Tres poemas de Fernanda Sánchez Arévalo


Poema para dormir y soñar
 
Llueve, sí, así empieza un poema.
¿Qué tal el clima? ¿Y la nieve?
En tu dedo hay estrellas.
¿De qué color amaneciste?
Yo te sentí amarillo entre la piel.
¿Te miraste al espejo?
Las rosas te mostraron los colmillos,
mordieron tus recuerdos. 
¿Y el día a día y el cansancio?
¿Y los peces que nadan en el pecho?
 
 

Junio
 
Estas flores de junio que se asfixian
aguardando aguaceros que demoran
y aquellas nubes que en el cielo moran,
pero esta vez al sol ya no acarician.

Y las tardes que de aroma se envician
y de color se visten, y enamoran
a los callados árboles, e imploran
el frescor de un verano que codician.

Y yo de tanto junio saturada,
cansada del silbido de las aves
clamo por el silencio en la alborada,

mas en la dulce miel están las claves
de esta opresión de primavera hastiada,
líbrenme del zumbido, marchen naves.
 
 
 
La vieja canción que sólo ellas conocen

Desciende a la cueva,
olisquea los huesos, 
que vigilante halló.
Lame los poros
en busca del tuétano.

Y mientras la música del viento
le acaricia el pelaje, recuerda
la vieja canción 
que sólo ellas conocen.

La loba despertó.

.

Fernanda Sánchez Arévalo (CDMX, 1972). Estudió Ciencias de la Comunicación. Ha cursado talleres de narrativa y cuento a distancia y talleres presenciales de poesía y ensayo. Fue seleccionada para la compilación iberoamericana de poesía, Poetas de la era del vacío (2011), Cascada de Palabras, cartonera, México. Ha publicado poemas en revistas electrónicas y comunidades literarias.

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