Poética de Denise O’ Hagan

Traducción al español y reseña por María Del Castillo Sucerquia


Denise O’ Hagan es una editora y poeta que nació en Roma, Italia y reside en Sídney, Australia. Tiene experiencia en la publicación de libros comerciales y trabajó como editora para Collins, Heinemann, Routledge y Cambridge University Press. También, fue editora consultora para la Biblioteca Estatal de NSW. En 2015 creó su propia imprenta, Black Quill Press, a través de la cual ayuda a los autores que desean publicar de forma independiente. También es editora de poesía en Australia / Nueva Zelanda para la revista literaria irlandesa The Blue Nib. Su poesía es ampliamente publicada y premiada. The Beating Heart es su colección de poesía debut (Ginninderra Press, 2020).


Sitios web: https://denise-ohagan.com/, https://blackquillpress.com/

La voz poética de Denise O’ Hagan es nostálgica y agridulce. Sus imágenes van de la visión macro a la micro, enfatizando en pequeños detalles que trazan profundas reflexiones en el alma maleable de la poeta.
Hallamos a un ser afligido por la condición deleznable y transitoria de la sociedad consumista, que se refugia en el arte, en las palabras y en la calidez del hogar.
Denise expresa un gran respeto por la palabra, muy afín con su vocación de editora y escritora. Dice que debemos ser como niños al acercarnos a ellas, pues sólo así, con los ojos y las manos de la inocencia, “penetramos en la envoltura de las situaciones, las observamos desde adentro”.


I. Entre la belleza y la decadencia

cual pizca de satén cremoso, arrugado
llamó mi atención, echado allí
próximo a un gancho de ropa
en el patio de ladrillos rojos

luminoso, exhibido a mitad de camino
entre la belleza y la decadencia
con el moretón del día en su tez

todos los dolores del mundo
conjugados a la perfección en la
fugacidad del pétalo caído

II. El amor tenía forma de almendra

el amor tenía forma de almendra
en las calurosas tardes de verano
cuando nos sentamos afuera
bajo la luz de listones, junto a los
geranios y lo último del lavado

por encima del incesante ruido del tráfico
y los silenciosos ruidos de la Ciudad Eterna

ella me enseñó a abrirlas 
sostuvo mis dos manos en una de las suyas
equilibró mi palma, extendió mis dedos
a través de la papada de metal del cascanueces

apretó y apretó hasta romper las cáscaras
que se tensaban y partían al fin
en una tosca revelación
yo era la beneficiaria de las dulces
y elegantes vainas

atrapé la estela de su cabello mientras
se inclinaba a recoger las astillas

su anillo de bodas de oro centelleaba
y mi mundo entero se anilló
por ese balcón

III. Mi tapiz

i.m Seamus Heaney, "Cavando"

¿sobre cuántas formas con palabras
y giros de frase y garabatos y borrones
han persistido mis dedos? 

al sentir el espíritu que se mueve
en la forma exterior, literal
entramos en la mente del escritor
seguimos los contornos de sus pensamientos

sólo entonces nos atrevemos 
a dar forma a su material
reforzamos el tejido de las expresiones
quitamos el relleno, suprimimos los adornos 
jirones de ambigüedad plegados en frases

estiramos las oraciones hasta que
se tensen de significado
una seguida de la otra
hasta que cuelguen a la perfección
sin hilos sueltos, sin costura 

las editoras somos sastres
(costureras de antaño que trabajan
en las trastiendas de la historia
cabezas inclinadas, diligentes, invisibles)

cortamos y pegamos y mordisqueamos 
cosemos todo junto hasta que
la puntada quede transparente 
en esta labor, mi bolígrafo es mi aguja
coso en palabras: he aquí mi tapiz 

IV. Una avalancha de palabras

un día cualquiera
hay una avalancha de palabras a mi alrededor
en portones, calles y letreros
informan, instruyen, advierten
en etiquetas, tiendas y coches
engatusan, cautivan, atraen 

en restaurantes y bares
el monstruo de innumerables tentáculos
de la comunicación moderna
ejerce presión a mi alrededor
asertivo e insistente, audaz y caprichoso

oprime, comprime 
casi ahoga

hay otra avalancha
de palabras añejas, olvidadas
garabateadas en carteles de mendigos
palabras desconcertadas que
susurran en la corriente del tiempo

pensamientos arrugados en la nota que tiró un amante
fragmentos de conversaciones atrapadas
por el viento en la esquina de la calle 

¿debería ser así?

las palabras deberían ser sostenidas
como pequeñas gemas preciosas
en la suave copa de la mano de un niño 
escogidas con ternura, una por una
penetramos en la envoltura de las
situaciones, las observamos desde adentro 


V. Aún llovía

no olvidaré el sombrío barajar de la lluvia
el dolor de ella, los asentimientos
apretones de mano
las condolencias murmuradas que
no pueden evitar que se pierda la marca
pero es todo lo que tenemos:
inadecuación en un pedestal 

                                                      ¡oh!, sigue con ello
                       reía al cruzar las piernas y encendía un cigarrillo

así lo hicimos, con los inevitables mini rituales
que acompañaban al exterior:
el chirrido de los zapatos sobre la piedra
y el carraspeo de las gargantas
la neblina de los ojos en el vacilante 
cepillo de la luz de las velas y
el rocío de lirios sobre ella  

                                           el momento pasó, entonces, dijo 
                                   aquel porque nos encogemos y rechazamos
                                                        hasta más no poder

no hay fin para lo no admitido
como la anécdota posterior y las ilusiones
que moldean nuestra memoria
como un camaleón, cambia la narración
pero esto sé: su nieto de cabello oscuro
quien se sentó inclinado, de camisa negra
ahora, en el piano toca una canción
de su propia creación
como si hubiera pasado su
corta vida en espera de este momento
bajo la decimotercera estación de la cruz  

                                                    ella adoraba su música
                          desde Bach y Billy Joel hasta el tema Casablanca

era una buena oyente
ahora era nuestro turno de aferrarnos a las
palabras, a los encantamientos
expresar lo inexpresable 

agarré mis pañuelos, calientes y húmedos
todavía llovía 

              en sus cartas, notas y diarios - una letanía de cavilaciones
                 las palabras la habían estirado más allá de sus problemas
                                                           mucho más allá…

ahora ella es el más allá
brillaba el insecto negro del coche fúnebre
que aguardaba. Se abrieron las puertas
boqueando vidriosos en el aire pálido 
cargado de reflejos, reluciente como
salpicaduras de agua bendita
como plateadas lágrimas en la madera

                              contraria, contemplativa y única en su clase
                                            señora del mercurial: mi madre

la vertiente tachonada de tumbas se estiraba
como un juego de ajedrez de mil piezas
con peones agotados, reyes y reinas inclinados
mirando cómo ella desaparecía
bajo las cucharadas de tierra
el más rico moría por abrazarla 

María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México).

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