por María Del Castillo Sucerquia
Claudia Piccinno nació en el sur de Italia, pero vive y enseña al norte de Ia misma. Es la directora continental (Europa) del Festival Mundial de Poesía y representa la cultura de Estambul en Italia como Embajadora de la Ist Sanat Art Association.
Ha publicado 34 poemarios de su autoría y de traducción de otros poetas al italiano. Se le otorgaron los premios «Estela de Rosetta» en Estambul en 2016; «Icono mundial de la paz» para Wip en la ciudad de Ondo, Nigeria, en 2017; «Najiman en Liban» en 2018 y casi 250 premios en Italia por méritos culturales.
Es editora europea de la revista literaria internacional Papirus en Turquía y de Atunis Magazine international. Es responsable de la columna de poesía en la revista italiana llamada Gazzetta di Istanbul, impresa en Turquía por la comunidad italiana.
La voz poética de Claudia Piccinno está libre de imposturas. Sus versos están hilados con simpleza y aire de madrigal.
En su poesía, a menudo existencialista, la autora observa la vida en su constante inclemencia, con melancolía enciende los recuerdos y busca su transcendencia por miedo a perderlo todo (la vida, la amistad, el amor).
En sus versos libera y replantea, con espontaneidad, emociones y pensamientos que reprimió para sustentar una imagen de sí misma
que la desidentificó de su Alma-esencia.
Claudia Piccinno se aferra a la esperanza, a los valores, al más allá.
I. A Dante Alighieri
tú, que en una semana observaste al mundo con visión sobrenatural tú, para quien no tenía ningún secreto el alma humana a través de las montañas y valles y ríos turbulentos penetraste sin grandes tormentos tú, un exiliado por elección que se jactaba del exilio y encontró un aliado resuelto al conocimiento ignorabas que te convertirías en el padre de la poesía italiana.
II. Yo sé que existe
no se nos dice por qué cada encuentro tiene un motivo no se nos dice por qué una tormenta nos empuja al mismo refugio un día cualquiera me cuestioné y rechacé un sentimiento inusual mas el pensarte continuó intermitente hay —lo sé un diafragma ético que nos aísla en el movimiento de una mente luminosa y un alma que sufre por antiguas desilusiones por esa delgada membrana silencié la tinta pero su fuerza disruptiva regresa para sembrar esperanza antes de que la apatía nos arrastre a la oscuridad.
III. En la punta del teclado
me clavo en el teclado porque un secreto importa más que un cuento porque siempre perdemos algo para revelarnos a nosotros mismos espero inútilmente una aprobación una sonrisa una tinta fluida que nos prometa un mañana estamos reunidos tras el escenario vacío de una plaza concurrida por fantasmas petrificados que nos observan sin asombro ¡mírenme, echen las cortinas a un lado!
IV. Me perdí en el miedo
me perdí en el miedo no en un hito que me señalara la dirección de viaje esperé en la encrucijada a que volvieras con la franqueza las dudas, las razones miré a los lados de la calzada buscando un camino o un atajo nada me guió al punto de partida nadie me tomó de la mano cada uno de mis pasos siguen las pautas del buen sendero complemento a los demás como la crin de cabello al violín y espero la vibración oportuna el indicio de un latido que me lleve a casa.
V. Un caballo sin brida
mi corazón se rindió como un caballo sin brida en la carrera de obstáculos perdió su trayectoria en la siembra de la tormenta en el claustro tras la valla con potros delirantes mas no renuncia al momento en que avanza y blanquea su crin ningún escudero le ha sido fiel ningún guardabosques se alimenta de margaritas silvestres su rosa carece de memoria.

María Del Castillo Sucerquia (Barranquilla, Colombia, 1997). Es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (Francés, Inglés, Italiano, Portugués, Español y Alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías, revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Alaraby Aljadid, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, Protikotha, entre otros). Y traducidos al Canarés, Árabe, Urdu, Bengalí e Inglés. También colabora como traductora y columnista en las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), El Golem (México).