BUCARELI Una tarde alguien dijo: “la poesía está aquí, en lo que respiramos”. Y claro que estaba ahí: Con un cabello castaño Y aproximando Uno sesenta y ocho centímetros De su sonrisa al suelo -Y cinco centímetros apenas por debajo de la mía-; no había duda: la poesía estaba ahí. Ivanna era de las que todo hacía calma Con su voz de pájaro dolido De 70 decibeles; O con sus piececillos de pluma Que les encantaban pasearse Por las calles de Bucareli. Y entonces, yo deseaba ser ese Bucareli Un Bucareli ancho y abierto a su vida; A sus pies ligeros Y a su ritmo de cisne; Quería que Ivanna volara En las extremidades de mis calles Y hallara su sitio favorito Para que le pusiera su nombre y su voz Y así, por unanimidad, Cada calle de éste Bucareli Se llamase Ivanna. Sin embargo Ivanna Se debordaba de luz En otro Bucareli donde no llovía Uno bien pintado sin faros rotos Donde mujeres como Ivanna Canturreaban su poesía Y alfombraban el camino; Un lugar donde siempre era primavera Y no sólo cuando ella llegaba. Recuerdo que aquella vez Se acercó sin olvidarme Y se despidió de este invierno. Me dió un abrazo Pero Ivanna se hizo agua entre mis huesos Y despareció de mis brazos tan pronto Por primera vez fui consciente De no querer tener tantas grietas en mi vida. Pero mientras se alejó En un milagroso pestañeo, Volteó y me sonrió Y entonces Ivanna se hizo llama entre mi pecho y dejó arder un poquito más su primavera. Ivanna… Ivanna… Oh, Ivanna… en ese despoblado mundo: en esta ciudad mía que no conoces aún aquí donde ni siquiera sabes que habitas, donde las calles en mis sueños visten como tú todo quería volverse poesía; Las cosas querían ser nombradas Ivanna Y ser amadas. LA METÁFORA DE MAMÁ Mi mascota moría Y en 24 años Jamás recuerdo Haber escucha a mi madre Decir una metáfora tan pura: “Se está apagando”, dijo. Y mi madre se apagaba junto con ella. EL ROMPECABEZAS Ella dice Que le gustan los Rom Pe Ca Be Zas. Arma piezas rotas Como pasatiempo. El año pasado armó algo De 300 pedazos. A decir verdad No recuerdo bien si dijo que fue un paisaje o un corazón roto. Tal vez fuera un tigre des-tro-za-do. Su diversión es la lluvia bailando Y esta tarde tiene suerte. Ahora entre mis brazos ella está entretenida Con los trozos de mi pecho. No le he dicho Que nadie antes Lo ha logrado. Ni siquiera yo he podido Después de tantos intentos. Le hace falta la última pieza. (Este también es un tigre des-tro-za-do). Pero si ella la encuentra Seré suyo por S I E M P R E .
.

David Jovany. Velasa. Narrador y poeta mexicano. Estudiante de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana. Fue docente en el centro cultural El sifón dando clases de literatura y español. Escritor de la obra “Un día más”. Actualmente trabaja en un proyecto literario en casa.
Me encantó, siempre voy a leer todos tus poemas…..seré tu más fiel seguidora…
Me gustaMe gusta
Ese Wey es mi compa!
Me gustaMe gusta