Epitafio de navegación y otros poemas

por Marcelo Gatica Bravo


Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol;
y he aquí, todo ello es vanidad.
Eclesiastés 1:14

PRELUDIO

Si el lenguaje reflejara
lo que realmente pienso
todo estallaría.

Creo que la fuerza de gravedad
es una ilusión matemática.

Entonces propongo:
un estallido de imagen,
elevarme
por sobre águilas metálicas,
sumergirme en nubes boreales 
y arrancar los ojos del cielo.

Sólo si la palabra reflejara lo que realmente pienso.

De La Hora Sagrada (España, 2010).

POR LA CRUZ

Amados, cuidaos de los encantadores de fieras,
                     los secuestradores de púlpitos, 
                     los que hablan como ángeles.
Cuidaos de los crápulas que venden la cruz 
                     como adorno en una tienda de Gucci. 
Cuidaos de los mercaderes de un evangelio de transacciones
                     como si el alma se cotizara en la bolsa.
Cuidaos de sus libros autoayuda
                     como si la vida espiritual 
                     se resumiera en 10 pasos 
                     para bajar de peso.
Cuidaos de aquellos que hablan de tu reino 
                     sin vivir bajo la cruz, 
                     y sin tomar el arado. 

Cuidado porque de un momento se vuelven
                      estatuas de sal insípidas 
                      mirando las cebollas de los opresores 
                      o las algarrobas de los puercos.

De Echa tu pan sobre las aguas (España, 2021).\

EL MAR YA NO ES

< descubrir la lengua del mar es seguir la caminata en círculos de los elefantes < quizás no hay conciencia del primer paso < salvo la certidumbre de un oleaje eterno < para descubrir la lengua del mar, primero se aprende a leer el silencio de los padres < la búsqueda de los nombres es un trabajo que cuesta la vida < sabemos a ciencia cierta que la palabra mar no cabe en ningún poema < pero lo escribimos porque es como respirar < si contaramos todas las veces que lo hemos nombrado no habría objeto que lo abarcara < y cuando creo detectar el trayecto de los elefantes < soy roca rota < tomo concienca del último paso, es decir, mi primera palabra en la lengua del mar < mi primera palabra que apenas pronuncio desaparece <

Desde una terraza con forma de atardecer, febrero, 2020.

De El mar ya no es (España, 2020).

EPITAFIO DE NAVEGACIÓN

La idea de cultivar lo mejor de las personas siempre ha sido responsabilidad de los poetas, de los filósofos, de los escribas, y el mundo del poder siempre ha tenido un problema con esto. (…). Las mejores mentes de nuestra generación están por ahí, pero la mayor parte del tiempo se encuentran aisladas, escribiendo libros que no van a ser publicados o poesía que nadie leerá. Se tienen que organizar de nuevo.
 Rob Riemen Para combatir esta era.

Elegimos el silencio
elegimos bajar a los subterráneos
del cuerpo 
de la piel
instalamos brújulas de agua por las calles
para capturar
                   ciertos sonidos 
ciertas cadencias
                    ciertos latidos
de corazones 
                     expansivos
al eco de la poesía en estado puro
en la lejanía de las luces
surfeamos en la madrugada
                          compartiendo horizontes
                          planicies azules
                          a través de un reino invisible



a simple vista
parecíamos indiferentes
leyendo huellas de un naufragio
en los bancos de un otoño amarillo
hipnotizados por el abismo 
de una hoja al viento
aletargados por el tráfico de imágenes
ciegos por el esbozo de la luz al tacto
sordos al murmullo de los tertulianos
que hablan sobre lo justo y lo necesario del lenguaje
aparentemente dormidos por el dictado de
repetidas palabras que ya no salan
la carne



pero sabíamos que un poema 
            es uno de los organismos vivos
que superará la extinción planetaria de los cálculos      
                              


elegimos un silencio desértico
un paso
             un verso 
un sonido de agua 
elegimos la sal
amasar un viento invernal
anclado a la espalda
                   mientras 
                   guardábamos 
                   como el tesoro de un niño
                   la palabra mar en nuestros bolsillos.

De El mar ya no es (España, 2020).

INVIERNO 1945

Y la culpa no era mía
ni dónde estaba ni
como vestía
Las Tesis

Era la época remota de las mujeres bajo la piel de los objetos: mujer silla mujer taza mujer dame el cuchillo mujer calienta la cama. Era la época de habitar como una flácida sombra de un árbol sin tronco ni carne.

Tu rostro de niña tras un velo mustio ocultaba aquella lámpara del cuerpo. Humillada como un Cristo sin resurrección en un anillo en una celda.

En altar frente a la Cruz, tus catorce años criatura de leche deshojada de cuerpo y alma como un trozo de carne pactado por tu hermano mayor: Esa bestia devoradora de plata. En la orilla de un cielo apócrifo el sacerdote aquel hombre de Dios: como un Poncio Pilato mirando de reojo cargaba una cruz en tu vientre virgen. Y un tercer hombre nebuloso sellaba la tradición de aquel pacto. Pero no sospecharon que las aprendices de tierra poseen partículas y raíces en el corazón que no son de este mundo ni del otro.

De Historia universal de una trenza (Chile, 2020).

AYUNO

la resistencia de los días
la incapacidad del lenguaje
y las palabras que circulan como en un circo de viudos
vaciar todo el lenguaje del mundo
los archivos anónimos de las horas extraviadas que son la mayoría
la mirada asesina de pájaros enmohecidos
la brutalidad de lo desechable
la comida lanzada por los tubos nauseabundos de ciertas ciudades
vaciar todas las estrategias y las ecuaciones
no reconocidas bajo la piel del cuerpo
vaciar los apellidos, las nacionalidades
los números cardinales de la cuenta bancaria
volver al vientre materno 
vaciar todo
volver al extenso horizonte de una página en blanco, 
y desnudos replegarnos
bajo la sombra de un árbol en vuelo
y luego, escuchar la trayectoria del antes de la Nada
aquel latido del primer alarido numinoso

De Anclado al pescador de mares (Chile, 2017).

POEMA PARA APRENDER A DESAPRENDER

– ¿Cuántas almas ha envenenado o
ha dejado confusas o empequeñecidas
para siempre una maestra durante su vida?
Gabriela Mistral

Un anciano me dijo que todas las escuelas 
tenían que construirse a la orilla del mar. 

Hay que aprender a palpar con los 
ojos la dimensión oceánica de las horas. 

Hay tan poca distancia 
entre una prisión, y un libro 
como entre la mano y el látigo. 

Hay escuelas 
especialistas en decapitar 
sueños oceánicos, 
mareas que trastocan 
todo tiempo y todo espacio. 

Un ejército para una fábrica, 
una fábrica para un ejército. 
Las reglas son claras, 
hay que tener comprensión lectora. 

El anciano insiste 
Si las escuelas no habitan a la orilla del mar 
Si los niños no con -templan el trayecto milagroso 
de sus horas. 

Busca el cielo que es lo más parecido. 
Rompe el techo y cambia los muros por ventanas 
Ventanas a la izquierda, ventanas a la derecha 
Y que en el techo quepan todos los cielos de este mundo. 

De Portafolio, poema a pie de página (Chile, 2014).

GENERACIÓN 2666

La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde
Gabriela Mistral

Son dos podrían ser cuatro, podrían ser todos los jóvenes podría ser un continente o un semicontinente, podrían vivir en las cloacas podrían vivir en los márgenes de la memoria, en una escuela de numeración bancaria, quise decir en un bar, en el desierto, en una tumba, quise decir una revolución, un hechizo, o en la esquina alterna de Google. Podrían venir del sur, del desierto, de ciertas calles paralelas, de una ruca muda. Leían como zorros a zorros, leían como burros a burros, como vampiros a vampiros. Entre tantos hologramas buscaban un túnel, y debajo del túnel, un sueño, un fragmento de sueño. A la derecha, un túnel sin ojos, sin noche, ni estrellas. A la izquierda, una estrella se deshace en un túnel, en un sueño, sin ojos, ni estrellas, ni manos al viento. Hay tanto espacio entre una bandera como entre la mano y el ojo. Un viejo vomita mapas solares pero el tiempo maya es la voz de Mistral náufraga en los museos. Vivimos la era de las pulsaciones. Hay piedras vivientes en la calle, hay violencia que es lo más parecido a estar vivos. No importa si el mundo sigue siendo una cloaca, porque las ratas tienen olfato poético, es decir, se quitan la piel para volver a respirar y masticar el oxígeno de nuevos árboles.

De Portafolio, poemas a pie de página (Chile, 2014).


Marcelo Gatica Bravo (Cauquenes, 1976). Poeta, profesor de Castellano (UMCE), y Doctor en Literatura de Vanguardia y Postvanguardia en España e Hispanoamérica por la Universidad de Salamanca. De su investigación doctoral se han realizado dos publicacionesen Chile: Buelos barios: boladas boludas (2016) y Rodrigo Lira: DoQmentos del anteayer (2021).En poesía ha publicado Echa tu pan sobre las aguas (2021, España) Historia universal de una trenza (2020, Santiago de Chile) El mar ya no es (2020, España) El extramuro / Väljaspool müüre, foto-poemas en edición bilingüe español/estonio(2018, Tallinn, Estonia) Anclado al pescador de mares (2017 Santiago de Chile). En su trabajo literario destacamos las publicaciones compartidas con amigos como Crucial (2015, Santiago de Chile) junto a Pablo Gutiérrez y Portafolio: poemas a pie de página (2014 Santiago de Chile) junto a Camilo Cantillana, libro publicado para el cumpleaños número 125 del Instituto Pedagógico. Sus primeras publicaciones fueron al alero de esta casa universitaria. En el poemario colectivo Taller Literario (2001) y el experimento poético, titulado A-Trio Poético (2003). Destacamos las colaboraciones en Poemas identificados del libro Los Nadies del pintor Antonio Soto (España, 2013) y Re-constitución poética (Santiago de Chile, 2020). En su estadía en Estonia ha hecho un trabajo pionero, coordinando dos antologías de literatura chilena al estonio, bajo el título Vientos del sur: Poesía chilena / Lõunatuuled: Tšiili luule (2015 y 2018). En esta selección destacamos a Neruda, Parra, Huidobro, Mistral, Lira, Rojas, Teillier, Zurita y Lihn.

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