Para María
De tu mano busco la tregua con el vacío. Tocarla, que las líneas de mi mala suerte lleguen a la pulpa de todos sus incendios: empezar de nuevo. Sembrar las cenizas de mi mano en mi mano para ver nacer tu lumbre. Cosecharla. Quiero llenar mi casa con los brotes de tu fuego, un jardín repartido en barro; en las esquinas friolentas de mis nervios adornar con tu calor encapsulado; arrimar mis ojos al fogón y sólo mirarte en todos lados, convertida en llama, en pedacería de hoguera. No me basta. Quiero cobijar mis entrañas guangas que tiritan. Devorar tu fuego. Quiero calentar mi voz desde dentro, pronunciar tu nombre hasta que no sepa distinguir a la fiebre del incendio. Quemarme. Quemarme para firmar esta tregua con el vacío.
Carta póstuma
Perdónenme, soy un mal padre:
Envenené todos los vientres
que remaban en el rayo,
les trituré el ombligo con un dedo,
el mismo que le arranqué a la sombra de un árbol;
así se domestican los rebaños de luz
para conciliar el sueño:
uno a uno sus flashes saltaban sobre mi cara
para entibiar el tiempo.
Lamento haber dislocado su desfile de caricia,
su marcha de arrullo, de canción de cuna.
También suturé los gestos de la luna
y la acostumbré a mirar con un solo ojo cerrado.
Nadie hallará esa cara asomándose en el cielo;
nadie podrá girar su cuerpo de perilla,
entreabrir su brillo y mirar a Dios
recostado suspirando estrellas.
Decidí que reencarnaran en el vacío,
que sus bocas estuvieran bordadas
fuera de este mundo, malcriados
por intravenosa con el aguijón
infinito del abismo.
Por mi cuerpo corrían sus voces
como un acorde que avanza rugiendo.
Sus huesos tronaban de hambre
como el estornudo de las hojas muertas
como la electricidad antes de fracturar
las venas de una bombilla vieja.
Los salvé de mi genética de buitre,
de mi fe por la carroña.
Até sus microscópicas vértebras
a mi única pluma sin mancha:
herencia transparente de su estirpe;
y cayeron, con unas alas inventadas,
en el arpegio lánguido del sol.
En algún callejón de sus venas
en una nota de su ligera voz
aún estaba la maldición de mis penas.
Tenían que morir, que morir, morir
antes de heredar el color de mis ojos;
y antes de mí, fueron de mi padre,
y antes de él, de mi abuelo
y así hasta llegar al tono limpio
que nunca será mío, ni de ustedes,
ni de nadie.
Su nombre fue y será de semilla
y echarán raíces sólo para ahorcarse.
Mal de ojo
En medio de la lumbre entrecortada
donde el párpado se arrodilla para alargar la oscuridad quiero deshacerte de mí
desOjarte sin hache
sin esa letra enmudecida etimológicamente
que cambiaría el sentido de este verso
y las ganas de despostillar tu mirada.
Dedicarte un mal de ojo
una perrilla en el alma
un empacho indescifrable en los labios
que nadie pueda tronar el espinazo de tu lengua
y mueras de silencio
con ese malestar que provocan las palabras incorrectas:
espacios ecos en blanco entre tú y los que vengan.
Quiero deshacerte de mí
tirar de cabeza cada uno de tus rezos
que
se descarapelen
que nazcan de la profundidad
sin más fuerza.
que los verbos se te desjuguen
se desmoronar en tu boca
y se perder remedio humano para nunca
se ir ese olor a muerto
que correr en vez de amar
que caer en vez de salir.
Quiero deshacerte de mí
que cada vocal sea una metáfora intraducible
con un sentimiento jeroglífico:
un te quiero como un pantano derramándose
en el fosfeno
de tu calma.
Quiero deshacerte de mí y no de otra forma
Romper todos los incendios
Triturarlos con un golpe de pulmón
o dejar caer mis pies viejos sobre tu espalda.
Deseo complicarme las cosas
Me conoces
No quiero deshacerme de ti

Yobany García Medina. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Facultad de Estudios Superiores FES-Acatlán (UNAM). Maestrante de Literatura Mexicana en la UNAM. Miembro fundador del Seminario Permanente de Metaficción e Intertextualidad (fes-Acatlán). Ha publicado en diversas revistas y antologías, tanto de creación, como de investigación, nacionales e internacionales. Además de ser galardonado con el Premio Nacional de Poesía “Rogelio Treviño” en 2017, con el poemario Sótanos del insomnio. Está incluido en la Enciclopedia de la Literatura en México de la Fundación para las Letras Mexicanas.