Saudade Dibujo tu nombre. Mis manos pronuncian tu cuerpo. Sos una sinfonía imperfecta que sufro y celebro. Vienes como una canción (llegada desde la infancia) como un derrumbe de colores una antesala del deseo. Vienes etérea / eres del aire. Que nunca acabe esta ceremonia. Hoy todo vale la pena. Ausencia ¿Dónde estás sombra entrañable caverna de la nostalgia? El invierno no ha podido con nosotros. No. Del luto me nacen colores imposibles acaricio tu ausencia jadeo primaveras. Mi cuerpo es un jardín desolado. Devolveme el trino las rosas las orugas los oscuros jazmines. Espera Ella no sabe curar sus cicatrices. Ha quedado viuda en el centro del altar. Su inmóvil danza abisma velos colecciona sombras ausencias desvelos. En este viaje las antesalas son centímetros del recuerdo cabellos rotos. Una dura agricultura del silencio. Desafinada Mi cuerpo es un instrumento: tocame. Me habitan melodías desconocidas turbias voces del pantano. Mi clítoris es una cuerda rosada. Te daré humedad a cambio del intento. Tocame los acordes de la dicha. Yo, a cambio, seré la secreta cofradía el silencio nutritivo una poesía rota. Adentro ¿No es acaso el amor el más feroz y delirante pre ci pi cio? ¿No es acaso el abrazo un diálogo de silencios un acorde acorazado un pétalo con turbias intenciones? ¿No es cierto acaso que morimos un poco en el instante exacto de la mutua y efímera explosión? ¿Y que el amor es una tumba preñada de vida? ¿No es cierto, acaso…? MADE IN HEAVEN Anoche dormí con un ángel (y no es metáfora). Besé devotamente sus blancas alas acaricié su aureola exorcicé su noción de virtud su certidumbre de pecado. Inauguré el territorio de su azar… Por setenta veces siete fui Dios. HASTÍO Deberé entonces mutar de nombre llamarme desde ahora jaguar, selva, fiebre, tempestad viento, trueno, alta montaña. Reniego de mi condición de hombre quiero dejar de ser un viudo de la eternidad. CALLEJONES (UNO) en el fondo de mí habita un terrible dios agazapado espera la ocasión ha acumulado centurias de fuego de espuma de semen de impaciencia no sé qué será de mí cuando ocurra el milagro de su espantosa libertad presiento que entonces al fin dejaré de morir Retrato (con fondo de violín y piano) Cierta devoción por la belleza. Una melancolía innegociable. El desarraigo como patria. Ganas perpetuas de llegar a la paz. Atroz militancia de las cosas. Búsqueda irreductible del mejor ombligo. Amistades peligrosas. Y el nombre de Ella, claro, impronunciable… y un poco de vino y un poco de azul y un poco de muerte. Eso es el poeta. El pacto Ahora al final de la batalla cicatrizado y anhelante acércame tus labios definitivos con que sellaré por fin y a destiempo este pacto con la madrugada.

Oscar “Puky” Gutiérrez (Bolivia – 1970). Es poeta, gestor cultural y editor de textos. Tiene seis libros publicados. Ganó dos concursos nacionales de literatura. Su obra está incluida en diversas antologías. Es coordinador del Festival Internacional de Poesía “San José de Chiquitos”. Ha participado en lecturas de poesía en Perú, México, Argentina, Uruguay, Colombia, Chile, Cuba y Venezuela. Algunos poemas suyos han sido traducidos al italiano, al portugués y al catalán. Coordina “Poesía en la Calleja”, una exitosa “travesura literaria” que lleva más de 90 meses de existencia. En ella se han compartido más de 2.230 poemas. Sucede en una plazuela. Al aire libre. De noche. Gratis
Excelente experiencia leer a Puky. Es un viaje a lo desconocido que es uno mismo.
Me gustaMe gusta