por Sara Aquino
Paseo nocturno
Soy un hombre que pedalea en la uña de la noche una mujer que en sus pies lleva una jauría. Soy mi abuela, una jacaranda aposcaguada. Soy mi abuelo, canto que se olvida en la mañana. mi gato maúlla que me quiere, pero olvida su pata en la ventana de la vecina. A mí solo me regala el pájaro del gato revoloteado en mi cama y yo palpo con los ojos mi cuerpo cuajado en nostalgia. Si el mundo es una trampa de moscas muertas ¿cómo se le dice a la gente en cuarentena? muertos que escriben este poema.
Puente de 5 señores
Para Eduardo
¿Usted cree que hace un mes mataron a mi madre? La regurgitó el río mientras abrazaba a mi hermanita y yo no las reconocía mi hermanito tampoco, pero sabíamos que estaban muertas. Todos les lloramos hasta papá. Yo creo que por eso nos olvidó en el mismo río.
¿Cómo curar un cántaro?
"A los cántaros hay que dejarlos llorar hasta que el agua se les acabe" Decías mientras llenabas de lágrimas tus cántaros. A los cántaros que lloran no hay que dejarlos al sol porque se parten y olvidan la razón de su llanto. Hay que dejar llorar a los cántaros, porque guardan en ellos la tristeza de tu abuela por eso hay que dejarlos llorar, sin tomar de sus gotas, para que sanen el recuerdo. Deja llorar tus cántaros y una vez curados, los vuelves a llenar. Verás que ya no lloran aunque lleven en su boca la tristeza de la muerte.

Sara Aquino (Oaxaca, 1999) Oaxaqueña con el ombligo enterrado en la mixteca. Estudiante de Escritura creativa y literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cofundadora de la revista Celdas Literarias.