Tres poemas de Byron Ramírez

Por Byron Ramírez

Caos

Giro
me suspendo boca arriba
y descubro un portal

Carolina Campos

Allí estabas, columpiándote
entre las gárgolas de la plaza San Pablo.
Sobre tus ruinas nacía un oscuro despertar de la muerte.
La noche te buscaba la boca; pedía a gritos tu nombre:
¡No te escondas, Nefertiti, bajo esa catedral abandonada!

Nunca supiste la verdad. Te mintieron en cada palabra
incluso cuando entregaste como ofrenda las reliquias de tu propia historia:
dijiste páramo y te bañaron en cenizas
dijiste infancia y te obligaron a escarbar tu sombra en el Oriente,
…sin derecho a una costilla en donde recostarte a dibujar constelaciones…

Ese fue el origen del abismo, la cuna abierta al tiempo:
Me buscaste en el pánico de la sangre, pero solo encontraste guerra,
una bola de cristal resbalando biblicamente por tus muslos,
mientras te estirabas hacia mí, felina inmensa,
intentando atrapar al mundo de un bocado.

Tuviste que recurrir a Anubis para salvarme del gemido.
Cuando todos dicernían el sueño del caos,
tú jugabas a arrebatarle
                         mi lengua a la locura.

Hoy soy yo el que te llama.
-Nadie más podría soportarte tan ligera,
fuera del alcance de las cosas comunes,
lejos de la ciencia y del poema (caminando sobre el agua).

Hoy soy yo el que te invoca.
-Saturo con sal las arterias de esta ciudad en llamas.
Te elijo entre toda angustia:
Declaro tu desvelo, mi único milagro.  

Hablabas de las moscas

Tus palabras llevaban las venas abiertas de algún verano en Nibiru,
el fuego del sur
y el llanto pueril de una Electra liberada.

Recuerdo tu constancia, esa paz con la que convencías a los otros
a creer en tus ocurrencias.
Tu cabello dibujando mandalas sobre los tres lunares de tu pecho:
única señal de Dios sobre la tierra.

Todo lo demás era del mundo y no importaba.
La poesía ya había logrado sacarnos los ojos hace tiempo.
Y tú hablabas de las moscas, como quien enciende la radio
para evitar que el silencio se apodere de las cosas.

Yo te escuchaba desde el otro lado de la habitación
intentando responder
de dónde exactamente reconocía el peligro de tu asalto.
De alguna forma, me abracé a una espera sin respuesta.

Te juro que imaginaba a un pájaro estrellarse contra la ventana,
cuando entonces me llamaste
como si reconocieras la historia de mi nombre:
la tumba alzada en Hucknall,
el beso fortuito de una muerte
cayendo sobre el mundo en forma de soneto,
tu voz junto al aguacero, cara a cara,
una compasión tan antigua como el miedo y la ternura.

Las luces iban extinguiéndose conforme la gente se marchaba.
Ibas quedándote a oscuras,
hablando de las moscas.

Tu recuerdo insistía en matarme por la espalda.

Yo iba quedándome así, absolutamente solo.
Era tu voz el aguacero
y mi cuerpo una bengala.

El tiempo

Sabe quemarse el cuerpo
como sabe arder en furia la mirada

como sabe escabullirse el coyote
tras el asalto de la luna,

como se incinera una estrella distante,
vacío fantasma puro
y, para colmo, bello.

Sabe quemarse el cuerpo
cuando grita su reflejo la ternura

y el puño que sostiene al aire
dibuja pléyades en sombras;

el silencio brota de la garúa
como un conjuro embravecido.

Difuminada. ¡Marimba descubierta!
Otra hora consumiéndose en su polifonía,

sus puertas cerradas y el astro que regresa
tras edificar un respiro con las manos

y tocar la altura,
con el filo de la espada.

Tormento; Ahora sí, bóvedas en labios,
oscuridades como prendas, rayos

que sostienen al vientre y lo unifican
a lo que la muerte apunta, otro ombligo,
íntimo acto en profunda rebeldía.

Nunca es uno. Siempre es copla,
la ventana delante del paisaje,
la mirada y lo que se mira,
el suspiro y la pérdida,
la lengua del gato y su pelaje predispuesto,

un solo gesto ensimismado
que sabe arder, por naturaleza,
como el cuerpo con los años.

Byron Ramírez nace en San José, Costa Rica, en 1997. Cursa la licenciatura de Filología española en la Universidad de Costa Rica, donde también realizó estudios en Filosofía. Se ha desempeñado como editor literario y articulista para instituciones como Editorial Estudiantil UCR, Revista y editorial Liberoamérica, CulturaCR.net y Nueva York Poetry Press. Ha participado en diversos festivales de poesía como el XVI y el XVII Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, el Festival Nacional de poesía en Turrialba, Costa Rica 2019 y el Festival de poesía de Fredonia, Colombia 2020. En el 2017 fue ganador del Certamen de Poesía joven organizado por la embajada de Estados Unidos en Costa Rica y finalista en el Certamen Emilio Prados, en España. En el 2018 obtuvo el primer lugar en el Certamen Nacional Brunca organizado por la Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica (UNA) en la rama de poesía, con su libro Principio de Incertidumbre. Ha publicado Entropías (2018) con la editorial Nueva York Poetry Press en Estados Unidos. Gran cantidad de sus poemas han sido publicado en diversas revistas alrededor del mundo. Fue coordinador y editor general de la Antología de Nueva Poesía Costarricesense (2020). Actualmente, su segundo libro se encuentra próximo a salir bajo el sello editorial Poiesis, en Costa Rica.

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3 comentarios sobre “Tres poemas de Byron Ramírez

  1. Me complace saber del reconocimiento a Byron Ramírez por parte de esta revista literaria. Aprecio el valor a su producción poética y a su persona como tal. Espero y le deseo muchos éxitos en lo venidero.

    Le gusta a 1 persona

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