ENTENDIENDO A SHAKESPEARE Soy Otelo y en la traición resguardo la congoja de mi espíritu. Mi hambre por Desdémona inflamó mi estómago y terminé eructándola. Es posible que el pañuelo que me obsequió mi madre limpie ahora, de algún modo, mis lágrimas. Pobre de mí y pobre de ella cuando juró ciegamente no haber caído en tentación. Cuando mis celos infundidos por Yago me llevarían a cortar de tajo el delgado hilo de vida que latía, aún, glorioso en sus mejillas. Es siempre cierto que lo que empieza acaba y no hay vuelta atrás cuando la rabia nos calza los zapatos. Ahora entiendo que la falsedad es del cielo y no del diablo que, impávido, nos orilla a la autocritica sin reproches. Casio, mi amigo. Te pregunto qué es verdad, qué es mentira. Te pregunto si ese beso del que hablaron no fue el beso de Judas que me diste cuando tuve el cinismo de llamarla impura. Porque ahora ya nada importa: no la tengo y no me tengo. Rezo porque su piel de nieve mutilada se apiade de mí. Muero con duda y la convicción que me atormenta me azota contra mi áspero corazón de piedra. ¿Si tan sólo pudiera entender por qué la pena es divina y hiere todo lo que ama? TATUADO EN TU CRUZ Mi dolor no sucumbe a la crucifixión de un Cristo que solloza frente a miradas ausentes y ajenas. Mi dolor, no es más que un espasmo de gritos quiméricos, acompañados de una vaga exaltación estéril y mojigata. Un dramático andar en los estigmas de tus labios. Un metódico viaje en la mescolanza del silencio. Un calvario maquinado por la desidia tatuada en tu piel. SÓLO EN TI Sólo en tu luminiscencia olvido eso que no es tuyo y ya no es polvo de lo que fuimos. El amor no es nada si el infinito puede amasarse con las manos Si la noche dilata las pupilas, de quien prefiere ir a dormir con un verso atorado en las entrañas. Pienso en ti, como quien espera tocar lo inasible, como quien enciende la luz frente a la escasa certeza de no encontrarse a solas en un tálamo. “La fe” , no predice desgracias, sólo atempera la catástrofe de los días —no anticipados— vacíos, sin ti.

Ángel Pérez Escorza (Mineral del Monte, Hidalgo,
México, 1990) Poeta, actor, dramaturgo, gestor cultural y músico
hidalguense. Es licenciado en Arte Dramático por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Donde igualmente ha impartido clases de Literatura, Creación
Literaria, Historia del Teatro, Modulación de voz, Movimiento corporal, Fisioterapia, Tanatología y Actuación. Es autor del poemario “Motivos para Desmenuzar el Insomnio, 2018”. También forma parte de las antologías poéticas: “…Y nunca bailamos solos, PACMYC, 2014”, “La fiereza de lo amado, Secretaría de Cultura de la CDMX, 2018” y “Antología Internacional de Poetas Críticos, 2019”. Su obra poética ha sido divulgada en medios impresos y electrónicos tales como: Círculo de Poesía, La Luciérnaga, Viaje Inmóvil, Mood Magazine (Fondo de Cultura Económica), Campos de Plumas, Revista Anestesia, Norte/Sur, Aleteo Poético, Índigos, Poetómanos, El Independiente de Hidalgo, Propuestas Culturales, Vivodipoesía y Centro Cultural Tina Modotti, donde algunos de sus poemas fueron traducidos al italiano. También forma parte de la antología mundial electrónica “Poetas Siglo XXI”. Ha dado entrevistas sobre su poesía a diversos medios de comunicación como: Radio Faro del Noroeste (España), Palabras Urgentes (Código CDMX), Desearte (Radio UAEH), Bulbo Radio, Butaca Libre (Radio y Televisión de Hidalgo), TV. Azteca (Hidalgo), 5to. Nivel (Televisión y Radio Internacional), El Independiente informa, Kine Master y Radio Sogem en el programa «Todos los libros, el libro». Recibió en 2017 la beca a nivel nacional del Festival Cultural Interfaz para jóvenes escritores “Los signos de Rotación” en la ciudad de Pachuca de Soto, Hidalgo. Sus poemas han
incursionado en la creación de obras dancísticas, obras de teatro y composiciones
de piezas musicales para guitarra clásica.