por Aurelio González Ovies
LOCUS AMOENUS
Nun yeren más de cuarenta y dos metros de planta: la cocina, los cuartos, el pasillu pel mediu. Fuera, unes lates d’aceite y unos turcos, perexil y xeranios. Una figar con xestu de matriarca, unes llorees altes y un gallineru.
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LOCUS AMOENUS
No eran más de cuarenta y dos metros de planta: la cocina, los cuartos, el pasillo en el centro. Fuera, unas latas de aceite con turcos, perejil y geranios. Una higuera con pose de matriarca, unos laureles altos y un gallinero.
AL ABRIR LA PUERTA
Ya nun-y daba pa más el corazón, teníalu más grande que la caxa, pero namás sentía ruxir les llaves tres la puerta -los perros pal amor ganénnos n’olfato- anque yá nun pudiere llevantase, venía a llambeme un poco, iñando y arrastrándose.
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AL ABRIR LA PUERTA
Ya no le daba para más el corazón; lo tenía, dijeron, más grande que la caja, pero tan pronto como sentía la llave -los perros nos superan en amor y en olfato- aunque ya no pudiera levantarse, venía a lamerme un poco, gimiendo y arrastrándose.
CUCHIELLOS, NAVAYES…
Acercábase mui ceu de mañana. Nesa hora na que gallos y gallines alboroten los pueblos. La bicicleta llena d’artiluxos: piedra esmeril, diamante, filo plomu y una xiringa que sonaba a morrina. Remachaba les potes y los cazos y mientres afilaba: curriños -comentábanos- as chispas coma vida... Pañaba les perrones. Dába-yos a los pedales y cada vez más lloñe: caceroles, cuchiellos, cachivaches, navayes..!
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CUCHILLOS, NAVAJAS…
Llegaba muy temprano de mañana. Cuando los gallos y gallinas alborotan los pueblos. La bicicleta llena de artilugios: piedra esmeril, diamante, hilo de plomo y una siringa que sonaba a Galicia. Remachaba las potas y los cazos, y mientras afilaba, curriños -nos decía- como a vida as chispas. Recogía las perras. Le daba a los pedales, y cada vez más lejos: cacerolas, cuchillos, cachivaches, navajas..!
LLUNES A LLUNES
Va clariando la lluz per detrás de los montes. Rompe’l silenciu esti autobús de llinia. Vamos mui pocos. Chavalinos con llibros y mochiles, un home que comenta -nun para de toser- que va pal médicu y unes muyeres, llamentando en voz alta, el preciu de la fruta y estes xelaes que caen per xineru. Allumen entovía les faroles. Y nel mediu la plaza -como cuando nun sueñu traxinen munchos cuerpos-, ente bultos y gallos, calcetinos y ropa, monten el tenderete, un llunes y otru llunes hacia esta mesma hora, los tenderos. Apoyo la cabeza sobre la ventaniella. Como faigo na vida, la metá del camín voi pasala durmiendo. (Proaza. Iviernu)
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LUNES A LUNES
Va surgiendo la luz por detrás de los montes. Rasga el silencio este autobús de línea. Vamos muy pocos. Unos adolescentes con libros y mochilas, un hombre que comenta -no para de toser- que baja al médico y unas señoras, lamentando en voz alta, el precio de la fruta y estas heladas que caen en enero. Alumbran todavía las farolas. Y en medio de la plaza, como cuando en un sueño trajinan muchos cuerpos, entre bultos y gallos, calcetines y ropa, montan su tenderete, un lunes y otro lunes a esta hora, los tenderos. Apoyo la cabeza sobre la ventanilla. Igual que hago en la vida, la mitad del camino, me la paso durmiendo. (Proaza. Invierno).
CUATRO POEMAS INFANTILES
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CON FARINA Y MOLDES
Si tenía una pena o taba mui sola, facíanos pasteles coles cenahories, y pastes d’almendra grandes y rechonches. Y ellí desafogaba, con farina y moldes y yemes y azucre, rodiada de potes. —¿Qué te duel, mamina? Dinos por qué llores. —Tranquilos, mios neños, fue al picar cebolles.
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ENTRE HARINA Y MOLDES
Si tenía una pena o estaba muy sola, nos hacía pasteles con las zanahorias, y pastas de almendra grandes y rechonchas. Y allí desahogaba, entre harina y moldes y yemas y azúcar, rodeada de potas. -¿Qué te duele, mami? Dinos por qué lloras. -Tranquilos, mis niños, fue al picar cebollas.
MADRESÍA
Un poema a toles madres qu'esisten, a les que nos peñen y a les que nos visten. Un poema a toles madres d’esti mundu porque faen milagros d’un arbeyu crudu. A les qu’anque tean con fiebre y anxines, tuéstennos abrazos y ásennos sorrises. A les que de siempre yá nos quieren tanto que rebocen suaños mientres traguen llantu. A les que del pexe fieru de la vida sáquennos la carne y comen la espina. A les qu’enveyecen con grietes y grumos d’esprimise a diariu pa facenos zumos. A les que yá tán so la nuesa cuna llumando la nueche, faciendo de lluna. A les que nos cubren, defenden y abracen aínda si duermen, aínda si falten. A les que los años cuasi se-yos pasen ente planchar fuerces y llimpiar les cases. Un poema a toes estes siemprevives que sirven de fuelle y son como vigues. Un gracies a toes estes madres nuestres que son cocineres, modistes, maestres; y adornen bizcochos o alministren cuentes y trencen toquilles, remienden sorpreses... A toes cuantes tán o yá son estrelles.
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MADRESÍA
Un poema a todas las madres que existen, a las que nos peinan y a las que nos visten. Un poema a todas las madres del mundo porque hacen milagros de un guisante crudo. A las que aunque estén con fiebre y anginas, nos fríen abrazos y asan sonrisas. A las que de siempre nos quieren ya tanto que rebozan sueños mientras tragan llanto. A las que del pez fiero de la vida nos sacan la carne y comen la espina. A las que envejecen con grietas y grumos de exprimirse a diario para hacernos zumos. A las que ya están sobre nuestra cuna borrando la noche y haciendo de luna. A las que nos cubren, defienden y abrazan incluso si duermen, incluso si faltan. A las que los años casi se les pasan entre planchar fuerzas y limpiar la casa. Un poema a todas estas siemprevivas que sirven de fuelle y aguantan de viga. Un gracias a todas estas madres nuestras que son cocineras, modistas, maestras; y adornan bizcochos o administran cuentas y trenzan toquillas o zurcen sorpresas. A las que aún están o son ya estrellas.
CARTA D’ARTURO
Anque nun vuelves, yá me conformo adivinándote en tolos contornos. Anque nun vuelves, miro la lluna y ellí te veo: ¡cómo t’allumbra! Anque nun vuelves, yá descubrí que delles flores güelen a ti. Anque no vuelves, sigo suañando que, al despertame, me tas tocando. Anque nun vuelves, en tola vida, tu yes la fecha que más m’anima. Anque nun vuelves, baxo l’alfombra, guardé una tarde to guapa sombra. Anque nun vuelves, yo yá nun lloro, nacer de ti yá ye un tesoru.
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CARTA DE ARTURO
Aunque no vuelvas, yo me conformo adivinándote en los contornos. Aunque no vuelvas, miro la luna y allí te veo: ¡cómo te alumbra! Aunque no vuelvas, ya descubrí que algunas flores huelen a ti. Aunque no vuelvas, sigo soñando que, al despertarme, me estás tocando. Aunque no vuelvas, todos los días, eres la fecha que más me anima. Aunque no vuelvas, bajo la alfombra, guardé una tarde tu hermosa sombra. Aunque no vuelvas, yo ya no lloro, nacer de ti es ya un tesoro.
CANCIÓN PA XUEGU DE MANES
Si lo tengo too apetezme nada. Si nada tuviera, too me sobrara. Unu, dos y tres, qué barbaridá. Cuatro, cinco y seis, qué contrariedá. Nun me duel nada y siempre me quexo. Cuando toi malín sí que m’arrepiento. Unu, dos y tres, qué barbaridá. Cuatro, cinco y seis qué contrariedá. Nun sé valorar lo que me rodea. Y si se me pierde yo muerro de pena. Unu, dos y tres, qué barbaridá. Cuatro, cinco y seis, qué contrariedá.
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CANCIÓN PARA JUEGO DE MANOS
Si lo tengo todo me apetece nada. Si nada tuviera, - todo me sobrara. Uno, dos y tres, qué barbaridad. Cuatro, cinco y seis, qué contrariedad. No me duele nada y siempre me quejo. Cuando estoy malito sí que me arrepiento. Uno, dos y tres, qué barbaridad. Cuatro, cinco y seis qué contrariedad. No sé valorar lo que me rodea. Y si se me pierde me muero de pena. Uno, dos y tres, qué barbaridad. Cuatro, cinco y seis, qué contrariedad.

Aurelio González Ovies (Bañugues,1964). Doctor en Filología y profesor de Filología Latina en la Universidad de Oviedo (1988). Tiene en su haber, entre otros, el Premio Internacional de Poesía ‘Ángel González’ (1990), Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez (1992), Accésit Premio Adonais (1992), Accésit Premio Esquío (1994), Premio Nacional a los libros infantiles y juveniles mejor editados en 2013 con la obra Versonajes, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 2014, así como el Premio de las Letras de Asturias (2018). Desde su primer publicación, Las horas en vano (1989), hasta la actualidad, es autor de una cuarentena de poemarios (España, Méjico, Colombia) y de otros títulos de literatura infantil.