Del agua No sé cuál será mi estado natural tal vez el barro. Ahora, cuando estamos en el mismo tren la misma olvidada camisa será camisa papel camisa de nada. ¿Qué puede haber tras las paredes? ¿Tras los rostros indecisos de las sombras de la tarde cargada de nombres? Que todo sea como las olas lo sembraron. No sé si soy yo. Palpo mis pies rozando el empedrado. Tuvimos que callar contar hasta el fin volver. Materia mía no estás en mí sino en el aire óvalo de vida razón sin epitafio baile de sombras que escriben sombras. Busco algo de mí para hilvanar esta tierra, digo y desdigo mi muerte, cada momento sospecho mi silencio. El andar de mi piel lleva todavía los restos de algún latido, de alguna hoja muerta. La sangre quiere añadirse a las horas al tiempo horadado por rumores de sombras maquilladas. La sangre guarda en su lecho un poco de flores. Y una voz repite nuestras voces en un eco remoto que no habla pero afirma el secreto de los días. No esperaré mi voz no confundiré mi espacio con las nubes por ahora, las palabras llegaron al punto de partida. (Del libro Ritos de viaje) Pez de piedra tres (fragmentos) Busco algo que ocultan mis manos: una pequeña pieza de relojería anterior a nuestros huesos que ahora sólo existe en el paladar, como alguna melodía, como voz providencial. Una luz lejana invade los retratos de mis muertos, me acongoja el paladar, me florece la triste sílaba que no alumbra mi cabello, me digo a mí misma estas cosas que no son siempre las mismas, y son casi siempre el agua. Cosas, con las que voy a caminar por alguna calle reciente en mi memoria. (Del libro Pez de piedra) 6 Cruje como madera seca el alma. Se arruga como un pañuelo. Pinta su rostro de otro rostro. Miente el alma. Finge una voz inexistente. Revienta como un volcán. Huye. 8 Habrá que arrancarle una locura a este mudo atardecer de plaza ajena: troncos lanzados al cielo, está ese mendigo loco que escribe números: harapos trapos desechos. Tus ojos pacientes, mi ojo pertinaz, la tozudez, el desvelo: tu muerte ha estado ahí, siempre. 14 Cómplice es mi boca que cierra la ventana con su silencio y enmudece la luz de las flores amarillas que tanto quiero. Pestañeo intermitentemente sin llegar al tren de la tarde, sin siquiera saber de los vagones oxidados. Cómplice del olvido es esta boca hermética que no sabe del patio sembrado de losetas y grama. Allí crecía pasto en la piedra y en el zinc. (Casa de fantasmas deshabitada). Letra a letra copiaré tu rostro, desdibujaré los guiños. Nunca atardece del mismo modo en que avanzan tus dedos hacia el interruptor. Un poema podría ser el mejor refugio para tus huesos, para tu fémur olvidado. (Del libro Como monedas viejas sobre la tierra) 8 El cielo tiene un aullido de lobo, nos lame larga y anchamente con ternura de vaca. Nos doma en tarde rosada que casi sangra, vacía de silencios. Acontece entonces el tiempo: ralo, escueto, digamos que corroído por el uso. Insurrecto resbala entre los dedos: es nada. 10 Quizá mordiste demasiadas veces la tristeza. Te sangró la palabra. Por el ojo de la ceguera te manó el olvido. Te salvaste. Arropaste tus huesos. Puliste tu alambique. Con el corazón abierto, latiste. (Del libro Pequeñas mudanzas)

Paura Rodríguez Leytón (1973), poeta y escritora boliviana. Ha publicado Del Árbol y la arcilla azul azul (Argentina, 1989); Ritos de viaje (La Paz, 2002; Caracas, 2007, ed. digital); Pez de Piedra (La Paz, 2007; Lima, 2020, ed. digital); Como monedas viejas sobre la tierra (Santa Cruz, 2012; Argentina, 2019); Deshilvanando el misterio de la hierba (Quito, 2014); Instante claro (Ciudad de México, 2018) y Antología poética (edición bilingüe, con traducción de Emilio Coco, Italia, 2020). Con Ritos de viaje obtuvo el Premio Nacional de Poesía convocado por el Gobierno Municipal de Sucre (1999). Su poema Te atribuyo el torrente de mi sangre mereció el segundo Premio Internacional “César Vallejo” de la Casa del Poeta Peruano en Londres (2006). Poemas suyos han sido traducidos a 17 idiomas. Su libro Pequeñas mudanzas obtuvo el Accésit del Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” en Salamanca, en 2017. En 2013, la Unión Boliviana de Clubes del Libro premió su aporte literario con una Medalla al Mérito.