Gestión por María Macaya Muestra de Jaguar Cementerio (libro inédito): Los descendientes del Jaguar “…conozco la selva, conozco los ríos, conozco la vida, inclusive las piedras… Sarayacu es una tierra viva, es una selva viviente… [los seres espirituales y ancestros] muchos se escondieron, otros murieron cuando se reventó, ellos son los que sostienen la selva…” - Sabino Gualinga (líder comunidad de Sarayacu, declaraciones ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, en 2011.) Imagínate que hombres armados bajen de helicópteros cerquen tu iglesia y de la noche a la mañana te impidan el paso y por más que protestes te expulsen a macanazos por más que reclames te amenacen con bocas de fuego por más que insistas te quemen la casa o tu cuerpo imagínate que ya no puedas ir los domingos a hincarte ante Dios y ofrendarle tu dinero o sacrificio qué te griten NO JODAN ahí no hay más que yeso hueco en un altar vacío y que un día de pocos escuches tractores demoliendo las paredes de tu iglesia observes caer sus cruces mires las imágenes de tus santos desmoronarse decapitadas mires colapsar las cúpulas y cuando todo se cubre de polvo justo cuando ves tu catedral en ruinas sientes como tu Dios escapa o muere o desaparece comienzas a denunciar el desastre pero todos se hacen los sordos y gritas la injusticia pero todos se hacen los ciegos y vas a los medios televisivos para denunciar el acto terrorista y todos se hacen los mudos salvo los demoledores que te gritan CRISTIANO DE MIERDA te amenazan de muerte te encañonan y no te queda más que alejarte con la rabia entre los dientes y soportar el escarnio de aquellos que terminan de carcajearse escupiendo sobre la imagen quebrada de Cristo Pero si en vez de iglesia te hablo de nuestro cerro sagrado y si en vez de Dios te hablo de espíritus y ancestros y en vez de dinero y sacrificio te hablo de coca y maíz ofrendados o te hablo de árboles en vez de cruces o de ríos en vez de santos y si en vez de catedral de nuestra ceiba sagrada y de un bosque que asciende por la montaña que al detonarse escapó el Jaguar la rapiña la serpiente y murieron nuestros espíritus y desaparecieron nuestros ancestros y al denunciar este acto contra la vida todos se volvieron sordos, o ciegos o mudos salvo quienes nos gritaron INDIOS DE MIERDA mientras nos amenazaban y encañonaban y con la rabia entre los dientes soportamos el escarnio de aquellos que terminaron de carcajearse escupiendo sobre el cuerpo de Pachamama convertido en desierto La Compostura del Agua “De los ríos, somos custodios ancestrales el pueblo Lenca, resguardados además por los espíritus de las niñas, que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos, es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta.” - Berta Cáceres, Honduras Estuvimos aquí por la fuerza de los nahuales intentando recuperar los lugares sagrados vivimos en la insurgencia como una ceremonia guiadas por las niñas del agua -espíritus-mujeres-ancestras- pues fue aplastada toda nuestra expresión de vida lesionada toda espiritualidad la rebelión fue nuestro derecho en Río Blanco o en Gualcarque no hubo Guacasco no intercambiamos sombreros ni bailamos ni nos sentamos en las piedras a negociar por el contrario nuestro cuerpo fue el territorio donde se concentró la violencia el enclave instaurado por los prestanombres el portaviones de otros militares que nos usaron de laboratorio pero dejemos claro al sacrificarnos como las aves durante la Compostura hicieron de nuestro rostro un símbolo al igual que la pacaya y los helechos al igual que el ála que como la chicha corre alrededor de los altares nos convirtieron en ángeles de lluvia y ahora ofrecemos nuestro espíritu como tributo a todas las comunidades recuerden que somos hijas del copal y la candela somos la voz de Berta la de Santos Domínguez la de Tomás o Lesbia la del pueblo Lenca implorando justicia somos la anciana que canta por todos los hermanos es la llamada a todos los Santos el Padre del pueblo diciendo yo creo que dar la vida por defender la vida no es perder la vida es vivir para siempre somos el grito tejido por mujeres que exclaman recordá que somos hijas de Lempira señoras del cerro por eso sigamos guiándonos por los astros veneremos al lagarto y al garrobo agradezcamos al corazón del Cielo al corazón de la Tierra y levanten con cohetes a los que lloran por eso les pedimos que mientras se lavan los ojos con el humo del copal y hacen la ofrecida al maíz esculpan en nuestras casas un Lepa de piedra y en una loza de barro escriban en Poton PODRÁN CORTAR LAS RAMAS PERO NUNCA PODRÁN MATAR LAS RAÍCES El cementerio del Jaguar “200 personas defensoras de la tierra y del medio ambiente fueron asesinadas en 2021”. Global Witness, 2022. Les hablamos desde un sitio oculto en lo más profundo de la montaña donde nuestro grito es rugido y nuestra mirada -siempre desafiante- se postra en los ojos del Jaguar que resguarda nuestro espíritu un lugar subterráneo submarino sagrado donde yacemos quienes ofrendamos la vida antes de imponernos el silencio en este cementerio somos árboles que resguardan en sus raíces los secretos de nuestras luchas somos estalactitas y roca basáltica tierra y musgo el inicio de una nueva estirpe bendecida por el río protegida por abuelos y nahuales aquí permanecemos vigilantes de nuestras tierras de nuestros seres queridos a través del vuelo de las lapas que regresan siempre por la tarde con noticias aquí les gritamos no derrochen sus fortunas explorando las selvas ni enviando satélites o tropas al igual que el Dorado este sitio es inaccesible para quienes tienen pavimentados los ojos lograron desaparecer nuestros cuerpos alcanzaron apagar nuestras voces como al canto de las ranas o las loras pero nuestra energía es inextinguible se mueve sutil entre el pasto empuja al viento y al aguacero que provoca las crecidas que arrasan con sus máquinas y sus diques desde este lugar alimentamos de calor al huracán nutrimos de furia las voces de los pájaros endurecemos la corteza del Poró y del Cedro y hacemos retumbar las cavernas para sepultar sus minas como ustedes hicieron con nuestros huesos en este cementerio no ocupamos lápidas nuestros nombres están en la memoria de la Ceiba en los muros de los pueblos nuestros nombres habitan dentro del Jaguar que los ronronea cuando se acurruca en nuestro pecho.

Sebastián Miranda Brenes (1983, San Pedro de Barva Heredia).
Escritor y gestor ambiental. Es docente del INA y de la UCR y hace 10 años vive en la zona del Caribe costarricense. Ensayos y parte de su obra poética ha sido publicada en diferentes revistas digitales latinoamericanas. En el 2013 publicó su libro Antimateria, dentro de la Colección Cuadernos AmerHispanos, en México. Publicó el libro El sudor de la morfina (Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica 2020), en 2022 publicó Luminiscencia en una coedición con New York Poetry Press, Estados Unidos y Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica. En ese mismo año Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica publicó la segunda edición del libro Antimateria.