Para aprender a cazar moscas es preciso querer cazar moscas, dibujar el mapa en el aire, la línea que conecta el ojo con la mano, la mano con la mosca, la mosca con el ojo, y viceversa. Para aprender a cazar moscas es preciso saber que es imposible cazar moscas, hendir el aire en un zarpazo silencioso, dejarlas ir, con la consciencia adquirida (quizá por primera vez) de su vuelo. Un meteorito se dirige contra la tierra pero seguramente nos pasará de largo Sobrevivir un día más para darte cuenta de que el problema nunca fue el capitalismo sino tu cuerpo debilitado que no soporta más medicamentos contra la fiebre. Saber que pronto se poblará la tierra de virus y bacterias milenarias, y que la extinción total no vendrá de la mano de invasiones alienígenas en Estados Unidos, ni una tercera guerra mundial que nunca detonó. El miedo está allí pero nunca tuviste material de héroe apocalíptico, a pesar que el ex esposo de tu tía tenga un leve parecido a Jeff Goldblum, o te sepas de memoria todos los diálogos de alguna película de Ridley Scott. De repente, todo te toca, y capaz que era mejor haberse unido a la Fuerza Aérea, recibir entrenamiento militar o haber aprendido karate en un domo venido a menos, que quedarte en casa viendo cine cada noche. El fin del mundo no será televisado, recuerdas, de repente, sosteniendo las cobijas para lidiar con los escalofríos que recorren todo tu cuerpo, mientas afuera alguien transmite un live del juicio final, y ese alguien no eres tú. La balada del último hombre El último en morir por favor que apague la luz, que salga de la ciudad gris, que vaya a las montañas y respire el aire frío de la niebla, que se quede allí el día entero contando pájaros, sintiendo la lluvia caer, que pruebe a contar también cuántas casitas devora la hiedra y le declame un par de poemas al eco, que tararee una canción aprendida en la niñez, una copla o un refrán, de esos que enseñan los abuelos, y le pida perdón a los bichos, a nombre nuestro. Y por favor que apague la luz, que cierre la puerta con cuidado de una vez y para siempre.

John Gómez (Bucaramanga, Colombia, 1988). Magíster en Filosofía y escritor. Director de la plataforma cultural Alter Vox Media, la Editorial Sátiro y la Librería Zarigüeya. Creador del «Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez». Perdedor en infinidad de concursos, premios y convocatorias literarias. Autor de XIII (2019), Baladas Baladíes (2020) Poemas para lidiar con uno mismo de madrugada (2021), Máscaras (2021) y Opus Diabolicum / El evangelio de las Brujas. Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, griego, inglés, italiano y rumano. Ha hecho parte de un montón de festivales y ferias del libro, detesta las mafias alrededor de las instituciones culturales y sueña con la llegada del fin del mundo. Le gustan los mapaches.