasajeras nieves, y las frentes de luz.
[habitación 309]
la lucha del pelo negro y el firmamento giratorio. / tan pequeño y desde lo alto —pienso, / juega al
azar con pantalones entrecortados, / sandalias verdes y un paredón de venus llena de florestas y
luna. /
un rabioso bulto, lleno de manchas violetas, / espirales de manos desnudas, / fugitivos dibujos
desfilando por la esquina. / estrelladas lluvias y caminos, / universales ojos color té. / plaza de
niños pluma perpetuando un arma que dispara ruido. / los reflejos del techo que
suplican un abrazo. / y juntas las sombras, /
toda el agua del mundo.
luego, /tus ojos afelpados. / y dormida, / tus cincuenta y tres constelaciones. / despierta, / tu
boca, / todas las llamaradas de esperanza. / nocturna y terrenal. / polvo inextinguible, / soplo de
nieve, / hundida sinfonía de rosas y luz.
Andrea Cabel Doctora y Máster en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh. Docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de la UPC y de la Universidad de Lima. Ha publicado cinco poemarios: Las falsas actitudes del agua (1era ed. Lima: 2006; 2da Ed. 2007; Ed. Extranjera: México DF: 2014); Uno Rojo (Lima, 1era ed. 2011; 2 ed. 2012); Latitud de fuego (Lima, 2011); A dónde volver (México DF, 2016). Dicta talleres de poesía y dirige la página de literatura Textos laterales de Andrea Cabel.