El último grito
A María Teresa Rimada
Luché cegado en la quimera
de que el héroe era yo, cuando
en esta batalla fui siempre el villano.
En la psique abolida y en el corazón estremecido
poseo clavada hace muchos años una daga de oro.
Me desangran las agujas del mismo desgastado féretro de siempre
cuando me observo en el espejo de entre los frescos de la cúpula,
—ennegrecida por el fuego de lo desconocido
que inunda nuestro Santuario—,
repta el terrible monstruo sin rostro abriendo las fauces
mientras me engaño de nuevo creyendo que escucharé cantar a la sirena
que le obliga a dormir, que me salva de sus garras adamantinas
y de sus pálidos ojos que me atraviesan el alma.
—Bestia mucho más terrorífica aun sin metamorfosis para la sirena
que el monstruo para mí—. Pero lo lograste domar
cortándole dos cabezas, atándole las manos y los pies.
Lentamente me incinero entre rugidos y soy prisionero de lo que hice;
enfriaste mis pútridos despojos apenas balbuceantes de tu nombre
—¡María, María, María!… —
y me acariciaste en tus fríos regazos de forastera donde indiferente
¡me apuñalas, tan cruel, sin importar nada, una, otra y otra vez!
—no duele menos que la primera porque mi carne se regenera para ti amor mío—.
Sería incluso un solemne y prodigio halago nombrar a mi vacío rojo
una rivera, que poseída a las largas y viejas raíces de tu amor
taló, arrancó y quemó sin piedad.
Pero la Bestia ha sido encarcelada en su cueva de la cual nunca regresará.
Es por este fatal y venenoso pensar que entre el profundo silencio grito
y en delirios desespero y tiemblo por el hueco sentir de mi amor ilusionado,
vano, enajenado y supremamente inconsciente
de que tú me amabas, como Dios, jamás podrá amar.
Ajedrez
El ajedrez es un lago en el que un mosquito puede bañarse y un elefante ahogarse.
Proverbio indio
Como el otro, este juego es infinito.
Jorge Luis Borges
En su libre albedrío la obsesión les obliga
a que en su propia cárcel se encierren prisioneros
a ser el padre Pan detrás de Siringa, intriga
que no cesará ni con dones ni Don Dineros.
Fausto universo donde se templan dos cerebros
por un mismo objetivo, interpretar a la Tierra,
sepultan diariamente fructíferos enebros
los pérsicos tres actos que ríen en la guerra.
Será obsesión mi vicio que anhela a campeón
ser proclamado, en ébanos cielos y albos mares
que en mi pecho jamás resecarán el ciclón,
las horas mueren entre desvelos de jaguares.
Glacial espejo que nos castiga los errores
de la cínica forma en que los cobra la vida
sacándonos los ojos y aullando en los albores
nos dará una coraza por la carne mordida.
Un puente es el tablero, a Cimeria, arena abyecta
de cardos explosivos, de océanos fungibles
y salva para atrás, de izquierda a derecha y recta
soñando el marinero en sus olas ilegibles
a las bestias que emergen en divinos patrones.
Cada columna y fila esconde una cruz impía
que forman este ciclo infinito. Los peones
en cada partida una incógnita, ¿cuál sería
inmolado? Cadenas en que endriagos renacen.
Alfil, el ruiseñor de Artemisa y arco de Apolo.
Cruzada torre, mamuts que arduas murallas hacen.
Caballo alado, cruel, sutil y al que no controlo.
La reina tan monstruosa es feroz arcángel toro.
Y el que nunca vendría de su gran paraíso,
el rey, es un tal bufón con una corona de oro,
si no nos viese ahí ensangrentados por el piso.
Esfinges poseídas, guardianes ciegos, mudos
que en su patria el espíritu parálisis halla.
Avanzan las espadas, avanzan los escudos
dispuestos a extinguirse en el campo de batalla.
Temerario pensó en sacrificar la gigante,
quemarla en el sangriento festín del medio juego
al rey que invoca eléctricas ánimas pedante,
mientras saltó el dorado corcel por entre el fuego.
Los escaques partir con anacondas letales
trepando las columnas a en Kraken transformarse
y el tórax constreñirle y quebrar las cervicales
que obligue al retador moribundo a retirarse.
El prodigio es profeta en su don ávido y arcano
que rige la estrategia y alza muertos en combate
e imitando la cruda melodía del piano
la orca nació en su táctica para el jaque mate.
—Contrario de sí mismo—, espada que no hace daño,
es una gran tormenta, un desierto, un manantial,
es una verdad y ¡ay! acertijo y mentira y engaño,
un augurio, apertura, un desarrollo y un final.
Los olímpicos: Carlsen, Capablanca, Fischer,
Lasker, Morphy, Alekhine, Polgár y Kasparov;
supremos. Y el Gambito de Dama entretejer
y la asidua Española y la inusual Taimanov.
El cisne de agua y el cisne de fuego se destrozan
las alas por la gloria del lago cristalino
y caen en la fosa y de nuevo se destrozan
por la ambición de otra harta victoria en su camino…
el cisne de aire y el cisne térreo… son las hoces
que miran una gota en un mar interminable
y es vaga su ilusión de vivir en libres goces
por otro dios humano y otro más, inexplicable.

Lovesun Cole, (San José, Costa Rica, 2000). Escritor, músico, actor y locutor, cursa Bachillerato y Licenciatura en la Enseñanza del Castellano y Literatura en la Universidad de Costa Rica. Participó en el Segundo Encuentro de Poesía Joven De Costa Rica (2021). Sus trabajos han sido publicados a nivel hispanoamericano por revistas como Santa Rabia Poetry (Perú), Casa Bukowski (Chile), Campos de Plumas (México), Azahar (España), Hiedra (México), Small Blue Library (México). Ganador del Festival Estudiantil de las Artes (FEA) del Liceo de Moravia (2019). Ha participado en diversos recitales para revistas como Nueva York Poetry Press y Cardenal. Estudió en el Instituto De la Comunicación (2017) en San José, Costa Rica, graduado con certificado a la excelencia. En el ámbito escénico participó en la obra teatral El psiquiatra (2019).
Eres un gran escritor me encantan sus poemas
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