“Su juventud fue el conocimiento de la poesía o el hallazgo de la soledad” Eduardo Cote Lamus.
I
Veo a la locura alojarse en mí ojo, las líneas blancas desfilar, el fondo de los vasos llenos, la oscuridad del sol. Hago rituales en mí cuarto ahorcando a mis padres, para besar la fragua de sus cabezas cuando sostienen la nube en la que lloró locamente derramando la runa del odio.
II
He visto el rostro de la muerte y poco a poco se ha descubierto el mío, el lavatorio está lleno de un agua morada, una bruja me toca el hombro y revuelve en el caldero la visión de mi juicio. Aprendo a comer con las ratas, ellas me ofrecen sus semillas endosadas con el polvo azul que deja la sangre y los químicos.. Yo alguna vez me creí príncipe y heredé una piedra hueca sobre la que reiné hasta igualarme a ella.
¿En qué momento comienza La Sombra a ir detrás del cuerpo?
III
Paso las noches atado a un árbol para descubrir la profundidad en la que caerán mis huesos, arbitrariamente esparcidos para la predicción de los magos. Los minerales al fin querrán jugar conmigo, llamarán a mis restos para abrazarlos y transfórmalos en un huerto. Interrumpirán el ritual de mis venas y me obsequiarán a la mordedura de un ángel.
IV
No me creíste cuando dije que estaba muerto, que tenía el cuerpo helado y la luz pesaba. Ahora recibirás de mí el abrazo de los disecados, vendrás a mí figura como quien sepulta y borra sobre los pasos. Apartarás esta luz de mí para que el viento como una pluma hermosa, haga regresar al ave que me ofrende a sus crías.
V
Bajo la saeta le pido a Dios que me ofrezca un cáliz del cual beber, mis labios están secos por la sed infinita. Tengo miedo de morir descalzo y con frío, morir solo, morir viendo nada. Pero no quiero la compasión de nadie; que mi cuerpo sea libre de quemarse, de viajar como el incienso que exhumen los dioses. Los nardos crecerán en las puntas de mis dedos, navegaré con el amor que me fue imposible, en un ataúd, por el río, donde al final me espere una catedral y el llanto de mi perro y de los conejos.
Hay una isla varada en mi ojo. Hay un rayo inverso en laTierra. Hay un dardo en la diana de mi mano.
Hubo un nombre bajo la frente. Hubo un corazón en la runa del fin. Hubo un cerebro abierto en el tallo del universo.
Yo, ahora me marcho a la Casa Eterna.
VI
Oyeron un grito sostenido secretamente en las paredes, un llamamiento a la locura del ave ciega varada sobre su roca. La inscripción de otra sangre en los vitrales, innombrable. El presagio de una bestia merodeadora que empuja las puertas, el ritmo interior de una semilla. Las flores de plástico crecen en el jardín donde yacen los cadáveres de cabezas de rubíes y manos de arena.
Hay una música debajo de la tierra.
La casa parece derrumbarse, los hombres la tienen rodeada, dan vueltas con sus trompetas, los padres que viven en ella corren a ver a su hijo antes de que caiga su pequeña Jericó.
Sobre la cama ya no hay nadie, no hay tiempo para los padres, el techo empieza a desmoronarse, las paredes colapsan, los vidrios rotos y los alambres del patio hacen su cárcel. Debajo de la tierra hay una música; los padres encuentran a su hijo.
Ignacio Aru, Costa Rica, 1999.
Ha sido ganador del premio internacional de cuento de Fundación Mapfre (España 2014), y en poesía ha ganado el Tercer lugar del premio Nacional de Poesía Letra Joven (Costa Rica, 2017)
Publica su primer libro “Lupercalia” (México, 2020) y su segundo «Catorce días bajo la nieve» (Costa Rica, 2021)
Estudiante de Derecho de la Universidad Hispanoamericana. Incluido en la Antología “Nueva Poesía Costarricense” (Costa Rica, 2020). Participa en diversos Festivales Internacionales de Poesía, así como lecturas para diferentes colectivos de Perú, Bolivia y Argentina. Aparece en revistas como Altazor (Chile) La Raíz Invertida (Colombia) Liberoamérica (España) New York Poetry Review (USA) Círculo de poesía (México).
El destacado y laureado poeta beat en la versión al español de la traductora y poeta colombiana María Del Castillo Sucerquia.
Se disfruta la poesía de George Wallace de una manera gradual, aquella que nos va acercando paso a paso al gran acontecimiento. En la primera lectura nos enfrentamos a un camino en zigzag…señales de un mapa indescifrable; muy pronto, la poesía asoma su rostro en unos títulos extensos: “Un salvaje pájaro enjaulado en las costillas de un viejo”, “Paris, un moribundo cisne en el infinito arco del sol”, “Es el futuro un eterno confín de peras”, “Bajo una cubierta de hojalata en la lluvia tropical”, títulos que no predicen el contenido de los textos, solo abren la puerta al sinfín de posibilidades de interpretación que ofrece la dinámica de la deconstrucción literaria: al desmontar la estructura lingüística dentro de los versos, el autor deja expuestas las diversas significaciones que como lectores podemos hallar y disfrutar, en todas las lecturas posibles.
Paulatinamente, la poesía sigue revelándose en una sucesión de piezas-versos que van encajando como un puzle; aparece la poesía concentrada en descripciones de lugares y personas que nos trasladan al punto exacto de la inspiración: el viejo asmático entre el huerto de manzanos, “el norte de Kansas todo ese polvo el calor los tábanos que muerden…”, la urgencia y la multitud en una avenida de Broadway, la luz artificial del Barrio Latino en una Paris decadente y bella, el “pianista solitario sentado en el rincón de Le Chat Noir…”
Los poemas de George Wallace nos develan un trabajo muy imaginativo, original, con imágenes sugerentes y surrealistas; un contenido que, tocando la intertextualidad, ofrece diversas temáticas. Entre otros tópicos, subyacen en estos textos, indicios de las inquietudes sociales de los 60´s y la estética prevaleciente en esa época –hay un lamento por una América grande que ya no existe-. La simpleza de la ternura que derrota la complejidad de la vida rutinaria. Una corriente de nostalgia que atraviesa el poemario, a través del tiempo (decadencia, futuro incierto en la vida de “los personajes” de los poemas), los lugares que no serán los mismos si se regresa a ellos, la edad adulta con su equipaje de victorias, pérdidas e incertidumbres; el amor con su carga de cinismo y dolor intrínseco –como en el poema Adiós, Angelina—
En fin, después de leer este poemario tan pleno de experiencias y profunda reflexión, se acentúa la conciencia de que “la vida es un hilo débil atravesando una bobina”, como dice el poeta, pero que todavía hay esperanza, porque aún la palabra vive como un puntal que fortalece esa fragilidad.
Nora Carbonell Muñoz.
Adiós, Angelina
adiós, Angelina esto se nos salió de las manos me voy a Texas la frontera de tu casa estuvo bien por un tiempo pero no me conviene es la metáfora de morir un día a la vez después de todo, ambos sabemos que tu marido volverá de Dakota del sur es mejor hombre que yo desde la universidad, si mal no recuerdo un capitán de la fuerza aérea y, cuando termine de prestar su servicio volverá a libar en tus metafóricas lilas, por así decirlo tengo que seguir adelante así seas toda la mujer que amaré no trato de ser romántico al respecto pero es casi de mañana y hay una frontera estatal que cruzar hay un largo camino por delante sí, ambos sabemos que me amas demasiado bien más de lo que merezco, pero tiro de mi carga, ¿no? medir la bebida o cualquier otra cosa no tiene sentido el amor no sabe de cálculos apuntaré mi nariz hacia Texas y seguiré mi camino Angelina, la frontera es de donde vengo y a donde voy: una metáfora de la libertad soy amante de la libertad así que borra tus bonitas lágrimas me dirijo a Mc Allen, conozco allí a una chica dueña de una lavandería +++++++++++++++++++++++++++++++ bye
Ojalá pudieras sostener la mirada de tus hijos
ojalá pudieras sostener la mirada de tus hijos por siempre viajero de la tierra, mientras caminas hacia la muerte tú, en la bata de cenizas tú, como los aburridos ministros del próximo mundo ya te empujan a través de su puerta más fuerte de lo que nunca fuiste más fuerte incluso que tus hijos quienes te han enriquecido quienes, ahora, son los adultos en la habitación, y tú el pequeño -la vida es un hilo débil atravesando una bobina-
con la piel del color del suelo, la rodilla cojeando la respiración como un fuego de antaño ¡agarra con firmeza esta mano, hijo de las estrellas!
¡agárrate fuerte niño del más allá! ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀balacéate fuera del tiempo en confianza y en verdad, esta es la mano que nunca antes comprendiste ahora, aférrate al amor
Es el futuro un eterno confín de peras
no le pidas al pianista solitario sentado en el rincón de Le Chat Noir (cuando es hora de cerrar, el último cliente se ha ido) una canción sobre el futuro para cada hombre, en cada época, el futuro muere demasiado joven responderá (de vuelta al coñac y al cigarrillo moribundo) sin mencionar que también se reencarna en forma de pera
George Wallace, nacido en Nueva York, es un poeta y difusor de poesía. Obtuvo residencia en Walt Whitman Birthplace y fue el primer poeta laureado del condado de Suffolk. Es autor de 36 libros de narrativa y poesía, publicados en Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Macedonia e India. Es una figura prominente en la escena de la actuación de poesía de Nueva York. Durante mucho tiempo viajó internacionalmente para actuar, dirigir talleres de escritura y dar conferencias sobre temas literarios. Enseña escritura en Pace University (NYC) y en Westchester Community College. Ha realizado residencias de Investigación en el Centro de Estudios Helénicos de Harvard en Washington DC. Ha trabajado como voluntario del Cuerpo de Paz, administrador de atención médica, organizador comunitario, periodista comunitario, oficial médico militar en servicio activo e historiador local. Su trabajo se recopila en la Colección de Secciones Especiales, Instituto de Estudios LI de la Universidad de Hofstra. George es editor de Poetrybay.com, coeditor de Great Weather for Media y editor de Long Island Quarterly y Walt’s Corner, una columna de poesía semanal en The Long Islander, un periódico comunitario fundado por Walt Whitman en 1838. https://en.wikipedia.org/wiki/George_Wallace_(poet)
Nora Carbonell Muñoz. Poeta y narradora de Barranquilla, Colombia. Filóloga (Universidad del Atlántico), Especialista en Pedagogía de la Lengua Escrita (Universidad de Santo Tomás).
María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, agente literaria, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, inglés, italiano, portugués, ruso, griego, español y alemán). Reconocida y laureada traductora de muchos escritores alrededor del mundo y conocida por ser un gran puente entre ellos autores de lengua extrajera y el mundo del habla hispana. Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías, revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Alaraby Aljadid, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, Protikotha, Sindh Courier, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, francés, bengalí, uzbeko, italiano e inglés. Es traductora y columnista en las revistas Vive Afro (Colombia), Cronopio (Colombia), El Golem (México), Palabrerías (México), Poesía UC (Venezuela), Poéticas Marcianas (México), Atunys Poetry (Bélgica), Kametsá (Perú, Lima), Cardenal (México), entre otras. Sitio web: globalliterarytranslation.org Contacto: lacabramontes@outlook.com +57 301 4520375.
La vida es un cuento, la muerte, el punto final de una oración.
Escribir estas líneas es el pecado más grande que he cometido en la vida. Por favor perdóname si es que puedes, si no, ya es muy tarde.
Mi papá murió en una cama de hospital, como muchos otros. Su cabeza de pájaro yacía bañada de un sudor divino. Su respiración le estremecía el cuerpo como el viento levanta súbitamente las hojas secas del cielo.
¡Cuántos otoños enardecidos pasamos en Vermont! Cortando el aire frío con un Ferrari rojo, a través de pueblitos de cuento a medio día. “Mais quelle belle vie, en esperant qu’elle dure toujours !”. Exclamaba él sacando el brazo por la ventana y extendiendo los dedos. ¿Fue acaso esto un sueño?
Era de noche. Las ventanas cerradas de la habitación guardaban una luz melosa, el ruido del aire acondicionado, los números rojos y verdes del equipo médico, y las sondas como lianas. Su respiración era un niño que sollozaba solo a la distancia, las últimas costras de vida que se aferraban empedernidas. Un berrinche digno. Pero con cada movimiento brusco de la cabeza hacia atrás salían expulsadas y se unían como gotas a la bruma de la escena. En comunión formaban parte de algo más grande y se relajaban.
Algo parecido a aquellos atardeceres sobre la colina en días frescos. La última gota fosforescente se resbalaba y caía sin remedio entre las piernas de la montaña. Sus ojos grises, fijos en el agonizante punto rojo, lo reflejaban. “Pedí un deseo, mi amor, ¡qué atardecer más lindo!”. Y me daba la mano.
Su mano yacía inerte sobre las sábanas, muy de vez en cuando un dedo temeroso saltaba. Las manos que sostuve desde que nací no me sostendrían más. Pero este instante me cargaría hasta la muerte.
No puedo describir el momento exacto de su victoria, porque no me lo permito y no me lo perdono. No soy digna de su santa euforia pero estas palabras bastarán para sanarme.
Estaba amaneciendo.
La perla
Te tengo guardado como a una perla el dolor más valioso que tengo en el cuerpo. Porque si no lloro estas lágrimas pedazos de plomo puede ser que nada de esto haya pasado.
El día que te vi por última vez entre enfermo gentío en una camilla en el corredor de un hospital público, fue un sueño, fue un sueño, fue un sueño.
Estás todavía en tu apartamento en el sillón de la sala viendo la ciudad por la ventana cerrada.
Te cuido como a impuro tesoro custodiado por capas y capas de nácar, risas exhaladas despreocupadamente como si estuvieras todavía en el mundo conmigo, no tuviera que molestarme y procesar tu muerte.
Eres semilla pegada por allá en el fondo de una muela. No madurarás nunca en palabra suelta o verdad absoluta.
Tu nombre es un avión que cae desde el cielo, cómo podría permitírmelo, Dios mío.
Empedernida en rabieta privada me frustro porque te tenía y de pronto no te tengo. Me incomodas a diario y me encantas, pero no logro alcanzarte cuando quiero.
Me siento idiota cuando te pierdo en algún rincón de mis múltiples acueductos.
Se me hincha la cara, estoy infectada porque tú trabajas desde tu escondite carcomiéndome tan lento, tan lento, que no te percibo malvado gusanillo.
Llevo meses ingenua, caminando por el mundo podrida, comiendo de todo, glotona, y permaneciendo vacía.
Propiedad privada
Tengo una casa donde no vive nadie; y así me gusta, con las paredes blancas como praderas. El piso es una pista de hielo donde me deslizo como un niño cuando necesito llegar rápido a conclusiones.
En esta casa cabe todo y no cabe nada. Es solo mía porque pago los impuestos. Y así será siempre, le daré mantenimiento, digan lo que digan. No se vende ni se alquila.
Todo es blanco, el piso, las paredes, el techo, el aire que respiro, la luz por la ventana, el viento… Que no se atrevan a cantar los pájaros.
En los muros desnudos como el hueso veo todo lo que quiero y me pierdo.
Me deshago en el espacio, sentada en una esquina me fundo en el concreto. Aquí no hay teléfono.
Me esfumo y me hundo muy hondo.
El silencio me arrulla como una madre, me acompaña por mis caminos internos como un perro.
Me esfumo y me hundo muy hondo.
Dejo que el blanco me invada, que me perfore el pecho, y me consuma por dentro. Me entrego sin vacilar a la nada.
Me esfumo y me hundo muy hondo.
Ya no me exploro ni siquiera, me dejo atrás y me olvido, solo soy parte de este reino.
Me esfumo y me hundo muy hondo.
Me voy de mi casa blanca.
Hasta que suena el teléfono, y tengo que ir a recoger a los niños.
Pero ahí está mi casa, y me espera inmaculada, cuando quiera y donde sea.
No se admiten visitantes.
Existir duele
Soy una ciudad abandonada con su relieve infinito de edificios, calles como venas, puentes, tiendas y tragedias.
Hay alcantarillas, charcos, caños sucios. Hay acantilados grises, callejones solitarios, una cobija tirada en la esquina.
Hay muchas casas vacías en fila, puertas negras cerradas con cerrojo, ventanas que quedaron entreabiertas. El viento silva a lo largo de las caderas.
Hay escaleras decadentes, el vaho apestoso de la urbe subterránea. Hay un metro que no funciona, hay andenes desiertos, una bolsa plástica.
Hay bulevares tan amplios que arden incrustados en medio del pecho. Hay árboles que no crecen.
En la intersección la luz del semáforo todavía cambia de color, verde amarillo rojo verde amarillo …
Hay autopistas oscuras tan anchas como mis piernas. Hay caseríos y tugurios, miles en el fondo de la lengua. Hay mansiones anticuadas con vitrales quebrados en los ojos.
Hay techos y chimeneas, muros manchados por el humo. La noche no espera.
La neblina llega sigilosa como de costumbre. Entra a los templos, cubre estos huecos de concreto.
Desciende y se expande como la marea.
En la torre más alta, en la última alcoba del piso cincuenta; se nota apenas un bombillo incandescente.
Alguien trabaja en vano, tratando de habitar la ciudad
inhabitada.
Quiero que me odies
Quiero que me odies, que me veas y quieras que me muera. Quiero ser el dolor más cálido que has sentido, la aguja que te tragaste y no ha caído todavía.
Quiero tanto, tanto repugnarte de todas las maneras posibles. Que un espontáneo pensamiento de mis manos se te meta en el centro de la cara y te la arrugue.
Que detestes con tu corazón suave a todo aquel que pronuncie mi nombre, para bien o para mal, no importa. Ojalá ese sonido ambiguo sea un grito espeluznante en medio de callejón mojado; el tap de las patas de las ratas del desagüe. Que te duela en el cerebro, en la panza, en el pecho.
Quiero ser el alma en pena encerrada en tu cabeza que solloza todas las noches y reniega.
Si logro algo de esto será suficiente, podré morir tranquila algún día.
Y, tú, no te preocupes, no sufras, que te acompañaré piadosa a mitad de tus noches en vela. Te abrazaré cuando el odio se expanda como el moho en tu casa.
No me apartaré nunca de tu lado, te lo prometo. Puedes contar conmigo.
Le suplicarás al fantasma de lo que fui que no se vaya, que no descanse. Llorarás y te retorcerás para que te arrulle, porque sabrás que de cualquier otra forma estarás solo.
Cuando te levantes y la casa esté sucia, no te importará porque me sentirás hundida en tu piel interna como sanguijuela, el gusano del tórsalo, el huevo de la mosca, y estarás tranquilo.
Enfermo, adicto, tranquilo.
Cuando el cuerpo se te descomponga, brotaré desde adentro como hiedra, y estaré contenta.
Tranquilo, mi amor, esto es lo que te espera. Por no amarme más me odiarás toda la vida. Yo no aguanto emociones tibias y lo sabías desde el primer día.
Todos los textos forman parte de Viento inmóvil (Editorial UCR, 2020)
María Macaya Martén (San José, Costa Rica, 1991). Master en Literatura Comparada de la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Se especializó en poesía, en el simbolismo francés y el modernismo hispanoamericano. Previo a su maestría, sacó la carrera de Literatura Comparada en Middlebury College, en Vermont, Estados Unidos. Durante su tercer año universitario fue estudiante visitante en la Universidad de Costa Rica y la Universidad de Nueva Sorbona, en París. Al completar sus estudios regresó a Costa Rica y dio clases de inglés en la Universidad Latina y en el programa Inglés por Áreas de la Universidad de Costa Rica. Su primer libro de poesía, Viento inmóvil, recibe una Mención Especial del Jurado en el Certamen de Poesía 2019 de la Editorial de la Universidad de Costa Rica, y se publica a finales del 2020. Su trabajo ha sido publicado de forma virtual Revista Chontales Litterae. También participó en el Segundo Encuentro de Poesía Joven de Costa Rica, el Festival Virtual del Libro SIBDI, la Feria Internacional del Instituto Iberoamericano y otros recitales virtuales.
Traducción al español por María del Castillo Sucerquia
Kenneth Lumpkin es educador, escritor, poeta, músico, masón y activista. Nacido en Ridgewood, Nueva Jersey. Ha publicado cuatro colecciones de poesía hasta la fecha: Gather the Ashes, 1984. Fue ganador de la Beca Conmemorativa Louis Ginsberg del Chaucer Guild. Es autor de los libros Song of Ramapough: A Poetics of Place, 2016; Love Lake, 2017; God has many names and other poems, 2018 y Slip of the Tongue, 2019. Enseña antropología en línea a través de tres universidades estatales de Nueva Jersey y reside en London, Ontario con su esposa, Kim y su gata, Molly.
La voz poética de Kenneth Lumpkin es bípeda: a veces brota con la inocencia de un niño y, otras, con la sapiencia de un anciano. Su poesía, de imágenes vívidas y contundentes, evoca a los espíritus de la razón y el sentir y los confronta, para, finalmente, optar por el asombro y la esperanza de los sueños como vías de liberación o resolución en el batallar de los opuestos.
I. Amor
nada sobrevive sin ello… ni siquiera una piedra tiene a otras piedras sino a las estrellas
por encima semejante es el amor
II. Niño de la luna
de todas estas: diamantes esmeraldas rubíes zafiros sólo tú eres mi gema preciosa te sostengo como a un péndulo en el corazón nada hay que nos marchite o nos desgarre eres la joya azul más fina y, aunque no soy más que un tonto niño de la luna hay una mirada puesta en ti bajo el sol de mediodía donde alguna vez hubo una joya
III. Puerto
el mar no era mi oficio no había caminado por una cubierta mojada todavía
ella se tiende ante mis pies las serpientes nadan junto a mi indigno barco el cielo es hostil con mi sombrero pero llegaré rápido hasta el puerto
verás, soy amante a tierra firme
IV. Un sueño
mucho he dicho y hecho: algunas cosas me avergüenzan muchas resultaron mejor de lo que esperaba… me he emborrachado, drogado, peleado he cometido crímenes con los mejores y peores, y, a veces, me hallo sentado en el cenicero de los dioses
miro las brasas que se extinguen con lentitud entre los finos hilos de humo… espero por alguien que no haya salido todavía espero un golpe más… no obstante, siempre me quedo con las sobras ni siquiera los gemidos de los amantes perdidos son míos
cubrir la miseria no se puede he visto obrar y he obrado en el camino sorbo el humo que falta y tomo una última calada antes de que oscurezca entonces, inicio un nuevo sueño
ojalá uno que resucite mi corazón
María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México)
De hecho, la autoridad de tránsito no me considera apto para conducir, aduciendo que no respeto a los peatones, que abuso del claxon, que no comprendo la semiótica de las señales, que soy corto de vista, que no tengo reflejos, que convierto las rotondas y los cruces en coliseos romanos…
En fin, que si quiero un permiso lo solicite en Bagdad o en Disneylandia.
Pero como no me gusta conducir, da igual.
Cuando lo he tenido que hacer —en la clandestinidad— me he dicho siempre para animarme:
“Dejate de cosas. Hoy sos Niki Lauda y esta puerca vida es el Gran Premio de Daytona”.
Pero no resulta.
Una vez que leo, sentado al volante, aquello de: “Los objetos en el espejo pueden parecer más cerca de lo que están”, ya nada tiene sentido.
Conduzco.
Regreso el auto. Y otra vez bípedo, fijándome bien en las mujeres, en los demás, en todo, comprendo.
Parecen estar cerca pero no lo están.
ORALIDAD
Lavar un ojo con la lengua.
Grabar un manto en sus cuatro paredes de carne dulce.
Hacer minería nocturna en el Atacama.
Rezar un Padrenuestro ante el pollo congelado es casi lo mismo que lamerte, casi como al cruzar la calle bajo la mano bendita del Señor que todo lo ve.
Es que comer de todo en vos es leer en griego con la boca muy abierta —es arar en el vidrio— y volver al paladar con ron maduro de la caña más injusta.
Esa miel que sabe a perlas como si fuera El Juicio Final.
Y salir de vos. con una sopa de ángeles en el cielo de la boca es en sí caer ante un altar sin Cristos hechos a la medida de su Calvario.
Uno te come así como el oso polar lame la grasa muerta de las focas:
por supervivencia.
FOTOGRAFÍA
Buscaba una foto de Katy Perry desnuda, pero ha de estar en un álbum de los de al fondo: de los mejor guardados, de los más sucios, los del olvido.
Sé que tengo por ahí una foto de Katy Perry sin nada encima, ladrándome como una pared acumulada desierto tras desierto.
Se mueve, como una paloma.
Las posibles implicaciones eróticas quedarán muy entre Katy Perry y yo.
Las evidentes fortunas de la piel cobran mudos intereses y yo trago puré de hielo con la ansiedad de un vagabundo.
Así devoro el ojo bueno con el que veo a Katy Perry desnuda hasta el borde de sus vapores, hasta la bruma metálica que la trae /y la lleva de la punta de California a la punta de mi corazón.
FRUTERO
I El limón es la manzana de los solitarios.
II
La uva es el ojo extirpado de la noche.
Embotellada sirve para lo mismo que el querosén.
III
La fruta de la pasión es el antepasado más recóndito de cuantos hay en el árbol genealógico de las mentiras.
IV
La guayaba, firme y saludable.
No sabe a grandes cosas: es una delicia imposible.
V
La naranja es pobre en esencia. Miserable.
Pero imita muy bien al sol de la mañana.
VI
La caña de azúcar va al trapiche como María Antonieta fue a la guillotina.
VII
El banano, insultante y grosero. Se involucra con la tierra más verde y lastimada de cuantas hay en este mapa de soledades.
VIII
No diré mucho de la pera.
Cierta vez una de las mujeres más hermosas que conocí metió su seno izquierdo en una copa de vino.
Y al hacerlo demostró la existencia del alma.
IX
No hay barco más hundido que un árbol de arrayán en flor.
X
El itabo no es, formalmente, una fruta, pero en las casas luce como un degolladero de palomas.
Sabe perezosamente bien.
XI
Pocas cosas más sensibles que el limbo del aguacate.
XII
El ají es la cápsula de cianuro que en momentos de gran confusión uno muerde para acabar con sus días.
XIII
La manzana es el limón de los insomnes.
SUPERMERCADO
El poema está en el coche del supermercado, como parte de las compras nocturnas. A él se suma la lechuga crujiente y la cerveza, el fervoroso tomate, la lata de anchoas sin una sola ventana. Algo de pan fresco que me dispongo a cubrir con la perfecta ortografía del queso fundido. El poema junto al hielo empacado, junto al garbanzo tierno y específico. En el coche, el poema y yo buscamos obsequios para confundir a la muerte. Tal vez un envase de mermelada convincentemente fría. El poema perdido entre las compras como una compra menor. Una pieza de jabón para desinfectar la lástima. El poema es un pedacito de literatura sin grandes ganas de ser. Vas y lo comprás en el supermercado como un ramo de tomillo con el que le darás sentido a tus alimentos. Contra los metódicos ladrones de historietas, el poema ladra de dientes para afuera.
Alfredo Trejos. Poeta. Nació en San José, Costa Rica, en 1977. Hizo estudios en Antropología y Filosofía en la Universidad de Costa Rica. A la fecha, ha publicado nueve poemarios y dos antologías personales, siendo SAD HILL (Ediciones Perro Azul, 2019) su obra más reciente. Además, ha ganado el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en la rama de poesía en dos ocasiones, 2012 y 2018. Entre sus últimos trabajos se encuentran el Taller/Laboratorio Tráfico de Influencias, en el año 2013, para el Ministerio de Cultura, en el marco del Programa Enamórate de tu Ciudad (espacio que se mantiene activo en otras instancias); el Taller de Escritura Creativa para la Municipalidad de Heredia, en el Centro Cultural Omar Dengo, año 2018 y el Taller de Creación Literaria para el Centro Cultural de España en San José, en el año 2020. Así mismo, ha realizado la corrección y participado en la edición de varios poemarios de otros autores costarricenses. Los siguientes poemas pertenecen, precisamente, a SAD HILL.
mi confinamiento no es
leer los libros que he postergado
desde hace dos años
o los mensajes que evadí por tristeza
no es volver a escuchar los discos
del 2000
y comparar a qué suenan
veinte octubres después
no es pensar en qué hubiese pasado
si no escogía esa carrera
ni en las veces que volví a escogerla
no
definitivamente, no es recordar
ni buscar reconciliaciones
es más bien
pensar en lo sola que se está
todo el tiempo
Historia de «O»
quince años tuve
cuando eché a rodar toda mi fuerza
quince años aprendiendo
a mirar por los pequeños agujeros
dejar la reja entreabierta
esperar una noticia una llamada
quince años llevando
el peso de su abandono
aprendiendo a retirar escamas
a escribir cartas cada noche
quince años los hijos duermen
aprendiendo de la falta
de suplir el lugar del hombre
quince años caminando
sin ganas y por costumbre
por necesidad sería lo correcto
despertando cada mañana
a oler semillas
dejar la merienda hecha
la mesa servida
quince años
apurando el paso
no llorar
7.
no es cierta la soledad
cuando el corazón palpita
todavía mi corazón palpita
todavía alguien pregunta por mí
y mi corazón se asoma
el amor se asoma
todavía alguien dice mi nombre
con ternura
y mi corazón se conmueve
se estremece como un recién nacido
y se rompe
a llorar
De Seminare (2018)
Anaomi Alayo (1997) Egresada de Ciencias de la Comunicación. Ha publicado Seminare (2018), una plaqueta virtual autoeditada.
por Bozena Helena Mazur-Nowak introducción y traducción al español por María Del Castillo Sucerquia
Bozena Helena Mazur-Nowak nació en Opole, Polonia. Es poeta, novelista y traductora. En el 2004, en busca de trabajo, emigró a Gran Bretaña. Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas, y su nueva colección de poesía Carousel of Life se publicará en breve.
Es autora de seis poemarios; cuatro en polaco y dos en inglés At the banks of the river called Life, Ticket to the Happiness Station, Whispered, At the Goodbyes Bridge , Blue longing, Cormorants will return and My Life’s Footprints.
Su trabajo se puede encontrar en numerosas antologías y revistas de todo el mundo. Ha sido ganadora de numerosos concursos de poesía: Premio 2015 María Konopnicka por sus méritos a la cultura polaca; Premio Expresionista Tadeusz Micinski 2015; Premio Literario 2017 de Klemens Janicki. Es miembro de la Unión de Escritores Polacos en el Extranjero, la Asociación de Autores Polacos y la Asociación de Poetas Americanos.
Bozena Helena, en su poesía, suscita un sabor agridulce a las vicisitudes de la vida. Sus imágenes de añoranza y nostalgia, tan sencillas, nos revelan que a pesar de la pérdida y el desamor, podemos seguir adelante mientras tengamos la capacidad de contemplar un bello paisaje, atesoremos la esperanza de estar vivos y creamos en un mundo mejor más allá de los sueños.
Gaviotas
La playa está vacía busco en vano nuestras huellas en la arena el alba todo lo arrasó
justo aquí estuvimos ayer el mar, sus cosquillas en los pies el viento que enredó nuestras manos y cabellos
las gaviotas extrañadas ¿dónde perdiste a tu amante? dinos, ¿dónde?
las conchas de mi collar gimen murmuran tristes
una vela navega en el horizonte tan lejos como tú.
Duele la vida
Alguien amarró tus sueños tan alto
los ojos se cansan del insomnio nubarrones penetran en la cabeza todo está huérfano de color
a veces duele tanto la vida
firmaste la cadena perpetua pero tienes que seguir adelante pese a tus rodillas raspadas por sucesivas caídas eternas decepciones
levántate y anda no importa el dolor a pocos les reducen la condena
la joroba, las canas están al alcance de la mano
para la clase obrera el amor y el respeto se levantan a precio de gotas de sudor
duele la vida y es tan dulce
a cada uno de nosotros le asignaron un camino en los sueños
la vida cotidiana es tan rosa es tan gris
hay quienes recorren un largo camino hay quienes envejecen en la juventud
Espantapájaros
El granjero puso un espantapájaros en el campo en los dos postes de madera encadenado a una cruz
lo vistió con un viejo y curtido jirón en la espalda le ordenó que asustara cada ave
el huérfano cuelga en la soledad protege el campo del calor, la lluvia anhela caminar por los campos de maíz mas la cruz aprisiona su movimiento
el espantapájaros agacha la cabeza ¡qué tétrica expresión!
contempla el horizonte sueña la libertad sólo vuela en sus profundos sueños
día y noche permanece encadenado al campo.
Los corazones de los pájaros
No asustes a mis pájaros, por favor están casados del largo viaje
anidaron en el manzano allí dormirán toda la noche
deja que sueñen con la tierra de los sueños tan distante, tan maravillosa
donde fluye la vida con lentitud sin briza de violencia donde los bosques son vírgenes lagunas azules llegan al cielo un mar de hierba rasga la línea del horizonte
¿sobreviven esos lugares en la Tierra?
sólo en el corazón de los pájaros en nuestros sueños más profundos
matan los hombres cada día este mundo.
La esperanza es lo último que muere
te escribo cartas, hija mía todos los días una carta nueva quizá la misma
en estas cartas lo dije todo y queda mucho por decir
te quiero, lo sabes ¿me recuerdas?
aún te espero y continúas tan fría como carámbanos inclemente corazón de piedra
tengo esperanza por ella vivo sin esperanza ¿qué vale una vida?
alguien dijo una máxima bella
la esperanza muere al final.
María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México).
Hacía poco tiempo me había aventurado a descubrir la literatura rumana contemporánea, conocía poco más de algunas lecturas de Mircea Eliade y Emil Cioran, pero gracias a la feliz coincidencia del Festival de Poesía de Medellín, descubrí al poeta que les presento en esta ocasión. Más allá de la simpatía y la naturalidad con que aborda la palabra, lo acompaña su sombrero y la sonrisa, como el mejor de los atuendos que visten al poeta.
Gelu Vlaşin nació en Telciu, Rumania, en 1966, pero desde el 2001 reside en Madrid con su hermosa familia. Es conocido especialmente por haber escrito el manifiesto literario Deprimism; fundador de la corriente literaria con el mismo nombre. Considerado uno de los poetas rumanos más destacados después de la Revolución de1989. Promotor, fundador y coordinador de la Red Literaria de Rumania (Reteaua literara). En 2011 creó el DIVERBIUM Club literario en Madrid, a través del cual promueve la literatura rumana en España. En 2013 inició y coordinó el Proyecto Caravana de la Cultura Rumana en España – Rumania desde la diáspora. En diciembre de 2018 (junto con el periodista Cornel Drinovan) fundó la primera revista cultural para los rumanos de todo el mundo titulada Kryton. Ha obtenido un diversos premios en poesía, y en 2012 recibió la Orden al Mérito Cultural de Rumania, en grado de Caballero.
Ha publicado, entre otros, los libros: Tratado de psiquiatría (Ed. Vinea,1999), Ataque de pánico (Ed. Noesis, 2000), El poema torre (Ed. Museo de la Literatura Rumana / A.S.B, 2001), El último aliento (Colección «Biblioteca Bucarest» – A.S.B. / Ed. Azero, 2005), El hombre adorno (Ed. Brumar, 2009) y Ayla (Ed. Cartea Românească, 2011). Su obra se ha traducido al español, inglés, francés, alemán e italiano, y ha sido publicada en revistas de Rumania, Italia, Francia, España, Canadá, EE.UU, Colombia, Israel, Hungría, Alemania, Rusia, Australia, Argentina, Chile y México.
Su poesía podríamos clasificarla de conceptual, atribuyendo a todo el simbolismo que se oculta detrás de la aparente simplicidad de las imágenes recreadas y la visualidad del poema, pero prefiero no ponerle apodos y asumir la misma sencillez del lenguaje, claro y accesible, que Gelu utiliza en sus textos, breves, pero marcados por la sutileza de la palabra debidamente escogida.
Los temas abordados dialogan desde el interior hacia el exterior y viceversa, es un viaje continuo entre lo cotidiano y lo íntimo. Hay un punto de equilibrio desde donde el poeta quiere que observemos, quiere hacernos meditar. El cuerpo y los sentidos, podrían ser ejes puntuales en su obra, espacios que transpiran en esa inevitable búsqueda de la libertad del ser, a través de la conciencia, la memoria, las vivencias…
Es palpable una preocupación por la sonoridad del verso, con encabalgamientos y una fragmentación que lejos de dificultar la lectura, contribuyen a crear nuevas emociones, explora la intensidad de la frase, y con ella su percepción, denotando cierto hilo de abstracción que en realidad podría ser una sensación, un estado de empatía inconsciente donde la poesía deja de ser una frase y se convierte en un sentimiento, en el instante que penetra en el lector.
bandurg
la muerte viene/ como una
arpía negra con los colmillos
clavados en mi cerebro/
la muerte viene a la chita callando
con su hocico/ afilado/
entre palabras/ donde
el animal de presa/
se ha hecho una yacija con
mis huesos/ esparcidos
anteayer/ en el asfalto
de enfrente del poema
torre/ y el día de mi santo se lo
regalé para la cena/ entre
los despojos de la carne/
enroscados/ en
mi cuerpo aturdido/
como un pensamiento virgen
que se ha ido
de caza
la mente
mi mente/ la que me
miente / la que me hace/
perder la cabeza /
que me quita el sueño /
y los sueños / que me
contiene / y me
derrumba / me levanta
y / me arroja / en la
oscuridad / mi mente /
tranquila / en la que la
muerte no tiene
escapatoria / mira mi
mente / algún día / va a
tomar vuelo…
nacimiento
me he comprado / un
hacha / con ella cortaré/
las raíces del cielo / para
no saber / como llega
la noche / cómo una
muerte / perdiéndome /
con ella / cortaré en carne
viva / para sentir / y de
mis sentidos / tú / vas a
nacer de nuevo…
ogoh I
mi mente/ rompiéndote
la camisa con la que/ tú/
has revestido tu pensamiento/
negro/ como una mancha de
sangre / extendida/ en
el pavimento de los muertos/
la calle
en tu calle / han florecido
dos ojos azules / en
tu calle / solo los labios
saben nombrarme en
tu calle / los árboles
roen la luz /
envueltos en el silencio / solo
tus palabras / matan el
sendero caliente / solo mi
corazón / va sin rumbo
/ por tu calle…
sabilulungan
quizás la nada/ sea
un estado/ en el cual
la muerte se haya edificado
una pirámide invertida/
quizá el amor/
sea una ilusión/ en la cual
se baña la desdicha/
como una piscina termal
/quizás tu imagen/
como una geisha en la retina/
libere mi mente/
y te abrace/
hasta después de la muerte
/quizá tu sonrisa
/no fuese para mí/
pero este día/ como una
guillotina/ me ha cercenado
al alma transformándola
en polvo/ con
el aroma de las noches en
que/ tú ya no estarás
madre
madre / un día
excavé / la fosa/ he
llorado / arrojé la
eternidad en ella / y la
llené / mi madre/ me ha
sonreído / tomé su cara/
/y me la cosí en el
corazón / desde allá /
solo los ángeles pueden /
salvármela…
suryana
fue ayer el día en que
pude haber sido tu
muerte/ fue ayer/ el día en
que pudimos habernos
desnudado de nosotros mismos/
fue ayer el día en que/
te pregunté/ con
ojeras en el pensamiento/ fue
ayer / la noche en que
crecí diez pisos
de alto/ fue ayer la noche
en que/ pude haber sido/
tu cuerpo/ fue ayer
la noche/ en que habría
podido/ fue ayer/ al
principio/ un día
cualquiera/ hubo ayer en
tus pasos/ un silencio/ fue
la noche en que/
habría podido ser tu muerto/
mi muerte
Traducción del rumano: Joaquín Garrigós.
Giselle Lucía Navarro (Cuba, 1995) Poeta, narradora y diseñadora. Es licenciada en Diseño Industrial por el Instituto Superior de Diseño de la Universidad de La Habana y egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Profesora de la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba. Dirige el Grupo Literario Silvestre de Balboa. Ha obtenido diversos reconocimientos entre los que destacan el Premio Edad de Oro 2018, el Pinos Nuevos 2019 y el David de Poesía 2019 que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Ha recibido menciones en los concursos internacionales Ángel Gavinet (Finlandia, 2012), Poemas al Mar (Puerto Rico, 2012) y Nósside (Italia, 2019). Ha publicado Contrapeso (Colección Sur Editores, 2019), El circo de los asombros y ¿Qué nombre tiene tu casa? (Editorial Gente Nueva, 2019). Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés e italiano, y publicados en antologías y revistas de Cuba, España, Chile, Perú, Estados Unidos, México, Finlandia, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Italia, India y Bélgica.
Hace un año, en el Encuentro de Poetas y Cantores que se celebra en Bejucal, la escuché recitar por primera vez. Su voz, entre las palabras en francés y español, junto a los fragmentos de una canción rusa, hacía que el poema vibrase. Unos minutos después me obsequiaría un ejemplar del plaquette Cruzar/Croiser y conversaríamos. Esa fue mi primer acercamiento a la poesía de esta mujer, a la que siempre acompañaban las flores rojas prendidas al cabello y los modos femeninos de poseer la palabra en cada uno de sus sentidos creativos.
Ada Mondès nació en Hyères, Francia, en 1990. Es poeta y traductora (español-francés), publicó su primer poemario Les Témoins – Los Testigos con las Editoriales Villa-Cisneros (2017), seguido por Cruzar/Croiser (Encres Vives, 2018), en el marco de una residencia con la Alianza Francesa de Quito, Ecuador. Desde Nueva-Zelanda hasta Cuba, pasando por Marruecos, Colombia, Honduras o Bielorrusia, participó en varios festivales internacionales de poesía alrededor del mundo; se encuentran sus textos en diversas revistas y antologías, tanto en español como en francés: Ærea [12, Santiago de Chile], Lámparas [Puerto Rico], La Lettre sous le Bruit [25, 40, 46, 47], Recours au poème [mai 2018], Levure littéraire [14], Teste [31, 35, 37], Cauce [Cuba, 2019], Terre à Ciel [Voix du Monde, 2019]), Terres de Femmes, La Volée [17, 18]), Phoenix.
Después de la traducción al español de Gérardmer, poema para tres voces (francés-alemán-español) de Albertine Benedetto publicado en las Editoriales PVST? (Niza) y La Cartonera (Cuernavaca, México), repite la experiencia con la segunda edición de Alma Mater, de la misma autora y mima editorial francesa. Su poemario La Casa Miseria y otros poemas se publica con las Editoriales La Chifurnia en El Salvador. También conduce talleres de lectura y escritura y presenta sus textos poéticos bajo la forma de espectáculos en todo tipo de contexto (teatro a domicilio, escolar, centro cultural, etc.): Écrire Debout y Paisajes cubanos con lluvia–Paysages cubains avec pluie (del poemario epónimo publicado por les Ed. du Petit Véhicule, Francia 2020) circulan entonces como perfomances políglotas y nómadas. Invitada del Fiestival de las editoriales Maelström (Bélgica) en octubre, se presentará su poemario políglota le Droit à la Parole – El Derecho a la Palabra y estrenará su performance X cantos del desarraigo.
Su poesía nace del viaje, y su viaje nace de la poesía. Cada verso podría ser un retrato del pasado, las experiencias, el camino que recorrieron sus pies, pero también podrían ser la víspera del futuro, del nuevo desplazamiento.
Sensualidad, amor, búsqueda, contemplación, paisajes, escenas cotidianas, dispersas, familiares, íntimas o ajenas, el periplo de la palabra en cada extensión y latitud donde la poeta hace de la tierra su hogar, son algunos de los matices que dialogan en su poesía.
De forma clara, sencilla, con un tono fresco y personal, su palabra viaja del francés al español, se corrige y reinventa de un idioma a otro, se nutre de la escena y lo corporal para llegar al espectador. Es una palabra viva y libre, como la mujer que la construye.
Retrato
La luna preñada de estrellas sobre la montaña hasta en los barrancos donde se echaban cadáveres. En la terraza yace una silla de madera, balcón de hormigón, ventana sobre el vacío y bailan unos peces en su jaula marina, dando golpes en el mundo de vidrio, con incomprensión. El humo de cigarrillos e incienso se estira hacia los cuadros, con pereza viene a manchar la vida sobre las paredes, la viga de madera en el techo blanco, mi presencia extranjera. Velas y espejos reenvían una silueta incierta. Desollados, más allá de las imágenes, estos lugares de arte, de perfección. Tu mirada sobre las letras ciegas cuando te escribo en francés. Una cinta sobre los ojos – el pudor del deseo.
Yo como un pez bailo en tu idioma.
*
Portrait
La lune grosse d’étoiles sur la montagne et jusque dans les ravins où on jetait des cadavres. Sur la terrasse gît une chaise en bois, balcon de béton, fenêtre sur le vide et dansent quelques poissons dans leur cage marine, butant contre le monde de verre, avec incompréhension. La fumée de cigarettes et d’encens s’étire vers les tableaux, avec paresse, vient sur les murs imprégner la vie, la poutre au plafond blanc, ma présence étrangère. Bougies et miroirs renvoient une silhouette incertaine. Écorchés, au-delà des images, ces lieux d’art, de perfection. Ton regard sur les lettres aveugles quand je t’écris en français. Un bandeau sur les yeux – la pudeur du désir.
Moi, comme un poisson, je danse dans ta langue.
Kurdistán
Afrín
para Hussein Habasch
Nunca he ido a Afrín
Kurdistán parecía
otro nombre sólido del mapa
que terminó buscando mi mirada extranjera
― encontré un par de zapatos
huérfanos entre rocas y ruinas
paredes tumbadas
llenaban el paisaje de soledad
sin esos objetos sólo hubiera visto
un paisaje desolado
pero aquí estaban
el invisible cuerpo – la casa inconsolable
y su abandono llamaba en voz baja
hoy es otro domingo de guerra
mi llanto humilde cruza fronteras
hacia mujeres y hombres
en lucha por una tierra prometida
una mano alzada para detener los tanques
la muerte Medusa y su canción de disparos
mientras tengo el lujo del blues
dejar que me abrace el agua caliente
antes del olvido en el sueño
levántate
Poeta
levántate
la palabra es la única bandera
lo que se derrama es tu sangre
se siegan tus voces en los campos de la barbarie
me hablan de territorios
dicen geopolítica
dicen raza
dicen diferencia
y cumple la luna sus mismos ciclos
arriba de la mujer que ya no tiene un grito
el niño nunca adulto y el adolescente nunca viejo
Yo no nací para esto
No nacimos para esto
todos olvidan esto
y matan a sus hijos
que tanto se parecen
que nunca reconocen
si se pudiera medir el grado
de dignidad humana en el cuerpo
con cuánto nacimos y cuánto nos queda
si se pudiera pesar nuestra carga de violencia
extraerla como muela enferma
almas cariadas almas laceradas
del Hombre por el Hombre
soy quien cree que el mundo
es materia para la belleza
y por un instante
la flor es posible
el sol ceba las frutas
de pieles doradas
el mar es una voz apacible
el viento una caricia sobre la tierra
que me vio nacer
pero se abrió la tierra
se emparedan los hombres
y derribados los olivos
y sus gritos son el ruido blanco del mundo
me duele la paloma del niño Picasso
me duele hasta el ser humano
que busca refugio en mi lengua
al pie de una pared derrumbada
mira
donde yacía un par de zapatos
se levanta el poema
*
Afrin
à Hussein Habasch
Je ne suis jamais allée à Afrin
le Kurdistan paraissait
un autre nom solide du planisphère
dont mon regard étranger s'est mis en quête
– j'ai trouvé une paire de chaussures
orphelines entre roches et ruines
des murs démolis
emplissaient la terre de solitude
sans ces objets je n'aurais vu
qu'un paysage désolé
mais ils étaient ici
le corps invisible – la maison inconsolable
leur abandon appelait à voix basse
aujourd'hui est un autre jour de guerre
ma plainte traverse les frontières
vers des femmes et des hommes
en lutte pour une terre promise
une main levée pour arrêter les tanks
la mort Méduse et sa chanson de balles sifflantes
tandis que j'ai le luxe du blues
pleurer – laisser l'eau chaude m'enlacer
avant l'oubli dans le sommeil
Debout
Poète
debout
la parole est l’unique drapeau
c'est ton sang qui se verse
tes voix que l'on fauche dans les champs barbares
ils me parlent de territoires
ils disent géopolitique
ils disent race
ils disent différence
la lune exécute ses mêmes cycles
au-dessus de la femme qui n’a plus un cri
l'adolescent jamais adulte et l'enfant jamais vieux
Je ne suis pas née pour cela
Nous ne sommes pas nés pour cela
tous oublient cela
ils tuent leurs fils
qui se ressemblent tant
que jamais ils ne les reconnaissent
si l'on pouvait mesurer le degré
de dignité humaine dans le corps
à la naissance et combien nous reste
si l'on pouvait calculer notre poids de violence
l'extraire comme une dent malade
âmes cariées âmes lacérées
de l'Homme par l'Homme
je suis de ceux qui croient
que le monde est matière à beauté
et pour un instant
la fleur est possible
le soleil gorge les peaux
comme des fruits d'or
la mer est une voix sereine
le vent une caresse
sur la terre qui m'a vue naître
mais la terre s'est ouverte
les hommes s'emmurent
les oliviers abattus
et leurs cris sont le bruit blanc du monde
j'ai mal à la colombe de l'enfant Picasso
mal jusque dans l'être humain
qui cherche refuge dans ma langue
au pied des ruines
regarde
là où gisait une paire de chaussures
se lève le poème
Buenos Aires
Loco, loco, loco cuando anochece en tu porteña soledad por la ribera de tu sabana vendré con un poema y un trombón a desvelarte el corazón Balada para un loco, Piazzolla.
Plaza Dorrego. Nadie baila porque llovizna. Llueven rosas del Inca y San Telmo remeda un Montmarte otoñal. En el Mercado cubierto, los curiosos caminan siglos al revés entre pilas de platos patinados, zapatos impares, antiguos mapamundis con geografías inéditas, ropa de cortes excéntricos, minúsculas cucharas de platería oxidada, mil libros moteados y baúles rebosantes de lóbrega joyería, todo tiene perfume de vino cocinado y flores desgastadas. En el polvo, unas huellas de los reyes despojados de aquellos fútiles tesoros.
Buenos Aires, un vinilo gigante de Gardel ; en la humedad, olores a palo santo, alfajores, máquinas de café italianas, adoquines mojados, asado, tonos grises de agosto, teatros en la calle, mate, clavellinas, pequeños soles de bolsillo, salgo de casa por Arenales, lo de siempre la calle y en vos, todos los deseos que solo saben bajar cabalgan por las avenidas Corrientes, Santa Fe, Maya y la Plaza de las Locas, no ves que va la luna rodando por Callao, hasta lanzarse al agua turbia del Río de la Plata, suicidas de todos los amantes en Puerto Madero – qué cadáveres irán a pescar en el puerto de Montevideo. Ya sé que estoy piantao. La ciudad a tango abierto, el exilio en cinco notas cuando un bandoneón hace su entrada…
*
Plaza Dorrego. Personne ne danse sous la bruine. Il pleut des roses de l’Inca et San Telmo imite Montmartre en automne. Dans les Halles, les chineurs remontent les siècles entre les piles d’assiettes patinées, les chaussures seules, de vieilles mappemondes aux nouvelles géographies, des vêtements aux coupes fantasques, de minuscules cuillères d’argenterie oxydée, mille livres tavelés et les coffres étalent leur morne bijouterie, tout a parfum de vin cuit et de fleurs passées. Dans la poussière quelques empreintes des rois déchus de ces trésors futiles.
Buenos Aires, un vinyle géant de Gardel ; dans l’humidité, les odeurs de palo santo, alfajores, machines à café italiennes, pavé mouillé, asado, grillades, grisaille du mois d’août, théâtres de rue, maté, clavellinas petits œillets comme soleils de poche, salgo de casa por Arenales, lo de siempre la calle y en vos, tous les désirs qui ne savent que descendre cavalent dans les avenues Corrientes, Santa Fe, Mayo et la Place des Folles, no ves que va la luna rodando por Callao, jusqu’à se jeter dans l’eau trouble du Río de la Plata, suicides de tous les amants à Puerto Madero – quels cadavres iront pêcher dans le port de Montevideo. Ya sé que estoy piantao. La ville à tango ouvert, l’exil en cinq notes quand un bandonéon fait son entrée…
Bielorrusia
Desde este rincón del mundo…
ves edificios de ojos derribados
desayuno glacial de avena hervida
tabaco barato café en polvo
donde falta de todo un poco
una mosca hizo su reino en el balcón
sus patas dejan senderos de azúcar
fumando te acurrucas sobre un balde bocabajo
reduces tu cuerpo a su mínima expresión
a echar más gris en la paleta de gris
entre el cielo humeante y la nieve pisada sin perdón
la blancura nocturna se torna lodo
en los rastros de botas gruesas
quedaron atrapados los sueños del gran desarrollo
el tiempo se detuvo en una vitrina de los años 50
en la serie de televisión donde haces de extra ушëл последний трамвай [ouchiol passliednié tramvaï]
un tango ruso así decía
pasó el último tranvía
tus deseos descascarados como la pintura del cuartito
cuya puerta calzaste con películas de Tarkovsky
*
Depuis ce coin du monde…
tu vois des immeubles aux yeux abattus
petit-déjeuner glacial d’avoine bouillie
tabac bon marché café en poudre
là où tout fait un peu défaut
une mouche a fait du balcon son royaume
ses pattes laissent de petits chemins de sucre
tu fumes accroupi sur un seau retourné
tu réduis ton corps à son expression minimale
à distiller plus de gris dans la palette de gris
entre ciel brouillé et neige piétinée sans répit
la blancheur nocturne se change en boue
dans les empreintes de bottes épaisses
les rêves de grand développement sont restés piégés
le temps s’est arrêté dans une vitrine des années 50
dans la série télévisée où tu es figurante
ушëл последний трамвай [ouchiol passliednié tramvaï]
un tango russe disait comme ça
le dernier tramway est passé
tes désirs écaillés comme la peinture de la chambre
dont la porte tient avec des films de Tarkovsky
Honduras
Caravanas
ochocientos eran esta mañana en el puente
ochocientos como yo y la ruta del exilio
el camino sin vuelta de las caravanas
una palabra que ya no sabe a infancia
– jugábamos a irnos descalzos
nos vuelve a encontrar la errancia
a pesar de la piedra y las historias
no retengo nada de la vida
sino esos puntitos negros entre párpados medio cerrados
de niña sabía que eran los muertos
cierro a mitad los ojos
negro y blanco de las caravanas en hilera
por más que parpadea
murmulla una voz niña
son los muertos de mañana
*
Caravanes
ils étaient huit cents ce matin sur le pont
huit cents comme moi et la route de l’exil
le chemin sans retour des caravanes
un mot qui n’a plus goût d’enfance
– on jouait à partir pieds nus
l’errance nous rattrape
malgré la pierre et les histoires
je ne retiens de la vie
que ces petits points noirs entre paupières mi-closes
enfant je savais que c’étaient les morts
je ferme à demi les yeux
noir et blanc des caravanes en cortège
j’ai beau ciller
une voix minuscule murmure
ce sont les morts de demain
Ecuador
I.
Te pienso en la tabla de madera atravesada cada mañana como puente sobre el exilio en la selva donde llueve como si fuera la lluvia última al cerrar los ojos en el olor a ron añejo y a polvo el agua llenaría la pieza la cama se levanta y va a la deriva en el bosque de café de serpientes y de cacao aún no completamente rojo te escribo desde esta casa que da al vacío que nadie nunca se tomó la molestia terminar mi puerta cayó esta mañana como una cortadura adentro afuera el paisaje sangraba por este marco demasiado blanco mi piel la madera herida se agarra de mi mano una pareja de murciélagos me despierta porque es hora de añoranza te escribo incluso cuando no te escribo te escribo también significa te vuelvo palabras te tomo así a mi antojo te acuesto aquí a menudo es siempre es tu ausencia que me empuja a decir esta vida invisible que reavivo para vos con lo salvaje de creer que uno solo puede amar para dos en el marchito dulzor de flores moribundas te borro en países imaginarios te escribo en el olor a fósforo frotado te grito desde un piso violado por vidas más humildes te escribo hasta que la lluvia por fin invada el cuarto
*
Je pense à toi dans la planche de bois traversée chaque matin comme un pont sur l’exil dans la jungle où il pleut comme pour la toute dernière fois à fermer les yeux dans l’odeur de rhum vieux et de poussière l’eau envahirait la pièce le lit se soulève et part à la dérive dans la forêt de café de serpents et de fèves de cacao pas tout à fait rouges je t’écris depuis cette maison sur le vide que personne n’a jamais pris la peine de terminer ma porte est tombée ce matin comme une coupure dedans dehors le paysage saignait par ce cadre trop blanc ma peau le bois blessé s’accroche à ma main un couple de chauve-souris me réveille parce qu’il est l’heure du manque je t’écris même quand je ne t’écris pas je t’écris cela veut dire aussi je te mets en mots je te prends ainsi à ma guise je te couche ici souvent c’est toujours ton absence qui me pousse à dire cette vie invisible que je ravive pour toi avec la sauvagerie de croire qu’on peut seule aimer pour deux dans la touffeur suave de fleurs finissantes je t’efface dans des pays imaginaires je t’écris dans l’odeur d’allumette craquée je t’écris sur un plancher violé par des vies plus humbles je t’écris jusqu’à ce que la pluie enfin envahisse la chambre
De Le Droit à la Parole – El Derecho a la Palabra, Ed. Maelström, bilingue, Bruxelles, 2020.
En las aldeas, encontrar un rostro de asilo, arrugas hondas orillas de la sonrisa, plumas como tantas llaves para libres cerrojos; un niño travieso salta a carcajadas en los charcos prohibidos, por encima de las murallas de la rutina para asesinar el aburrimiento, un niño sin cara mas mil risas para agotar el clan de las bocas calladas y morder el traje de niebla del olvido.
Cada noche, muñecas pueblan el abandono de Penélope, manos minúsculas con destreza trenzan el silencio – cuando desayuna el sol, a lo lejos se ve subir sus escalas de arena, ardillas de fuego que se apoderan de la oscuridad, sus chillidos tejen un cielo posible para una nueva mañana.
En la penumbra de las visiones salvajes, la niebla es el estandarte de una nave moribunda, donde cristaliza la saliva del tiempo en la espuma, el trueno de las alas infantiles no levanta nada, su grito muy alto lanzado en seguida se deshilacha en lo azul de las edades, abismos que amansa el color.
El tiempo más viejo allí revela su verdadero rostro, viene a morir un poco en el inalterable pasto, viudo de lunas, lunes, lunares, en medio de los suspiros jamás escuchados de la ceiba, la yagruma, la palma real, cuyo destino fue dar sombra a efímeros amantes de una misma sal.
Tropieza el marfil y las fichas de dominó pasean sus ojos de obsidiana entre dedos cansados, números se agregan a las cifras de las horas impías. Pasan penas encorvadas, miserias que sigues con la mirada – animales ambos extraños y familiares. El sudor imprime alas entre los hombros obreros, pasan los días con la lentitud impuesta por la pobreza y el verano permanente.
Unas hojas del árbol vencedor: estrujadas entre manos nunca lisas para escribir los exvotos de una vida entera; masticadas por salivas sibilinas para vestir la desesperanza con inquebrantables profecías.
Vértigos de una semana, un mes, un año – pasado, fulgor del vacío, se cancela el tiempo, descuartizado entre la falta de emergencia y la emergencia constante. Para siempre niños los que nacen viejos; mañana no es otro día y nadie se va. Crecer está negado a los hijos y las hijas de la casa que acoge la vejez de los padres. Unos venderán su alma del campo al pueblo, y del pueblo a otro pueblo de calles más anchas.
*
Dans les hameaux, trouver un visage d’asile, rides rives profondes du sourire, des plumes comme autant de clés pour les serrures libres ; un enfant espiègle saute à gorge pleine dans les mares interdites, au-dessus des murailles de la routine pour assassiner l’ennui, un enfant sans visage mais mille rires pour épuiser le clan des bouches tues et mordre le costume brumeux de l’oubli.
Chaque nuit, des poupées peuplent l’abandon de Pénélope, des mains minuscules tressent habilement le silence – quand le soleil déjeune, on voit grimper au loin leurs échelles de sable, écureuils de feu qui s’emparent de l’obscurité, leurs glapissements tissent un ciel possible pour un nouveau matin.
Dans la pénombre des visions sauvages, la brume est l’étendard d’une nef moribonde, là où la salive du temps cristallise dans l’écume, le tonnerre des ailes enfantines ne fait rien lever, leur cri très haut lancé se défait aussitôt dans le bleu des âges, les abîmes que la couleur apprivoise.
Le temps y est plus vieux, révèle son vrai visage, s’en vient mourir un peu dans l’inaltérable pâturage, veuf de lunes et de lundis, parmi les soupirs jamais écoutés de la ceiba, la yagruma, le palmier royal, dont le destin fut de donner de l’ombre à d’éphémères amants d’un même sel.
L’ivoire trébuche et les dominos promènent leurs yeux d’obsidienne entre des doigts fatigués, des numéros s’ajoutent aux chiffres des heures impies. Passent des chagrins voûtés, des misères que tu suis du regard – animaux à la fois étranges et familiers. La sueur imprime des ailes entre les épaules ouvrières, les jours passent avec la lenteur qu’imposent la pauvreté et l’été permanents.
Quelques feuilles de l’arbre vainqueur : froissées entre des mains jamais lissespour écrire les ex-votos d’une vie entière ; mastiquées par des salives sibyllines pour habiller le désespoir d’inébranlables prophéties.
Vertiges d’une semaine, un mois, une année – passé, fulgurance du vide, le temps s’annule, écartelé entre manque d’urgence et urgence constante. Ceux qui naissent vieux sont pour toujours enfants ; demain n’est pas un autre jour et personne ne s’en va. Grandir est refusé aux fils et aux filles dans la maison qui accueille la vieillesse des parents. Certains vendront leur âme du champ au village et du village à un autre village aux rues plus larges.
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De Paysages cubains avec pluie – Paisajes cubanos con lluvia, Ed. Le Petit Véhicule, bilingue France, 2020.
Giselle Lucía Navarro (Cuba, 1995) Poeta, narradora y diseñadora. Es licenciada en Diseño Industrial por el Instituto Superior de Diseño de la Universidad de La Habana y egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Profesora de la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba. Dirige el Grupo Literario Silvestre de Balboa. Ha obtenido diversos reconocimientos entre los que destacan el Premio Edad de Oro 2018, el Pinos Nuevos 2019 y el David de Poesía 2019 que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Ha recibido menciones en los concursos internacionales Ángel Gavinet (Finlandia, 2012), Poemas al Mar (Puerto Rico, 2012) y Nósside (Italia, 2019). Ha publicado Contrapeso (Colección Sur Editores, 2019), El circo de los asombros y ¿Qué nombre tiene tu casa? (Editorial Gente Nueva, 2019). Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés e italiano, y publicados en antologías y revistas de Cuba, España, Chile, Perú, Estados Unidos, México, Finlandia, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Italia, India y Bélgica.
Mi primer encuentro con esta poeta fue a través de una publicación en la revista Refugios, de Argentina, en la que ambas colaboramos, luego leí algunas de sus entrevistas y fue un enorme redescubrimiento. “Escribo poesía porque quiero traducir mis visiones metafísicas en un lenguaje palpable (…) Para ser poeta, tenés que ser valiente y sincero”, dijo en una ocasión. Había tanta poesía en sus experiencias de vida como en sus textos, una energía espiritual que te impulsaba a crear, como si la conocieras desde hace mucho tiempo y esa mujer fuese una vieja amiga. Había algo sencillo y sincero depositado detrás de cada palabra. Las traducciones, vestir y desnudar la palabra de un idioma a otro, a veces suponen cierta pérdida, pero lo vital permanece.
Nataša Sardžoska nació en Skopje, Macedonia, en 1979. Es poeta, escritora, periodista, antropóloga, profesora, bailarina y traductora (FR, ES, IT, EN, PT, CA). Doctorada en antropología por las universidades Eberhard Karls de Tubinga, Sorbonne Nouvelle de Paris y la de Bérgamo. Ha vivido y creado en París, Roma, Milán, Stuttgart, Bruselas, Lisboa, Heidelberg, Rijeka, Perpignan, Barcelona y Skopje. Ha publicado los libros de poesía: Habitación Azul, Piel, Él me arrastró con un hilo invisible, Agua viva y Coxis, ensayos en revistas internacionales, novelas cortas y cuentos en la antología Asombro. Su libro Piel fue publicado en Estados Unidos y en Italia, y su libro Coxis en Kosovo e Italia.
Su poesía se ha traducido y publicado en diversas revistas literarias internacionales. Participó en muchos eventos y festivales, entre ellos, el Festival de Poesía de Bratislava, en el museo Revoltella de Trieste, el festival Parole Spalancate de Génova, el Festival de Poesía de Berlín junto a su improvisación de danza jazz y poesía, y el festival de poesía Sha’ar Helicon en Tel Aviv, acompañada por saxófono y contrabajo, en una improvisación de danza contemporánea. También en varias ciudades de los Balcanes (Belgrado, Sofia, Rijak, Plav). Su poema Muñecade cuerdas fue publicado en inglés y español en la antología internacional contra el abuso infantil por el Festival Internacional Grito de Mujer.
Con un lenguaje directo, deshabitado de adornos y discursos impropios, Nataša urde sus versos como quien dibuja su pasado, el pasado que vivió en su piel o en su cabeza. El padre es una figura recurrente, un hilo que marca el hogar, la sangre, la raíz… en una poesía contaminada por todos esos impulsos creativos que la circundan. Lo corporal, lo femenino, la sociedad, la marca de todo lo que le rodea, los pasos que avanzan, el ojo que mira, que siente, el cuerpo que emigra, el cuerpo extranjero, la mujer de cara a su soledad, el recuerdo, la carne, el dolor, su mundo interior traducido en palabras sobre el papel. Todo dibujado con la crudeza necesaria, sin disfraz.
Nataša se maquilla, baila tango, recita poesía, interpreta palabras en idiomas que atraviesan su cabeza y hacen de su cerebro un motor ágil, sonríe y escribe. Dibuja su libertad en cada gesto. Su país no existe en ninguna parte, como asegura tantas veces en su palabra. Su país es ella misma y su conciencia.
SIN HOGAR
vivo en espacios extranjeros entre gente extranjera muevo mi cuerpo gente que no esculpe mi existencia sino solo mis sombras
soy el pasaporte agarrado en las credencias de las recepciones de hotel me pasan por alto las señales perdidas en el éter de las estaciones de radio
de las cabinas telefónicas llamo y busco la voz de mi padre ella gorgotea en el eco de la distancia nos separa solo el vidrio sudado de respiración
me llamo con muchos nombres y pertenezco a muchas naciones pero solo este cuerpo me pertenece aunque me estoy separando de eso
para volver a mí en mi padre en mi hogar que no existe [y que nunca existió] en un nombre que no existe excepto el que me impusieron:
clavado desde el corazón de mis huesos fracturados
DI-AMANTE
vos y yo dos grandes silencios en el mar dos manos que no tocan pero alcanzan caminamos en la estepa de esta ciudad salvajes por la desobediencia del mundo cosechamos la aguda brillantez por dentro para encontrarnos para limpiar todas las manchas para destruir todos los mundos en un respiro para cristalizar las gotas de nuestros cuerpos voy y yo dos grandes silencios en el mar dos manos que no tocan pero alcanzan.
(Di-amante, traducción por Elsa Barreda Ruiz)
COXIS
pido perdón por mi país acurrucada sibilante hinchada vena se dispersa esta condena y dos veces resuella en cada paso fronterizo y germina luego en un mar sin el derecho a ser nombrado
el testamento insidioso del desierto hace eco en mis huesos en la patria renunciada tragada en los nervios torcidos alrededor de mi columna vertebral que limpia todo el polvo del mundo mientras me caigo esperando los ingratos atardeceres expulsada exiliada
este poema no es hermoso para ustedes porque es solo una manchada de tierra en el puñado que salpica y colapsa como el semen del hombre que se vuelve padre en ese congelado instante de mudez cuando penetra y grita y gime y luego:
desaparece
DESENCUENTROS
las flechas del reloj se detienen en el acantilado lastiman la vista los pasos fallados los cuerpos revelados
te dije que te quitaras la ira enterrarla en barro y tierra para desgarrar la agudeza de la lengua para soplar la niebla sobre la ciudad para verme blanca y frágil aun derramada afuera de mí misma sin defensas elegidas sin palabras defensivas sin mí no hay tierra para ti ni habrá mientras huyes de ti mismo no hay dolor ni sombra que te esconda de tu luz ni brillo que te caliente en tu mentira tratarás de esconder todas las pulsaciones en los ojos pero brotarán de nuevo las llamas ardientes las lenguas de tu semilla los tiempos de nuestra raza
[porque este tiempo cura y quema] como una carne salvaje donde nos sumergimos ahí te escondes como un cuchillo que busca algo en la herida abierta y las fechas por fin van a coincidir y la lengua desconcentrará y las palabras desteñirán pedazos sobrevividos de la mesa vacía seremos reducidos a silencio:
el silencio de la elección de la que no se escapa.
SI NOS HAYAMOS SALVADOS
si nos hayamos salvados de la sed y del hambre si hubiéramos derrotado la trampa de la necesidad nos hubiéramos convertidos en jinetes sobre toda la mala suerte hubiéramos galopeado rápidamente por encima de las interrupciones neblinosas del cielo hubiéramos eliminado la hipocresía de la bandada que vuela solo por necesidad sin rumbo y sin destino un día al norte un día al sur ahora por encima de la rama florecida ahora por encima de la roña podrida
nos hubiéramos convertido en números impares del rebaño de brujos solitarios:
pero para todos los demás excepto para nosotros mismos
PALIMPSESTOS ROMANOS
mientras tu ala macabra ondea sobre ellos (…) inquieto en ellos mi corazón late. aco sopov
oigo la voz de mi padre en el barrio judío al lado de la sinagoga se desgrana a través de fachadas ocre-naranja y se derrama entre los adoquines
no es capturada ni indignada es solitaria sin hogar y muda como una ola de tsunamis como un vencedor inesperado quien se acercó con amor a la justicia histórica
por la noche las gaviotas aterrizan sobre los adoquines pican las migajas entre las piedras y devuelven al cielo la voz polvo de luz radiante:
hay demasiada belleza en este mundo es inevitable es ineludible pero la voz de mi padre ya no la puede susurrar
*
el mundo te abandonó la primavera no florece más mágicamente y ya no la sentirás más tus jardines con romero preguntan por qué no estás el sol de abril quema tus persianas gélidas y ya no te alegrarás ni con los soles implacables ni con los más lentos que se van detrás de la luna y no habrá más luna excepto esta aguja de la soledad cristal extraviado dentro del bosque mudo manada de lobos hambrientos a la medianoche espejo del pasado que se quiebra áspero y pálido como un sol perdido lejos de su órbita enhebrando el hilo:
el eje de mis agonías
roma, 4 de abril 2019
HIMEN
después de volverme
al primer aval judío
en la cama ensangrentada
de la américa del sur
bebí toda de una vez
la violencia de la realidad
[y el elíxir para una cara sin arrugas
para piel de colágeno lisa como serpiente
para un culo duro como una avellana]
y me puse en la vagina
un corazón crudo de gallina
lo empujé con mi dedo medio
bien en lo profundo de la pelvis
así que me convertí en demiurgo
de mis propias costillas
MUÑECA EN CUERDAS
Caminante soy por el asfalto
mientras los conejos silvestres están gritando
en agua hirviendo
sacrificadas conspiraciones
palabras no reveladas.
En cada paso que tomo inhalo sangre para vivir.
Estoy acostada en el chorro
flores desconcertadas fluyen en mi cabello
Tú y yo
incalculables pasos de la carne
una ciudad como cualquier otra que caminamos
y no sabíamos
y no nos conocíamos.
Cuando todo está fermentando
vivo en el agua vertiginosa
las lenguas de los dragones muertos
se levantan para decirnos
estoy aquí:
te sigo desde cada puerta del aeropuerto
sé que cuando escucho tu nombre
es una música con ritmo desconocido
y tiemblo de tu mirada
y perdí mi voz cuando viniste a mí
y mi piel se estaba volviendo negra
después de cada paso desconcertado de la tuya
mis pezones duros
mis labios ardientes
como de invierno:
sabía que éramos una misma ciudad
una misma sombra
una misma lluvia
y la noche anterior a la que te conocí
estaba llorando como una niña
antes que tú entraras en el jardín japonés
en mí podía oír gritando
a todos los animales sacrificados
estaba creciendo con descaro
muda a horcajadas
como una capa de trigo fértil
en tu susurro abrumador
humildemente levantada
por encima de los estratos
erradicados
de la carne púrpura.
BAGAJE PERDIDO
entre dois grãos de areia por mais juntos que estejam existe um intervalo de espaço
clarice lispector
quiero estar sola y lejos
de los gritos vacíos de las mentiras desalmadas
perdí mi bagaje en la pista
y no quiero que me busquen
los operadores de los aeropuertos
para devolvérmelo
no tengo miedo del día que atardece
detrás del mar de truenos y palabras
no le tengo miedo a la ciudad que está cayendo
en mi cama de hotel
aunque a un paso de mí
matan a una chica testigo
queman las casas de los gitanos
cormoranes para la pesca engañados
arrancan las presas
como todos nosotros abandonados
no tengo miedo a las arabescas nocturnas del silencio
al mutismo impenetrable de la separación
al eco de la oscuridad en la conversación de la cual todos huyen
puedo salir y entrar en la insensatez
crecí en las habitaciones amplias del amor frío
mi infancia es tímida y solitaria
no tengo miedo de no tener nada
de permanecer vacía
quiero dormir sola
sola lacerar la melatonina
y puedo apuntar mis ojos yo sola
a la ventana de los saludos hipócritas
al alba de la irracionalidad
al horror del día
y hasta cuándo las olas de sufrimiento vendrán
para decirme que no habrá nada de lo que soñaba
y esta soledad no me importa a dónde me llevará:
en mí la vida arde
estalla
explota
me ciega
me quema
y abrasa
Giselle Lucía Navarro (Cuba, 1995) Poeta, narradora y diseñadora. Es licenciada en Diseño Industrial por el Instituto Superior de Diseño de la Universidad de La Habana y egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Profesora de la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba. Dirige el Grupo Literario Silvestre de Balboa. Ha obtenido diversos reconocimientos entre los que destacan el Premio Edad de Oro 2018, el Pinos Nuevos 2019 y el David de Poesía 2019 que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Ha recibido menciones en los concursos internacionales Ángel Gavinet (Finlandia, 2012), Poemas al Mar (Puerto Rico, 2012) y Nósside (Italia, 2019). Ha publicado Contrapeso (Colección Sur Editores, 2019), El circo de los asombros y ¿Qué nombre tiene tu casa? (Editorial Gente Nueva, 2019). Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés e italiano, y publicados en antologías y revistas de Cuba, España, Chile, Perú, Estados Unidos, México, Finlandia, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Italia, India y Bélgica.