por Araceli Amador Vázquez
COLECCIONISTA DE OJOS
Sobre una silla tejen cigotos un par de arañas. Sobre la silla hacen ruido las –ahora– tarántulas. Hilvanan con espuma un velo para la gran h: la nada el silencio la mudez. El blanco aire que cubre a la letra intimida a las ranas; anfibios de pieles rociadas por el propio fracaso. El péndulo infinito cruje sobre sus cuerpos. Temen por su existencia, buscan alimento en las patas de la h. Cómo acercarse si los arácnidos protegen la poesía. Cómo buscar su comida si ya no hay tiempo. Cómo saltar al blanco trono si las tarántulas devoran estas corruptas plagas. Cómo reclamar el lugar que ningún dios les otorgó porque un órgano inexistente no se puede atrofiar. No todos fueron elegidos para mirar en la Nada el universo. Ellas, las ranas tiemblan en el minúsculo invertido cielo. Buscan la trascendencia en el salto, pero temen a las tejedoras … y se consuelan con seguir viviendo. *** Ellas, las arañas tejen constelaciones embellecen el reflejo de los charcos con su seda. Anudan de vez en cuando un hilo al cielo. La más joven desliza sus carnosas piernas por el suave cordón (espera el inseguro salto) al oír el croar de una cloaca clava su aguja en el ojo del anfibio y ensarta la fugaz bagatela. Sube al origen del ovillo y engarza en su melliza una presea; la delicada mota ocular (redonda mirada del rocío) para su corona de ojos.
PLATINO AMANECER
para Adriana Tafoya
Como si fuese una dulce naranja, el burro acerca el hocico al sol y se lo come a gajos. Cada mañana recuerda el camino hacia el atardecer, se detiene a buscar más naranjas sobre la colina. Qué travieso borrico; se ha llevado el día entre los dientes. Se lo come, hasta que la noche tiene una mordida y cuando lo devora sale la luna. Entonces las ramas se convierten en mecates y la noche pasea a este burro. Qué bella mujer lo acompaña; negras olas son sus cabellos. Se mueve al trote del tierno animal, lleva en la mano un globo de plata.
Qué bella mujer; tan blanca en la oscuridad, con sus largos dedos busca en el pelaje del asno, entonces, encuentra palabras y las teje, una a una forma un collar; dice que tiene por oficio el de poeta. En sus menesteres no se da cuenta que aspira el sol lentamente, un gas amarillo se le filtra en la blancura, pero está tan concentrada que no se contamina.
Los primeros pájaros tapizan el helio, ahora son negros como la poesía. El gallo que canta ahora es azabache y de su canto salen notas negras y redondas. La mujer sigue haciendo collares con ahínco, como si de sus dedos dependiera el deseable día plateado. ¡Por fin!, ya no huele a soledad, ahora los lirios surgen de la tierra.
LA MUJER DE LAS MOSCAS
Los ojos de la difunta son moteles para moscas. El libro viejo en Bellas Artes es guarida de moscas. Yo también tengo alas pero no soy pájaro mariposa libélula. Soy el insecto entre las hojas y tú amante de la magia compras mi hogar por veinte pesos. El anillo que protege tu delgadísimo dedo es la mirada de un cadáver entonces me poso en el hueso de la muerte y vamos a tu casa. En el camino paseas por el Barrio Chino te guardas a comer acaricias mi afelpado cuerpo y acercas una costilla a mi boca. La gente nos mira porque las dos tenemos alas porque nuestro comportamiento es repugnante porque a las moscas no se les da de comer. Entonces el mesero nos echa porque otros van a comer porque los otros son demasiado humanos. Me dices que te gusta mi traje negro mientras dejas la propina y salimos del lugar. Mujer alada extiendes la mano izquierda paso por el anular me acomodo en el índice ahora llevas a tu mosca en un dedo. Con la otra mano abres la sombrilla que nos cubre del sol y continuamos el viaje.

Araceli Amador Vázquez. Nació en la Ciudad de México en 2000. Ha participado en el Encuentro de Talleres de Creación Literaria del CCH, ediciones XVII y XVIII, y publicado en la X antología de alumnos del CCH (2019) y IX antología de alumnos del CCH (2016).
Obtuvo el segundo lugar en la categoría de cuento en el “Quinto Concurso de Lectura de Poesía y Cuento 2016” del CCH Azcapotzaco, donde asistió al Taller de creación literaria” (2015-2018). Tomó el taller de novela “Breves incendios inextinguibles”, (UCSJ, 2018) y el taller de cuento “Escritos por Nuestra Sombra” (2019).
Ha colaborado en las revistas; Verso Destierro, Ablucionistas, Biombo Poético, Revista Cultural Mood Magazine, Small Blue Library, Hiedra, Malabar, Circulo de Poesía, Kametsa (Perú) y en los periódicos Paréntesisplus, Exilio y El Sol de las Américas (República Dominicana). Así como en los programas de radio; Café con letras, Iztaccihuatl el Sendero de la Luna y La Voladora Radio. Actualmete es miembro de los talleres de “Poesia para volar” impartido por Cultura UNAM y “La pluma crece en la palma de la mano” del Centro Cultural Futurama.
Reseñas acerca de su obra aparecen en La Jornada, La razón, Parentesisplus, Panamá Poético y Ablusionistas. Ha colaborado en las antologías Campanas del Brezo, Editorial Ave Azul y Viejas Brujas III; Memorias Futuras, Aquelarre Editoras (2021). Poemas suyos han sido traducidos al italiano. Es autora del libro Sirenas de Cuarzo; el lugar privilegiado, Editorial Verso Destierro (2021). Además a participado en diversos festivales y encuentros de poesía en la República mexicana. Actualmente estudia en la Facultad de Derecho de la UNAM.