Tritón
Engañoso tritón antropomorfo
de lúbricos ojos sospechosos:
capilares algas encumbradas
en rostro humano con alma de Neptuno.
Mirada seductora,
curiosa travesura;
mirada de ángel y demonio,
repartida entre un hombre exacerbado
y un niño caprichoso.
Acuática boca devorante,
húmedos besos florecientes,
mojadas gotas en los labios,
chorros bucales proyectados.
Ágil cuello y poderoso
conductor de branquial
respiración moderna.
Hombros y espalda nadadores,
brazos que surcan
los náuticos espacios.
Brazos salvadores,
de contacto y brasa;
brazos rescate;
remos de nave.
Pecho abierto,
inflamado binomio
de turgentes esferas pectorales.
El ansioso deseo que despierta
tacto mirada imaginada.
Abdomen
que concluye y comienza en lo profundo.
Abajo, en las aguas,un cuerpo frío de pez,
con cauda espantable
y mortíferas aletas.
Sola extremidad,
único apéndice
inquieto.
Sin control la humana forma se cofunde:
animal con potencial extraño.
Y esta doble estirpe clarifica
las dos naturalezas del deseo.
Engañoso tritón antropomorfo,
abduces con mirada encanto,
reflejos y vislumbres
de narcisas pasiones de sí mismo;
recordando, en masculino,
el sabido cuento de Hylas.
Axayácatl Campos García Rojas
San Ángel, México, junio de 2010
Endimión
Endimión soy en octubre.
Luz de luna en el otoño
viene, se presenta en la ventana.
Luna nace en el oriente
y entra poderosa por la noche.
Me ilumina dormido y acostado;
vuelve nácar las partes de mi cuerpo
y extasiada contempla mi dormir profundo.
Perturbada vigila el movimiento de mis ojos
y sospecha lo inquietante de mis sueños;
Luna intensa enamorada
proyecta sus mareas
de luz en mis suspiros.
Dormido respirar
en onírico ritmo de un encanto.
Luna desvela de sábanas mi torso,
Luna acaricia mi espalda reposada,
Luna se alarma y se fascina
por la imponente presencia
viril de mi existencia.
Soy Endimión dormido y contemplado
por la Luna evanescente de mi noche.
Pastor soy en octubre,
equívoco Endimión adormecido.
Errática afición de Diana,
luminosa Luna peregrina,
nocturna buscadora de Endimiones.
Luna deseosa de alcanzar un hombre
buscas los durmientes más hermosos.
En octubre los cuerpos masculinos
brillan dormidos, silenciosos y argentinos,
a la luz helada que proyectas;
parecen lámpara de aceite
con película viscosa y humectante.
Liso y resbaloso tacto exasperante,
sofocada sensación extrema,
arrebato sensual y del deseo.
Visión hermosa, piel brillante,
urgencia de caricia y tacto.
Brillante cuerpo de un dormido,
es reposado recuerdo
de aceitosos luchadores en Edirne;
sin combate cuerpo a cuerpo,
sin épicos lances vespertinos.
Sí con cuerpo dormido y relajado,
acostado, bien soñado;
contemplados por la Luna.
En octubre somos Endimiones,
Amados y deseados por la Luna…
Axayácatl Campos García Rojas
San Ángel, Ciudad de México, octubre de 2010
Efebo
Efebo torso,
pieza de museo;
expuesto tal vez en Agrigento
o macedónica escultura;
hermoso cuerpo visto y vivo
entre ardientes mármoles de
Efeso…
Escultura perfecta y sin fracturas,
nada falta y nada sobra;
dispositio helénica de miembros,
mesuradas dimensiones y
equilibrio.
Es Apolo y Adonis en un filtro
que suma
la divina y humana
arquitectura.
Inocente sabidor de su belleza,
exhibe desnudo su potencia,
manifiesta vital virilidad humana.
Hijo de Venus simplemente existe
y todo el mundo y el Olimpo
se desviven por mirar al joven,
se desfogan al mirar su cuerpo;
el universo mundo todo estalla,
se derrumba y clama sin sosiego
cuando apenas el mancebo se presenta.
Cada minuto silencioso
es estruendo del sentido.
Cada imagen perfilada
es impacto visual enloquecido.
Cada pierna, cada brazo,
la mirada y su rostro,
aquel cuello y ya sus hombros,
todo el torso y el abdomen
son vanos planteamientos de museo,
pues es pieza colocada
en perfecta exposición de los sentidos.
Todos aman y adoran
aquel cuerpo que recuerda
al caído príncipe de Ilíon,
cuando fuera arrastrado
por los carros y caballos
del furioso y ejemplar Aquiles.
Todos desean ese torso,
émulo del Adriano ahogado amante
bien llorado a las aguas de aquel Nilo.
Ansían impetuosos,
responden glandulares
la cercana presencia de este púber,
androfilo calco dibujado
del amigo de un Hércules Farnesio.
Nuevo torso, pieza de museo;
promesa estética y edónica
de un completo muchacho
vivo, nuevo y fuerte.
Axayácatl Campos García Rojas
San Ángel, México, septiembre de 2010

Axayácatl Campos García Rojas.
Nació en la Ciudad de México (1968) y fue alumno del Colegio Madrid, donde el espíritu educativo de esa institución, heredera de la 2ª República Española, definió su primera formación. Luego estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1987-1992). En 1995, se trasladó a Inglaterra, donde llevó a cabo estudios de doctorado en la University of London. En 2001, regresó a México y desde entonces es profesor de Literatura Española en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fundó y coordina el Seminario de Estudios sobre Narrativa Caballeresca. En 2006 recibió, por esta institución, el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Investigación. Entre sus publicaciones se cuenta la edición del Espejo de príncipes y caballeros (Parte III) (2012) y los volúmenes Amadís y sus libros: 500 años (2009), El rey Arturo y sus libros: 500 años (2019) y el en el ámbito de la creación literaria: Tátau (poemas) (2020) y Homoheroidas I: Mitológicas (2020). Es un viajero obsesivo; tiene espacial fascinación por Grecia, el antiguo Egipto y la experiencia de navegar por el Nilo; le encanta Estambul.
Y esta noble estirpe clarifica
las dos naturalezas del deseo.
Unos versos poderosos. Excelente trabajo de mi profesor.
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Muy bien escritos los poemas, me gustan mucho los tres. Tienen un manejo del lenguaje exquisito y son muy evocadores.
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