Vine a esta ciudad por una cita casual con una mujer y ahora han pasado siete años. Y crucé el puente hacia esa otra ciudad por una cita con una mujer (que también fue casual). A todos los lugares a los que he ido ha sido por una mujer. Y, a pesar de todas mis vacías afirmaciones de que las mujeres son desleales, mi guía fue siempre una mujer. Una mujer me dio a luz, y una mujer tomó mis dedos y comenzó a escribir (y todavía escribe, aun después de su muerte). Cada casa en la que he vivido fue construida por una mujer o propiedad de una mujer o perdida por una mujer. Mi país es una mujer y esta diosa madre por cuyas calles arrastro una cruz es también una mujer. Y en una vida pasada, cuando mi cadáver estuvo expuesto y les prohibieron enterrarme, fue una mujer quien surgió de las sombras para acostarme en la tierra. Cuando nadie me creyó, una mujer lo hizo, y por una mujer viví la vida al máximo. Es lamentable que sólo hombres llevarán mi ataúd esta vez.
Escríbela
Escríbela, la que huye de ti y se desliza de tu abrazo. Escríbela con letras o con balas con rechazo o con permiso.
Escribe una sola palabra antes de partir.
***
Escríbela, tu palabra, aunque sea el testamento de un hechicero a su llama extinta. Y tíralas lejos: sus palabras envenenadas.
***
Digo una palabra y la expulso antes de saber qué es. Me mira como a un sirviente, como a una madre, a una abuela, a una mujer que vende amor en la calle. Me mira como a un santo. Cada palabra me mira y dice: Tú me desterraste.
Un esbelto amanecer
El amanecer yace tras las pesadas cortinas de un tiempo agotador. El amanecer siempre yace detrás.
En las curvas, los abismos, las brechas, el amanecer acecha tan afilado como una espada.
El amanecer desenvainado de Dios tiene por vaina la oscuridad.
En la oscuridad
Damos una mala reputación a la oscuridad pero yo estoy en deuda con ella: es la gasolina para mi imaginación. Yo soy la oscuridad. Escribo mis palabras, cierro mi libro antes de que llegue la luz.
Mientras Umm Kulthum canta
Un avión sobre un rascacielos con un mar detrás mientras ella canta desde más allá de tres décadas. Y otro avión, pero su voz no se sacude, no tiembla.
Un avión, un rascacielos, un mar más allá de su voz.
Mujeres
Mujeres del siglo xiv después de Cristo se esconden tras velos, armadas con dagas. Mujeres del siglo viii después de la Hégira machacan pimienta negra, la mezclan con kohl y preparan sus sandalias para la guerra. Mujeres del futuro pueden apagar el universo con sólo presionar un botón.
* Todos los textos pertenecen al libro Exhausto en la cruz (Vaso Roto, 2022).
Najwan Darwish(Jerusalén, Palestina, 1978)
Posee una de las voces poéticas árabes más destacadas del momento. Desde que publicara su primer poemario en el año 2000, su obra ha sido aclamada en todo el mundo árabe y más allá como una expresión singular de la lucha palestina.
Ha publicado nueve poemarios, ha sido traducido a más de veinte idiomas y galardonado con varios premios internacionales. La traducción al inglés de este mismo poemario, Exhausted on the Cross, ha sido premiada con The Sarah Maguire Prize (Reino Unido, 2022) y finalista del PEN Award for Poetry in Translation, del Derek Walcott Prize for Poetry y del National Translation Award (Estados Unidos, 2022).
En la actualidad, Darwish vive en Palestina, desde donde dirige la sección cultural del diario árabe Al-Arabí al-Jadeed (El nuevo árabe), con sede en Londres.
Traducción al español por Frances Simán (Honduras, 1984)
Traductora y editora. Fundadora de la editorial Los Amorosos y parte del consejo editorial de la editorial Cisne Negro en Honduras. Ha traducido varios libros de poesía entre ellos Un águila en los reinos de la nieve de Jidi Majia, ¿Qué es poesía? de Lawrence Ferlinghetti y Exhausto en la cruz de Najwan Darwish. Recibió el Premio Inca Garcilaso de la Vega 2023 por sus aportes a la traducción y edición en Honduras, y el Premio Equinoccial 2023, homenaje en el Festival de Poesía Paralelo Cero, Ecuador.
Es niebla que está llena de poros Es humo cargado de mi sudor, Es ceniza cargada de agua. Hay una luna roja a tempranas horas de la mañana Que baja al oeste, y se esconde en la bruma Como si nadie la viera. Como si no supiera que la estábamos mirando. Es un día que empieza como una tarde, es una mañana que se indica en la casa del vecino y no en la casa propia. Y hay que callar a los niños, hablan mucho, Quien sabe lo que piensa la gente. Pongámolos todos juntos en una olla en el piso Para que cuando despierten bendigan el día Por no estar en el fuego quemando. Para que vean la mañana presionada por la ventana Y todos los muros negros, Y todo negro. Y los niños se preguntarán si acaso ellos también están negros. Si se quemó la casa Y la olla los salvó a ellos. Cosas de niños mientras sube el sol. Y nosotros estaremos tomando el café. En la humedad todo es húmedo, No hay nada más que húmedo. Húmedo el vapor blanco de café, Húmedo el aire, húmedo el cielo Húmeda la luna roja, húmeda tu mano larga Húmedo yo de sudor de cama, con sus olores peculiares. Húmedos y pegajosos estos niños que se han salido de la olla en el piso del cuarto. «La casa está negra papá» «Se quemó la casa» Y lo mirarán con esos ojos asustados y protuberantes De la pequeña cabeza. Y será húmeda mi risa, Y un zanate me dará respuesta en el mañana. Los niños se mirarán aún más asustados. «No niños, es que es temprano. ¿Cómo explicarles? Cuando el sol madruga y se adormece da su luz sólo a una cara de la moneda. La más buena.» (Cuando es sol madruga y se adormece se pone bobo y generoso, se hincha cómo un borracho, despilfarrando su luz. «Pero yo creo que el sol se hincha más al mediodía, cuando es muy fuerte y quema» «No, cuando es mediodía se pone como alfileres picándote».)
«Yo también vi que los árboles estaban quemados afuera, papi» «De alguna manera el sol es el único fuego que es capaz de prender la llama en esta humedad reshogante. Es un fuego que quema todas las cosas, incluso a nosotros, estatuas de carbón al alba.» Los niños ya no lo escuchaban, se habían ido corriendo adentro y se habían vuelto a amontonar en su olla, temiendo ser transformados en estatuas de carbón en la mañana. La habitación era el lugar más oscuro de la casa a esas horas, todo negro. Lo único que vieron fue el resaltar de la ventana entre Colores dando zancadas hacia el gris-azul más maduro. El café se estaba enfriando, La luna había desaparecido, Las aves tímidas empezaban a cantar. El rostro de ella tan húmedo, Mucilaginoso. Se levantó y le dio un beso, húmedo Y su boca quedó seca. Y su mujer húmeda en la bruma Empujada al mar, Por el nuevo día por empezar.
Piedades
A los niños les dijeron que no hay que meterse descalzos en los potreros
donde el pasto está seco. Eso se lo dijeron ayer. Dicen que si uno lo hace los pies se amarillentan y se secan como hojas arrancadas y dejadas solas solitas toda la tarde en el patio. Los niños se metieron a un potrero donde el pasto estaba alto y seco, muy seco. Pero no se fijaron en ese momento, por que los niños nunca se fijan, o talvez solo vieron la cantidad de guayabas en el suelo maduras, vieron los gusanos blancos en pulpa, sintieron el olor dulce a guayaba dulce y rosada bien madura y no el olor áspero a guayabas verdes, que son duras como piedritas y sirven solo para jugar a la guerra. Los niños sintieron mucha hambre y se treparon al árbol de guayabas; los niños son así, felices, más aún cuando uno más alto en las ramas comienza a tirarle guayabas doradas a los de más abajo. Algunas las tiran al suelo, donde se aplastan y hacen una masa densa, dulce y polvorosa que pronto se llena de avispas. Los niños comen las guayabas y escupen las semillas. El sol, convertido en una gran guayaba, se pone.
"... oigan, vean que el sol no es rojo. no ve la cantidad de espejitos blancos que parecen las hojas?" "si.. y que" "eso quiere decir que la luz es blanca, y el sol es blanco también"
Nadie le creyó y siguieron comiendo guayabas y tirando otras llenas de moscas al suelo. cuando el sol se puso se dieron cuenta de que habían dejado las chanclas lejos allá debajo del árbol. se dieron cuenta que en el potrero la tierra estaba seca, muy cuerosa. Nadie se atrevió a bajar. Aunque escucharan los gritos de sus madres, los insultos de los padres gritando "pendejos", Tuvieron miedo. y cuando el miedo sabe a guayaba y cuando el miedo sabe a guayaba y cuando es dulce y lleno de semillas
el sol se pone y el alma del niño no es más roja
es blanca.
El día de los yigüirros
«nunca mires el cielo» me dijo mientras corría a guardar su machete.
Acababa de caer un rayo, no, no solo cayó. Un rayo nos golpeó en pleno pecho y dentro algo se soltó y dio dolores. Levantamos un poco los ojos a las nubes por susto, por respeto, y alguien nos aferró con dos manos el cuello y la base de la nuca, sus manos ásperas presionaban los huesos del cráneo a través del cabello, moldeándonos en una sola cabeza, nuestras vísceras frescas amontonándose dentro cómo esta masa de nubes.
Sonó otro trueno, dijeron después, y empezó a llover duro, un aguacero fuerte, los árboles doblándose y se tapó el cerro cómo en una niebla de granizo dura.
Aquel día que paró de llover y se despejó la tierra de los charcos Bajo las pisadas de las botas, en los montes de zompopa hallaron Dos cráneos destrozados.
De allí en adelante los yigüirros nunca dejaron de cantar yi-i-güi y-i-güi los yigüirros allí gritan mientras comen zompopas, yi-i-güí yi-i-güí yi-i-güí los yigüirros allí gritan; allí es donde se lamentan los yigüirros mientras devoran zompopas.
las nubes no se miran, nunca.
me lo ordenaron esta mañana los señores que me hospedan aquí, me tienen cariño, y saben que tanto yigüirro no es bueno:
muchos montes de hormiga roja tienen entre el maíz.
Nicolas León-María del Valle nació en el 2008 en San José, Costa Rica. Es un apasionado de la literatura hispana, filosofía, y poeta. Además se dedica a la botánica y agroecología. Es el fundador del proyecto dedicado a esas temáticas llamado Huertas Chayamansa. En el 2023 estuvo escribiendo una colección de poemas y cuentos llamada Onirismos y desde finales de ese año hasta el día de hoy está escribiendo un poemario llamado Esperanza y Abandono. De este último poemario tiene publicados unos poemas en una revista digital del Perú.
Goran Vojnović
Yugoslavia, mi tierra
Libros del Asteroide, 2017
Barcelona
365 páginas
Por: Luis Miguel Tapia Bernal
Este año en mi cumpleaños, recibí una novela extraordinaria que leí como se bebe un buen vino, saboreando y degustando cada página, sorbo a sorbo. Una obra inquietante, sensible y profunda, de esas joyas que aún pueden encontrarse en medio de esta sociedad líquida donde los libros son un objeto más de consumo, pensados únicamente para vender con fórmulas garantizadas que, en el mejor de los casos, son simplemente buenas narraciones sin más.
El libro es Yugoslavia, mi tierra, del esloveno Goran Vojnović (Liubliana, 1980) quien estudió comunicación audiovisual, es guionista, director de cine y televisión. La edición está a cargo de Libros del Asteroide, con una traducción impecable de Simona Škrabec que nos ofrece notas muy precisas y valiosas para poder comprender aún mejor el contexto, las palabras, el sentido y los personajes o acontecimientos históricos involucrados. De momento en español, es el único libro traducido de este escritor, que ya es considerado de los mejores de su generación. Ha publicado artículos, poesía y su obra ha sido traducida a varios idiomas.
La historia tiene una premisa aplastante: un hijo cree que su padre murió y años después, buscando en internet, no sólo descubre que está vivo, sino que está acusado por crímenes de humanidad en la guerra de los Balcanes, por lo que decide empezar su búsqueda, en medio de los recuerdos, el desconcierto y una serie de destinos rotos, donde la guerra, que es herencia de años y que marca generaciones va dejando cenizas a su paso.
Vladan, el protagonista, perdió su mundo y su país. Un día inesperado, debe dejar su ciudad natal cerca del mar y se va sin despedirse de sus amigos con los que compartía códigos y aventuras. Las familias del ejército debían salir para, ¿ponerse a salvo? Ahí comienza un desplazamiento y un mundo que se rompe cada vez en pedazos más pequeños, que le hace perder su idioma, su identidad y lo lleva directo a la orfandad y la soledad más profunda. Así pasan los años y conoce a Nadja, su novia, con quien vive, pero con quien no puede abrirse, porque su pasado es un tormento al que no quiere volver. Es entonces cuando comienza el camino detrás de las huellas de su padre, entre la esperanza, la duda, la guerra interna, la contradicción y el miedo.
La novela se sostiene en todo momento en un equilibrio entre la precisión y la sensibilidad, con una arquitectura que va mezclando el pasado y el presente, las ciudades, los países, las ideologías, los extremos, el trasfondo político, los ecos de una guerra, la desconfianza que se respira en el aire, la música y sus consignas, Eurovisión, los partidos de futbol, los vecinos, las tardes llenas de momentos memorables en medio de lo cotidiano que se valoran profundamente justo cuando ya no están, los abrazos fraternos, los juegos, las bebidas que desaparecen, los padres de otro tiempo, los secretos, las explicaciones, los que fueron y ya no pueden ser.
A lo largo de las páginas toca muchos temas que va desmenuzando e interpelan al lector. La ceguera elegida que todos en algún momento tomamos como salida ante una realidad dura y terrible. La dualidad o las muchas formas que una misma persona puede adoptar ante las situaciones. La relación tan compleja entre padres e hijos que cargan su propia historia y sus secretos. El duelo y sus muchas caras para afrontarlo, postergarlo o dejarlo abierto permitiendo que se convierta en un fantasma que aterra y persigue con los dientes afilados del dolor que te muerde y no te suelta. El amor y sus formas, y esa vida que va mucho más allá del blanco y el negro, donde las víctimas son perpetradoras y los perpetradores fueron, son o serán víctimas. La huida como única forma de vida que te convierte en un cobarde que sólo sobrevive. Hasta que enfrentas el miedo, lo miras a la cara y confrontas todo aquello difícil de procesar. Aunque hay experiencias tan complejas que no es sencillo acomodar, pero que al menos al mirar de frente permiten poder tejer la vida en donde se rompió.
Es un libro lleno de contrastes, donde no es necesario juzgar, señalar, o meter una moralidad que entorpece el fluir de la vida y menos en una guerra donde los códigos cambian por completo, ya que se despliega toda una serie de propagandas, fichas que se mueven, heridas que se reabren, elecciones personales o simples respuestas ante los acontecimientos abrumadores. Lo cual no significa dejar de señalar los actos, sino poder mirar un panorama más amplio como el que logra ir trazando Vojnović.
Hubo una frase en especial que quedó retumbando en mi: «La soledad es el lastre de todos aquellos que sueñan que son inocentes». Esa inocencia que se busca preservar para poder vivir, a veces elegida y otras como producto de las acciones, las respuestas, los patrones que surgen y no se cuestionan, aunque se mantienen en el tiempo, pero al verlos perdemos la inocencia para adueñarnos de lo que nos toca. Pretender la inocencia ante las situaciones en las que interactuamos es garantizar el abandono de uno mismo.
Espero puedan leer pronto esta gran novela y deseo que se traduzcan y lleguen más libros de este prometedor escritor.
Goran Vojnović (Liubliana, Eslovenia. 1980)
Estudió comunicación audiovisual, es guionista, director de cine y televisión.
Luis Miguel Tapia Bernal (México)
Sociólogo y psicoterapeuta. Autor del libro: Las intermitencias del amor (2019)
Ser madre me fue negado contra la voluntad o el deseo.
Mi cuerpo no podría soportar ese peso.
Moriré sin haber germinado dentro de mí otra semilla.
Nadie heredará mis ojos, ni mis hijos tendrán su piel dorada.
mal de ojo
* Me reconozco dueña de este cúmulo de malos sentimientos que buscan su salida por los ojos.
** Mírame. Lo que no se nombra, no existe; lo que no se ve, no existe.
Pero yo existo y lanzo maldiciones, como si mis ojos lanzaran relámpagos y fuego.
Conozco el rencor y el odio, que me son tan supuestamente ajenos.
No soy brisa ni resolana, soy huracán y con el peso de mi mirada te condeno.
mal de amores
* Tres figurillas bailando en el mueble de la sala me recuerdan tu cuerpo acercándose al mío.
La vida es eso que pasa mientras recuerdo que las plantas no deben mudarse, por eso tienen raíces.
Tú te mudaste al fin, nunca fuiste muy de plantas. A ti te gustaba la luz del fuego pero no querías arder.
Susto
* Vi a una madre perder a su hijo —más bien lo escuché— en un accidente automovilístico de la carretera federal número 16.
Soñé mucho tiempo con sus gritos.
Madre, cúrame el susto, quema la piedra de alumbre y deja que el fuego nos muestre la forma del miedo. Déjalo que salga. Déjalo que se queme.
XL
Sólo hay invierno junto a ti, amigo. Elena Garro
Algunas veces pienso que soy demasiado grande para tus manos.
Mi cuerpo es una montaña de piedras apiladas sobre tu cama, tus dedos dibujan senderos que nunca me alcanzan.
Nunca intentas abrazarme cuando todo termina, te haces pequeñito para llorar y te vas a la orilla de la cama: amenazas con lanzarte de ella como de un desfiladero.
Tus palabras son recuerdos lejanos de todas las ciudades que no he conocido.
Respiro, cierro los ojos. Te espero. Y tú, cada vez más distante, como un peso muerto, confirmas que soy demasiado grande para tus manos.
Johana Rascón (Chihuahua, 1995). Licenciada en Letras Españolas por la UACH. Autora de Migraciones (Tintanueva, 2018) y Entre las hojas (Sangre Ediciones, 2024), poemario con el que obtuvo el Premio Estatal de Literatura Joven “Rogelio Treviño” en 2023. Fue beneficiaria del FOMAC (2020), textos suyos aparecen en diversas antologías y revistas digitales. Actualmente es docente y miembro de la Revista Fósforo. Literatura en breve.
1 Cuando era niño aprendí a descifrar el andar de las hormigas.
Supe que cargaban el peso del mundo cuando en la pared dibujaron una grieta y la casa se cayó a pedazos.
2 Coloqué un marco roto en la pared como un presagio de nuestro amor.
La fotografía era hermosa: las grietas de esta casa.
A la orilla del mar
a Lorena Aviña
En la noche más oscura te dije que el mar era parte del horizonte.
Allá, a lo lejos, si te fijas bien alcanzas a ver la línea que los divide, respondiste.
Y entendí que tus ojos eran mar y horizonte, la inmensidad más hermosa y el destino al final de mis pasos.
Lenguaje prehistórico
(roar)
Voy a tratar de enseñarte este lenguaje prehistórico hecho de pequeños rugidos anteriores a la palabra.
Primero tienes que cargar en la bolsa un pequeño dinosaurio de plástico como un amuleto: como una llave que abra la puerta de la historia, de la memoria, y alcance a susurrarte los misterios de la tierra antes de todo: antes del pequeño fin del mundo, para apreciar todo aquello que los dinosaurios conocían; y ver, desde sus ojos, un mundo primigenio.
Luego tienes que recordar los días de sol, la lluvia y la tierra mojada, las tardes en el jardín. Y susurrarle al dinosaurio todas las palabras de amor para que vea desde nuestra mirada el mundo después de todo y sepa que siempre se puede comenzar de nuevo: no importa que parezca que el mundo se ha terminado.
Eso es todo lo que sé. Sigo buscando un rugido que concentre todo lo que quiero decirte.
Qué más puedo agregar, amor. Tal vez los dinosaurios sí podían nombrar esto que sentimos.
Los dinosaurios no conocieron las flores
Los dinosaurios no conocieron las flores, me dices triste, porque a ti te gusta mucho ver florecer tu jardín y te gustan los girasoles y los claveles y los dinosaurios.
Pero cuando los dinosaurios vivían las flores no eran ni una promesa.
Tal vez los dinosaurios no sabían llorar y no pudieron regarlas.
Tal vez las flores fueron un regalo y un recordatorio.
Imagínate: un dinosaurio con flores llamando a tu puerta; un dinosaurio muerto en tu jardín para que puedan florecer los girasoles, las rosas, los claveles.
Los dinosaurios no conocieron las flores: imagina su tristeza.
La casa
1 Te bauticé con nombre de piedra: por eso fuiste tumba y cimiento.
2 La casa no resucitó al tercer día. De entre las ruinas sólo se levantó el polvo.
3 Hoy recogí la última piedra del escombro para lanzarla al mar. Imaginé que estaba atada a mi cuello.
4 Tengo miedo de escribir tu nombre. Escribiré la casa y de todas maneras sentiré que te nombro.
Luis Fernando Rangel (Chihuahua, México, 1995). Escritor y editor. Sus libros más recientes son La mano de Dios y Cuando nuestros huesos sean fósiles. Ha recibido el II Premio Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press, los Juegos Florales de Lagos de Moreno, el IV Premio Nacional de Poesía “Germán List Arzubide” y el Premio Estatal de Poesía Joven «Rogelio Treviño». Ha sido becario del FOMAC (2023, 2017) Textos suyos han sido traducidos al inglés y al italiano y aparecen en revistas y antologías de México, Ecuador, Colombia, Argentina, Chile y Estados Unidos. Forma parte de Fósforo. Literatura en breve y Sangre ediciones.
Traza luz: líneas, círculos estruendos, parece llenarse todo de soles, escombros, polvo milenario.
El colibrí fija mirada sobre Al Saba, que tatúa su historia en la mano del niño.
Debe subir pronto antes que las dagas corten sus alas.
Al Saba confía en el dibujo estampado en la memoria de su hijo.
Solo las noticias sabrán la biografía de ese tatuaje encontrado bajo un mar de sed, la huella de su nombre en la mano abierta.
El colibrí amasa con su pico dolores conocidos, los detalla, los decolora.
Hasta dar con el último respiro de un cuerpo, el suyo, borrado del tiempo.
AVISTAMIENTO
A la hora exacta de su orbita, la Estación Espacial Internacional divisa el exterminio.
Is there anybody out there? pregunta la mujer que recrea su muerte.
Desde una escotilla se logra divisar su diario, sus páginas manchadas.
Polvo interminable grietas dibujos de escolares desperdigados por donde antes pasaban calles y la felicidad.
Al hacer zoom desde lo alto el horror parece vestido de una bomba que acaba fragmentando el día.
Como en una pintura de bansky hay columpios con almas pequeñas que aún juegan con sus ropas.
Hasta decolorarse.
BORDERLINE
Al cruzar todo se convierte en historia.
Una foto de familia cuelga del único lugar puesto en pie.
Me devuelvo a recuperar la imagen: todos, absolutamente todos, Hemos sido borrados para siempre.
TEORÍA DEL COLOR
Abril sucede devela inquieta los sonidos de Saturno y sus anillos que no caben en cualquier dedo, que juntos hacen manos como mariposas y luego vuelan.
Abril viene Y se queda.
Es un par de aretes ondulando la quietud. Los despoja.
Se advierte.
Viene caminando como luz y algo de agua en sus contornos. Siente tacones lejanos como lo de Almodóvar andar después, entrar a la locura desde un día de sol, y salir intacta Y contundente de sus rayos.
Se detiene.
Pulsa, algo parecido a un corazón, pulsera. Tacto.
Luego viene abril, con sus colores a musicarlo todo, a quedarse indefinido como el mes más absoluto y tierno de la historia.
Guillermo Acuña González (Costa Rica, 1969).
Sociólogo con una especialidad en comunicación social. Docente universitario, investigador social y especialista en temas migratorios a nivel regional centroamericano. Como escritor, perteneció al Taller de Literatura Activa Eunice Odio en Costa Rica, entre 1990 y 1993. En poesía ha publicado 9 libros en Costa Rica, Guatemala, EL Salvador y España y en cuento dos libros en Costa Rica y Guatemala. En el año 2020 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría en la rama de ensayo, por una publicación sobre migraciones en Centroamerica. Ha sido invitado a Festivales de Poesía en Colombia, México, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Desde 2020 conduce un espacio de comunicación virtual sobre arte llamado “Zona de recarga”, en el cual conversa con personas artistas de América Latina y El Caribe. Este programa puede ser consultado en sus redes sociales y su Canal de Youtube Zona de recarga.
Quien entiende a las mujeres y su maldita costumbre de desaparecer para luego aparecer dentro de una maleta
de subir a carros con hombres desconocidos para aparecer con los pantalones abajo sin decoro su gusto de tomar el sol denudas en el desierto con mal olor con mal color mientras la vida se ampolla
maldita su costumbre de desaparecer en un país y aparecer en otro colgadas de un árbol o estrelladas contra el pavimento son ganas de volver loco a cualquiera
¿Quién entiende a las mujeres?
Niña que escucha por primera vez a los Beatles
Penny Lane está en mis ojos y en mis oídos Allí, bajo los cielos azules de los barrios de la periferia
Domingo comienza sin tacha la luz de mayo se rompe en las ventanas como lluvia deshojada una niña se da vuelta en la cama para quedar de pie en el aire en el portátil el single perdido de 45 Penny Lane en Liverpool desaparece una calle cuando una niña escucha por primera vez a los Beatles llamarada de girasoles entra a sus oídos la manzana verde gira en su centro asciende y desciende por su cabellera dormida anoche era abril cuatro hombrecitos de pelo redondo la miran desde la portada son lirios con pies una niña con ojos de caleidoscopio viaja dentro de una espiral en los barrios de la periferia tiene un latido múltiple un mordisco de estrellas bajo los cielos azules entre sus brazos sostiene una canción se despide de Margarita hola Penny Lane hola Penny Robinson a sangre tibia una niña escucha mientras se vuelve tres a contraluz
Esta muerte
A ti y a mí padre nos persiguen los amaneceres vacíos somos huecos que regresan cada tarde para sentarse a la sombra
en la casa han arrancado el viejo árbol era lo único vivo que quedaba sus hojas siguen cayendo tiemblan con el terror de las historias las paredes hablan los clavos recuerdan secretos nadie sabe por qué la casa sigue en pie en ese suelo indefenso donde quemaban nidos de golondrinas
padre tus palabras serán espejismos mañana nunca pedirás perdón me quedaré en tu cama pálida pero no amaré tu fantasma ni visitaré tu lápida tampoco soñaré que existen dioses para juzgarme
en el suelo sólo quedan palomas envenenadas y mis puños cerrados
Buchonas
Encienden caderas para el perreo mueven su pelo largo-largo igual que sus pestañas trucadas las plataformas Louboutin tajan el humo …estas damas de pecho y labios hinchados afiebran miradas influencers del exceso cicatrizan a una voracidad distinta aparecen en revistas del espectáculo a stiletto firme se adentran en nuestra cultura en Instagram alguien mira sus cuerpos y sus pistolas de oro voluptuosas reconstruidas redibujadas emperatrices de las uñas artificiales más brillantes que su joyería de 18k y su ropa strech de marca detrás de las grandes cantidades de solución salina late un corazón a la sal también le duele el tiempo aunque se gustan estas reinas del selfie tienen fecha de caducidad por eso llevan un inventario de nombres idos en su desnudez en polvo y cristal el dinero sí importa en ti en mí, y en el corazón
Buscadoras
un país guarda más de 60 mil desaparecidos
mujeres buscan en esta polvareda cuerpos atravesados de violencia en lo más oscuro lo más hondo entre la obra negra de asesinos son mujeres talladas a fuego con los brazos y las uñas abiertas para remover el polvo en el dramatismo del instante estas pepenadoras de muerte dan golpes profundos de tierra son mujeres fuera de sí las más abandonadas caídas del sueño huérfanas de hijos excavan hablan con dios esté aquí mi muerto sus ojos se ahogan son mujeres las más valientes entre escombros de carne y tela son pedazos de luna a corazón abierto su respiración parpadea como flama pero no se extingue
Iliana Hernández Arce. Guadalajara, Jal. Becaria del CECA 2013. Ha publicado los libros: Suicidario (2013). Relámpago Inmediato (2017) Trend (2017;2019). Alas de papel volando (2018), Negrario (2020). Nuevo diccionario de las palabras que debieron desaparecer pero garabarean una moda insidiosa (2022;2023). Fundó y dirige el taller de poesía y autoficción Calle de Cervantes. Produce y conduce el programa radial Poesía on the rocks desde 2016.
No ser la obra, sentirla para darla a luz traerla al mundo en forma de semilla. No serla, que no hable de un rostro mortal sino de sí misma ser solo la mano que construye el camino de piedra para que sea ella cotiledón a la espera de la lluvia el uno dialogando con el todo, o respuesta, en el oído del hombre que pregunta.
POESÍA MÍSTICA
Evolucionar, encontrar seres humanos en los enemigos, desmitificar la muerte como un final, creer en las palabras sentir en ellas la inmortalidad descubrir el secreto y saber celebrar a Dios desde el arte de ser uno mismo.
UN RATO LEJOS
A falta de palabra escribo con rayos de sol, la caricia tinta que entra por la ventana para darme voz y confesar que temo —la lluvia intenta alejarme del patio— En el espejo, dibujo el pasado. Los patos y el polvo olvidaron mi nombre, ya no huyo de lo cotidiano, ahora solo intento entrar pasar un rato lejos conmigo mismo.
DIOS ORAL
Dios está en el sexo y tu sexo lo tengo en la boca. Respiro, caes rendida en la oscuridad.
DOMINGO
Es de noche llueve sobre el edificio de la gobernación, los libidinosos buscan en la piel su consuelo las gotas caen y duelen transeúntes sin casa se pasean buscando colillas la esperanza no humedecida o algo que combata la cabeza. No hay nada, solo lo de siempre pies descalzos y frío bajo las columnas del hambre mientras llueve sobre el edificio de la gobernación.
Ayran Riascos Mondragón (1993)
Es un poeta trans caleño, licenciado en lenguas extranjeras y formulador de proyectos en la Universidad del Valle. Ha sido conferencista y poeta invitado del Festival Internacional de Poesía de Cali en sus ediciones XX, XXI y XIII. Ganador del primer puesto en la categoría adultos del XV Concurso de Poesía Inédita de Cali. En noviembre de 2021, publicó su primer libro El que camina gracias a la Convocatoria Nacional de Estímulos 2021 del Ministerio de Cultura. Sus poemas han sido publicados en diversas antologías y revistas colombianas y del exterior.
Kari Obando Coral Mamífera Nueva York Poetry Press, 2023 88 páginas
Por: Silvia Elena Guzmán
Como el negro cruzado con el indígena, de acuerdo con la clasificación colonial, daba origen al zambo, algunas personas, haciendo una confusión inexplicable, han expresado que el guanacasteco desciende de los zambos mosquitos. Esto muestra en cierta forma un grado de ignorancia bastante grande acerca de nuestra historia. El zambo del Pacífico Norte de la actual Costa Rica es más bien el llamado “cholo” guanacasteco, en el que subsisten numerosos rasgos negroides, por caso el labio grueso, la nariz chata o el cabello “pasudo” o más bien “pasuso”, como se dice hoy en Costa Rica. -Carlos Meléndez, Quince Duncan; El Negro en Costa Rica
He declarado ya en cada oportunidad que tengo, que mi interés en la escritura y en el estudio de lo literario tiene un mandato irrevocable por el presente. Y si bien valoro y respeto los estudios sobre la literatura que nos precede, así como es de mi entender la gran necesidad de las genealogías literarias, especialmente cuando de literatura de mujeres se trata; me pesa una voluntad por las letras contemporáneas, por aquellas que hoy se abren camino para manifestarse vivas, por hacer parte de la historia latinoamericana.
En la era de la sobreinformación y desinformación vale la pena ensanchar el presente y tomar un momento de calma para mirar desde el análisis crítico, lo que se escribe hoy: un hoy extenso que se sobrepone a los horarios de la productividad neoliberal, un hoy simbólico que habla de diversidad, visibilidad y resurgimiento. Es por lo anterior que en este pequeño ensayo me dispongo a la exposición del contexto y del texto del libro Coral Mamífera (Nueva York Poetry Press, 2023) de la joven escritora afrocostarricense Kari Obando (1994, Guápiles, Costa Rica).
Kari es una mujer caribeña afrodescendiente, creció siendo la “negrita” en medio de una familia blanca, del caribe norte de Costa Rica. Sin embargo, su sangre negra viene del otro lado del país, ella es afroguanacasteca, hija de aquella gente zamba, chola, de la tierra donde la historia de áfrica se fusionó con el maíz haciendo aportes fundamentales a la música, la comida, la agricultura y la cultura en general, que hoy sobrevive en este territorio colonial llamado Estado Costarricense. (Comunicación personal, 28 de agosto 2023)
La poeta reside en el Caribe Sur del país desde hace más de cinco años. En la comunidad de Cahuita tuvo la oportunidad de realizar su trabajo final de graduación para optar por el título de licenciatura en sociología. Su trabajo académico fue sobre el cuidado comunitario de las mujeres lideresas y cocineras de Cahuita, en medio del periodo más crítico de la pandemia del Covid 19. Tal investigación la llenó de una sensibilidad que no cabía dentro de la rigidez académica, es ahí donde nace la poesía de Coral Mamífera. En medio de la sensibilidad poética de una mujer-mamífera que crece y vive mezclada con el mar. (Comunicación personal, 28 de agosto 2023)
La autora es heredera y escribe en medio y desde dos plataformas literarias en Costa Rica. Por un lado, la herencia de las grandes poetas afrocostarricenses, tales como Eulalia Bernard, Delia MacDonald, Shirley Campbell y Queen Nzinga Maxwell, pues Coral Mamífera es un libro de historia negra, pero no es un libro sobre “La Historia Negra”. Más bien Kari, como es ya un estilo estético en las poetas negras costarricenses, cuenta la historia afrodescendiente desde un yo lírico plural que representa los pueblos afro del presente, del pasado y los pueblos ancestrales. En el libro hay claves metafóricas para entender desde la sensibilidad y no desde la razón, la historia de la africanidad y la negritud en Costa Rica y América Latina.
Recuerda esta forma de escribir de Kari aquellos versos de la primera mujer afrodescendiente en publicar un libro en Costa Rica, dice el poema “Mi amiga Historia” de Eulalia Bernard (Barahona Riera, 2023):
Mi amiga historia estás conmigo cuando todos se han ido. … Por ti querida historia trafico los ritmos del tam-tam.
El tam-tam nos recuerda que, en la historia negra las cosas se cuentan desde los símbolos de la cultura, “Mi tribu es una canción” dice Delia McDonald (2023). Esta manifestación cultural, evoca lo cotidiano, lo festivo y por tanto esta historia no es privada, no está quieta, ni es una sola, si no por el contrario es colectiva, popular y abierta. Pero también es una historia con muchos elementos místicos y ancestrales, una historia que se gesta en lo doméstico. Lo doméstico que es femenino, colectivo y poderoso; y que no se parece en nada a la premisa de privacidad y subyugación del patriarcado blanco o a las interpretaciones del feminismo hegemónico sobre este. Dicen los Versos de Delia MacDonald (2011):
XI Como todas las negras, mis tías saben coser.
Por las tardes construyen vestidos, e ilusiones de los retablos de las colchas y, a veces,
“igual que yo”
Oyen voces;
es el hilo con que tejieron sus vidas.
Estas poetas negras saben que escriben una historia de la otredad, pero desde su condición de “margen” no piden permiso para tomar la palabra, más bien la arrebatan con justicia entre sus versos. El poema “El Encuentro” de Shirley Campbell retrata exactamente ese gesto de las mujeres negras sabedoras de su pasado y su presente, que se enfrentan con LA HISTORIA, desenmascarándola para contar las verdades del borramiento y la negación de la cultura y el poderío africano y afrodescendiente. Pero en los últimos versos del poema, la poeta reconoce la necesidad de una historia, dejando abierta la posibilidad de reescribirla desde los lugares que han sido silenciados.
El Encuentro Después de todo era necesario desenmascarar la historia y hacerla escupir con sangre la verdad. Era necesario sentarla frente a los nuestros y hacerla hablar entonces habló. … Era necesario desenmascararla eran muchos años de estar esperando era mucho tiempo detrás de los otros …le amarré los brazos …la miré a los ojos …la pateé en el vientre …le pegué en la cara …y escupió llorando toda la verdad … yo la sentí muriendo …yo estaba llorando …es que no se puede vivir sin historia …no se pueden criar hijos sin historia (entonces sentí pena por ella) se lo merecía era necesario desenmascararla y hacerla escupir con sangre la verdad.
Kari, conoce la poesía que la precede, la exalta, pero devenida de su ser guanacasteco, la autora une en su cosmovisión negra, lo guanacasteco y lo caribeño. Coral Mamífera es un libro del encuentro de la negritud ancestral, que se manifiesta en este presente, en la voz de una poeta joven.
II Acariciame este rizado cabello que se vuela entre noches y espíritus. Escúchalos y sáname la pena con tus remedios.
III Toda la casa huele al chicheme con el alimentaste a tus hijos tus nietos al pueblo. Cociname con esas manos de olores madersos hechas de ceniza.
De la característica de mujer joven se enuncia el segundo espacio simbólico desde el que escribe Kari. Las poetas jóvenes costarricenses ya no están en las sombras y aunque las posibilidades de publicación son aún de acceso limitado, es evidente que en los últimos años las poetas jóvenes están tomando un espacio en la escena literaria del país. Entre el 2012 y el 2022 podemos nombrar una lista de 181 poetas con libros de autoría propia, algunas de ellas con más de una publicación y 14 de ellas con libros publicados en los últimos 5 años. Es cada vez más frecuente la inclusión de poetas mujeres jóvenes en antologías, festivales literarios y escenarios poéticos. Y principalmente son cada vez más los espacios poéticos y literarios (simbólicos y materiales) gestionados por mujeres jóvenes.
Citar una corriente o estilo literario único para la poesía de mujeres en Costa Rica es imposible sin embargo autoras como Magda Zabala, precursora del estudio de la literatura de mujeres en el país nos habla de un sistema tripartito en la poesía de mujeres,
para Zavala (1999), el cuerpo de las mujeres se convierte en espacio sociocultural y de poder (coloca a Ana Istarú como ejemplo) y el amor en puente de conocimiento. Por tanto, las mujeres forman un sistema tripartito en sus poemas: erotismo, poder y creatividad, para lograr romper con el discurso falocéntrico y autorregenerarse a partir de un erotismo militante. (Arroyo Carvajal, 2021, p. 83)
Si bien la poesía de mujeres en Costa Rica se ha caracterizado por ser principalmente antipatriarcal desde la reivindicación del cuerpo. Las nuevas autoras han traspasado a la poesía erótica (que sigue estando vigente y siendo necesaria) para hablar también de otros tópicos que las preocupan y las emocionan. Ellas han salido con sus versos a demostrar su rol de poetas más allá de ser mujeres. El rol político de las mujeres poetas jóvenes ya no es solo un rol feminista (en el sentido del feminismo blanco hegemónico antipatriarcal) ellas están hablando y filosofando de la vida desde múltiples perspectivas.
Esto no solo lo están haciendo las mujeres jóvenes poetas en Costa Rica, lo están haciendo las mujeres en todo Abya Yala reivindicando el ser político de las mujeres, más allá del feminismo antipatriarcal, blanco y hegemónico. Las mujeres están hablando desde muchos frentes para ser entendidas como sujetos pensantes, utilizando consignas políticas en todos los aspectos de la vida social.
Algunos movimientos importantes en la región se posicionan precisamente contra la historia racista, colonialista y cis-heterosexual que en muchas ocasiones ha defendido el movimiento feminista blanco. Y desde la otredad se pronuncian para hablar de sus luchas como mujeres negras, indígenas, mezcladas, racializadas, trans, lesbianas, bisexuales entre otras identidades subalternizadas. Pero no solo de sus luchas en específico, sino que, desde una epistemología de las mujeres, también se enuncian sobre ciencia, economía, política, ecologismo, salud, cultura, educación, por mencionar algunos temas. Al decir de Audre Lord ya no están hablando desde la casa del amo, ni con las herramientas del amo, ni para los usos del amo, si no con sus propias herramientas y para sí mismas, desde sus símbolos, signos, cosmovisiones y escenas, para desmontar las estructuras de la opresión.
Coral Mamífera, aunque es un libro profundamente femenino, es un libro que trasciende lo femenino. Es un libro donde no hay jerarquía entre el ser afrodescendiente o el ser mujer, es un libro imbricado, interseccionado. Un libro sincero que nace de la piel de una mujer afrodescendiente que se busca en su propio vientre los cordones umbilicales del mar, para hablarle a la historia de su pueblo. Este libro ha sido escrito por una mujer costarricense, pero en él hay claves metafóricas para entender desde la sensibilidad, la historia de la africanidad y la negritud en toda Abya Yala.
En el libro habitan monstruos marinos que no son ni lo suficientemente terroríficos, pero tampoco del todo bondadosos:
De cuerdas y memorias … la madre de todas las madres que mece serena a los hombres que misteriosamente se hunden y luego vuelven sanados a alimentar monstruos ocultos en los arrecifes
Además, son manifiestas las prácticas tradicionales y cotidianas alrededor de la pesca y la cocina:
Soul food
Danzan las diosas migrantes las ancestras encienden los fogones de los hambrientos sazonan los huesos de la ofrenda susurran los secretos. …
Por otro lado, la condición diaspórica, migratoria y de tránsito de los pueblos negros delinean la identidad de los personajes:
Los ojos de Oshun … Encallan las embarcaciones extraviadas con migrantes hechos semilla derramados sobre los suelos.
El libro es también un espacio para las Orishas que elevan los versos de “simple” poesía a cánticos y oraciones.
Renacer … Le hicimos casa de madera a las diosas. Nuestra palabra es el grito reencarnado de nuestras abuelas. Renacemos sobre el designio de sus silencios.
Por último, la tradición herbolaria se manifiesta y nos señala un camino para buscar respuestas a los males del cuerpo y del alma.
Madre negra
Las semillas germinan en la tierra de las manos hombres que pescan y siembran bajo los soles hombres de raíces antiguas siempre náufragos regresan a su madre negra toman su brebaje heredan los mapas secretos continúan la ruta
Danza a mis orígenes
Cupertinas susurran a sus nietas los misterios del brebaje en el telar del tiempo.
En Coral Mamífera la historia negra se cuenta desde la negritud no desde afuera, una negritud que no vive atada a la esclavitud pasada o el racismo histórico y contemporáneo, si no que, en medio de las cadenas, se levanta al mejor estilo cimarrón para gritar VIDA y LIBERTAD. Cierra uno de los poemas del Libro y cierro yo este acercamiento a la poesía de Kari Obando con estos versos:
somos libres felices negros dueños del amanecer.
Bibliografía
Arroyo Carvajal, Y. (2021) ¿Nueva poesía, poesía joven, poesía contemporánea o poesía actual? Campo de disyuntivas, tensiones y ambivalencias en la crítica e historiografía literarias costarricenses. Repertorio Americano. Segunda nueva época (31) 53-118.
Barahona Riera, M. (2023). Eulalia Bernard, IN MEMORIAM. Revista Herencia, 36(1)146-156.
Campbell Barr, S y MacDonald, D. (2011) Palabras Indelebles de Poetas Negras. Universidad Nacional.
Obando, K. (2023) Coral mamífera. Nueva York Poetry Press.
Me refiero a Katherine Quirós Bonilla (1996), Melissa Valverde Gamboa (1996) , Valeria Morales Núñez (1995), Joselyn López Rojas (1992), Elizabeth Echemendía (1992), Silvia Elena (1991), María Macaya Martén (1991), Johana Picado Vargas (1989), Ana Luisa Mora (1989), Carolina Quintero Valverde (1989), Carolina Campos Solís (1988), Carmen Quintero Valverde (1988), Alejandra Valverde Alfaro (1987), Alelí Prada(1998), Katherine Pérez Fernández(1992), Daniela Herrera Arguedas (2005), la misma Kari Obando González (1994) y Estíbaliz Solís Carvajal (1986) (esta última es considerada en esta lista pues al momento de las publicaciones de sus libros Memoria mala (2020) y Los taxis nunca vendrán vacíos (2009) era una persona joven según lo indica la ley costarricense). ↩︎
Kari Obando
Nació en Guápiles, Limón, habitante de Cahuita, comunidad costera- tribal afrodescendiente
Autora de Coral Mamífera, 2023 Nueva York Poetry Press
Escritora y socióloga caribeña, egresada de la Universidad Nacional de Costa Rica. Se ha desempeñado como gestora social en instituciones como el Ministerio de Cultura, Juventud y la Universidad Nacional de Costa Rica y en organismos internacionales. Ha desarrollado su trabajo profesional y literario en el Caribe costarricense. Se reconoce como afro activista, antirracista y forma parte de la Red de Juventudes Afrodescendientes (REDJA). Ha participado en festivales de poesía, congresos académicos y espacios de activismo en Costa Rica, Colombia, Ecuador, México, El Salvador y Barbados. Su obra se encuentra publicada y traducida en revistas nacionales e internacionales.
Sus poemas circulan en diversas revistas, antologías y suplementos virtuales y físicos, ejemplos de ellos: el blogLisez, c´est costaricien, y las antologías Nueva poesía costarricense, de Byron Ramírez, Desacuerdos, de Editorial Eva, Revista Cardenal, México. Tiberíades: Red Iberoamericana de Poetas y Críticos Literarios Cristianos, Salamanca, Revista Comunicación. Año 43, volumen 31, número 2, julio-diciembre, 2022. Instituto Tecnológico de Costa Rica. ISSN: 0379-3974/e-ISSN1659-3820
Silvia Elena Guzmán Sierra (1991)
Es Máster en Derechos Humanos y Educación para la Paz. Es también parte de la Colectiva Jícaras. Ha publicado artículos, poemas y cuentos en diferentes revistas y antologías nacionales y latinoamericanas. Es autora del libro de poesía Juana (Editorial Eva 2020) y Enfermas de Juventud de narrativa corta (Editorial Bosque 2021). Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés y al portugués. Ha participado en diferentes festivales poéticos nacionales y centroamericanos tales como la Fiesta Nacional de la poesía en 2017, Feria Internacional del Libro 2018 y 2019, Encuentro de la Espera Infinita 2020 y Festival Internacional de Poesía Costa Rica 2020, II Encuentro Centroamericano de Escritura de Mujeres Ojo de Cuervo: Deshilar las Costuras de la Nación. Actualmente es asesora en género, diversidades y juventudes para agencias de Naciones Unidas en Costa Rica y el Programa Integral Transfronterizo (Argentina-Bolivia). También es investigadora en temas de género y derechos humanos, y coordinadora de la revista Repertorio Americano en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional.
las filas de hambre en mi tierra natal y las madrigueras secretas, largos abrigos y sombreros rusos
colgados en cuernos de ciervo, carne abandonada sostenida contra contenedores de basura destruidos
tumbas vagamente familiares que alimento de margaritas frescas y lluvia ácida
una cama amarilla de miedo y un dulce disgusto en una habitación cargada de libros y una mente engañándose a sí misma
la parada de bus donde un infante mastica el corazón de una manzana mientras la madre adolescente trabaja calentándose un dedo morado a la vez
la niña de la calle cargando un bebé en la cadera derecha mientras la mano izquierda manipula la bolsa de pegamento, la melodía clamorosa
sobre la que se mece, y estas monedas —nunca suficientes— con las que intercambio mi culpa
la lluvia de amento que besa el asfalto amarillo esas grumosas cerezas siempre verdes
ciento ochenta minutos de tiempo de llamada comprados con un mes de salario, sin usar, caducados
los dos nudos de sangre que dejaste en mi labio inferior, sanando mientras haces que mi mente entienda, pero no mi cuerpo - todavía
preguntas de dónde vienen estos poemas tú que anunciaste tu partida en tan encantadoras cadencias
tú viajaste por mi país lo suficiente para saber que todo lo que podía hacer era confiar en tu idioma
tú recorriste mi país lo suficiente para saber cómo la lengua, aun sin hueso, rompe los huesos
Marginales 5 O: cuando comento, disculpándome, que no tengo poemas sobre él, mi hermano me agradece y me dice sigue así, hermana
O tal vez podría escribir sobre el hermano de alguien más si eso me ayudara a capturar la crueldad con la que te desterré al armario por no lograr jugar a mi obediente alumno del kinder y luego dirigí tu cuerpecito con varicela al patio ardiendo. Nuestros padres no tuvieron más opción que dejarte bajo mi cuidado a pesar del ominoso comienzo— a tres años, oculta detrás de la puerta del dormitorio, extraía cada gota de leche de tu biberón para luego posarlo suavemente entre tus labios. Para cuando me descubrieron, estaban sumamente preocupados por la fuerza misteriosa que te sometía al hambre. Pero no quería regalarte un poema de rivalidad común entre hermanos y usar la memoria para dar sentido poético a eso, así que brindemos por el cerdo de un rancho de Pensilvania que trajiste este invierno en el maletero de tu Tesla, ahumado y sangriento. En el sótano terminado, forrado con plástico y rociado con agua bendita, pusiste manos a la obra. El amanecer te encontró atando salchichas, dividiendo filetes, etiquetando tobă, lebăr, caltaboș, jambon, las virutas de ciruelo en el ahumador apiladas con kaizer a la pimienta y slană1 recubierta de boia, los vecinos mirando desconfiados a través de las rendijas. En Navidad, mordimos juntos la morcilla para alimentar el espíritu de la abuela. Ella está exultante. Una gota de envidia regresa. Aún sabes bien cómo ganar su corazón, sin importar cuántos poemas le escriba, sin importar cuán ingeniosos o deliciosos estén ahí los cerdos, o cuán suave sea mi molinillo de palabras, cuán afilados los cuchillos que dividen las porciones, cuán libres de crueldad.
Erótica
Pandemia 2020
Cuando le preguntaron qué encontraba erótico, él dijo ojos, no ojos en sí, sino cómo instigan, encienden el cuerpo desde adentro, ese encuentro ocular de dos segundos que nada tangible puede igualar cuando los extraños ojos que entran en los tuyos, igual de extraños, te dejan entrar. Sentí envidia. Nunca me había atrevido a otros ojos y cuando me lanzaban una mirada sugerente, me aseguraba de desviar la mía — hasta ahora, cuando el paseo diario paralelo a la playa se mide no en millas, sino en ojos. Detrás de la mascarilla, la respiración revela su naturaleza, y apesta. El iris es el único órgano interno visible desde el exterior, mi padre profesaba para justificar las pequeñas invasiones de su Canon en las calles de Manhattan, los problemas en los que se metió. Camino el día para cultivar lo que veo: manchas de color, miedo, hola, no, la cámara de mi padre en continuo clic clic clic, robando lo que los sujetos no saben que pueden dar.
¿Cuántas veces regresarás distinta a un lugar que no ha cambiado y no
te arrodillarás para limpiar el adoquín con tu dobladillo, aflojar
el diente de león de la grieta, consumirlo entero,
en ese instante?
Tobă, lebăr, caltaboș, jambon, kaizer y slană son cortes de carne de cerdo. [N. de la T.] ↩︎
Corazónencallado, n. de corazón + encallar, atar un barco al ancla (Del Diccionario de emociones oscuras 151 de de John Koenig). [N. de la T.] ↩︎
Mihaela Moscaliuc
Nació y creció en Rumania. Ha publicado los poemarios Cemetery Ink (2021), Immigrant Model (2015) y Father Dirt (2010), tradujo Clay and Star de Liliana Ursu (2019) y The Hiss of the Viper de Carmelia Leonte (2014), es la editora de Insane Devotion: On the Writing of Gerald Stern (2016), y coeditora de Border Lines: Poems of Migration (2020). Recibió dos premios Glenna Luschei (en poesía y prosa, respectivamente) otorgados por Prairie Schooner, también ha recibido becas de residencia otorgadas por Chateau de Lavigny (Suiza), el Virginia Center for the Creative Arts, y la organización MacDowell, así como dos becas de artista del Consejo de Estado de Nueva Jersey en las Artes y una beca Fulbright. Moscaliuc dirige el Programa de Maestría en Inglés en la Universidad de Monmouth (Nueva Jersey), donde enseña escritura creativa y literatura. https://www.mmoscaliuc.com/
Traducción al español por Frances Simán (Honduras, 1984).
Traductora y editora. Fundadora de la editorial Los Amorosos y parte del consejo editorial de la editorial Cisne Negro en Honduras. Ha traducido varios libros de poesía entre ellos Un águila en los reinos de la nieve de Jidi Majia, ¿Qué es poesía? de Lawrence Ferlinghetti y Exhausto en la cruz de Najwan Darwish. Recibió el Premio Inca Garcilaso de la Vega 2023 por sus aportes a la traducción y edición en Honduras, y el Premio Equinoccial 2023, homenaje en el Festival de Poesía Paralelo Cero, Ecuador.