Locus Amoenus y otros poemas de Aurelio González Ovies

por Aurelio González Ovies


LOCUS AMOENUS

Nun yeren más de cuarenta
y dos metros de planta:

la cocina, los cuartos,
el pasillu pel mediu.

Fuera, unes lates d’aceite y unos turcos,
perexil y xeranios.
Una figar con xestu de matriarca,
unes llorees altes
y un gallineru. 

*

LOCUS AMOENUS

No eran más de cuarenta 
y dos metros de planta:

la cocina, los cuartos, 
el pasillo en el centro.

Fuera, unas latas de aceite con turcos, 
perejil y geranios.
Una higuera con pose de matriarca,
unos laureles altos
y un gallinero.

AL ABRIR LA PUERTA

Ya nun-y daba pa más el corazón,
teníalu más grande que la caxa, 
pero namás sentía ruxir les llaves 
tres la puerta
-los perros pal amor ganénnos n’olfato- 
anque yá nun pudiere llevantase,
venía a llambeme un poco, iñando 
y arrastrándose.

*

AL ABRIR LA PUERTA

Ya no le daba para más el corazón;
lo tenía, dijeron, más grande que la caja, 
pero tan pronto como sentía la llave
-los perros nos superan en amor
y en olfato-
aunque ya no pudiera levantarse, 
venía a lamerme un poco, gimiendo 
y arrastrándose.

CUCHIELLOS, NAVAYES…

Acercábase mui ceu de mañana. 
Nesa hora na que gallos y gallines 
alboroten los pueblos. La bicicleta 
llena d’artiluxos: piedra esmeril, 
diamante, filo plomu
y una xiringa que sonaba a morrina.
Remachaba les potes y los cazos 
y mientres afilaba: curriños

-comentábanos- as chispas coma vida...

Pañaba les perrones. Dába-yos a los pedales 
y cada vez más lloñe:

caceroles, cuchiellos,
              cachivaches, navayes..!

*

CUCHILLOS, NAVAJAS…

Llegaba muy temprano
de mañana. Cuando los gallos y gallinas 
alborotan los pueblos. La bicicleta
llena de artilugios: piedra esmeril, 
diamante, hilo de plomo
y una siringa que sonaba a Galicia. 
Remachaba las potas y los cazos, 
y mientras afilaba, curriños

-nos decía- como a vida as chispas.

Recogía las perras. Le daba a los pedales, 
y cada vez más lejos:
 
cacerolas, cuchillos, cachivaches, navajas..!

LLUNES A LLUNES

Va clariando la lluz per detrás de
los montes. Rompe’l silenciu
esti autobús de llinia. Vamos mui pocos.
Chavalinos con llibros y mochiles,
un home que comenta
         -nun para de toser-
que va pal médicu
y unes muyeres, llamentando en voz alta,
el preciu de la fruta y estes xelaes que caen 
per xineru.
Allumen entovía les faroles. Y nel mediu 
la plaza -como cuando nun sueñu 
traxinen munchos cuerpos-,
ente bultos y gallos, calcetinos y ropa, 
monten el tenderete, un llunes y otru llunes 
hacia esta mesma hora, los tenderos.

Apoyo la cabeza sobre la ventaniella.
Como faigo na vida, la metá
del camín voi pasala durmiendo.

                    (Proaza. Iviernu)

*

LUNES A LUNES

Va surgiendo la luz por detrás de 
los montes. Rasga el silencio
este autobús de línea. Vamos muy pocos. 
Unos adolescentes con libros y mochilas, 
un hombre que comenta
              -no para de toser- 
que baja al médico
y unas señoras, lamentando en voz alta,
el precio de la fruta y estas heladas que caen 
en enero.
Alumbran todavía las farolas. Y en medio 
de la plaza, como cuando en un sueño 
trajinan muchos cuerpos,
entre bultos y gallos, calcetines y ropa,
 
montan su tenderete, un lunes y otro lunes 
a esta hora, los tenderos.

Apoyo la cabeza sobre la ventanilla. 
Igual que hago en la vida, la mitad 
del camino, me la paso durmiendo.

                       (Proaza. Invierno).

CUATRO POEMAS INFANTILES

*

CON FARINA Y MOLDES

Si tenía una pena 
o taba mui sola, 
facíanos pasteles 
coles cenahories,
y pastes d’almendra 
grandes y rechonches. 
Y ellí desafogaba, 
con farina y moldes
y yemes y azucre, 
rodiada de potes.

—¿Qué te duel, mamina? 
Dinos por qué llores.

—Tranquilos, mios neños, 
fue al picar cebolles.

*

ENTRE HARINA Y MOLDES

Si tenía una pena 
o estaba muy sola, 
nos hacía pasteles 
con las zanahorias,
y pastas de almendra 
grandes y rechonchas. 
Y allí desahogaba, 
entre harina y moldes 
y yemas y azúcar, 
rodeada de potas.

-¿Qué te duele, mami? 
Dinos por qué lloras.
 
-Tranquilos, mis niños, 
fue al picar cebollas.

MADRESÍA

Un poema a toles 
madres qu'esisten, 
a les que nos peñen
y a les que nos visten. 
Un poema a toles 
madres d’esti mundu 
porque faen milagros 
d’un arbeyu crudu.
A les qu’anque tean 
con fiebre y anxines, 
tuéstennos abrazos
y ásennos sorrises. 
A les que de siempre 
yá nos quieren tanto 
que rebocen suaños
mientres traguen llantu. 
A les que del pexe 
fieru de la vida 
sáquennos la carne
y comen la espina. 
A les qu’enveyecen 
con grietes y grumos 
d’esprimise a diariu 
pa facenos zumos.
A les que yá tán 
so la nuesa cuna
llumando la nueche, 
faciendo de lluna.

A les que nos cubren, 
defenden y abracen 
aínda si duermen, 
aínda si falten.
A les que los años 
cuasi se-yos pasen 
ente planchar fuerces 
y llimpiar les cases. 
Un poema a toes 
estes siemprevives 
que sirven de fuelle 
y son como vigues.
 
Un gracies a toes 
estes madres nuestres 
que son cocineres, 
modistes, maestres;
y adornen bizcochos 
o alministren cuentes 
y trencen toquilles, 
remienden sorpreses...

A toes cuantes tán 
o yá son estrelles.

*

MADRESÍA

Un poema a todas
las madres que existen, 
a las que nos peinan
y a las que nos visten.
Un poema a todas
las madres del mundo 
porque hacen milagros 
de un guisante crudo. 
A las que aunque estén 
con fiebre y anginas, 
nos fríen abrazos
y asan sonrisas.
A las que de siempre 
nos quieren ya tanto 
que rebozan sueños 
mientras tragan llanto. 
A las que del pez 
fiero de la vida
nos sacan la carne 
y comen la espina.
A las que envejecen 
con grietas y grumos 
de exprimirse a diario 
para hacernos zumos. 
A las que ya están 
sobre nuestra cuna 
borrando la noche
y haciendo de luna.

A las que nos cubren, 
defienden y abrazan
incluso si duermen,
incluso si faltan.
A las que los años 
casi se les pasan
entre planchar fuerzas 
y limpiar la casa.
Un poema a todas 
estas siemprevivas 
que sirven de fuelle 
y aguantan de viga.
Un gracias a todas 
estas madres nuestras 
que son cocineras, 
modistas, maestras;
y adornan bizcochos 
o administran cuentas 
y trenzan toquillas
o zurcen sorpresas. 

A las que aún están
o son ya estrellas.


CARTA D’ARTURO

Anque nun vuelves, 
yá me conformo 
adivinándote
en tolos contornos.

Anque nun vuelves, 
miro la lluna
y ellí te veo:
¡cómo t’allumbra!

Anque nun vuelves, 
yá descubrí
que delles flores 
güelen a ti.

Anque no vuelves, 
sigo suañando
que, al despertame, 
me tas tocando.

Anque nun vuelves, 
en tola vida,
tu yes la fecha 
que más m’anima.

Anque nun vuelves, 
baxo l’alfombra, 
guardé una tarde
to guapa sombra.

Anque nun vuelves, 
yo yá nun lloro, 
nacer de ti
yá ye un tesoru.

*

CARTA DE ARTURO

Aunque no vuelvas, 
yo me conformo 
adivinándote
en los contornos.

Aunque no vuelvas, 
miro la luna
y allí te veo:
¡cómo te alumbra!

Aunque no vuelvas, 
ya descubrí
que algunas flores 
huelen a ti.

Aunque no vuelvas, 
sigo soñando
que, al despertarme, 
me estás tocando.

Aunque no vuelvas, 
todos los días,
eres la fecha
que más me anima.

Aunque no vuelvas, 
bajo la alfombra, 
guardé una tarde
tu hermosa sombra.

Aunque no vuelvas, 
yo ya no lloro, 
nacer de ti
es ya un tesoro.

CANCIÓN PA XUEGU DE MANES

Si lo tengo too 
apetezme nada. 
Si nada tuviera, 
too me sobrara. 
Unu, dos y tres, 
qué barbaridá.
Cuatro, cinco y seis, 
qué contrariedá.
Nun me duel nada
y siempre me quexo.
Cuando toi malín
sí que m’arrepiento. 
Unu, dos y tres, 
qué barbaridá.
Cuatro, cinco y seis 
qué contrariedá.
Nun sé valorar 
lo que me rodea.
Y si se me pierde 
yo muerro de pena. 
Unu, dos y tres, 
qué barbaridá.
Cuatro, cinco y seis, 
qué contrariedá.

*

CANCIÓN PARA JUEGO DE MANOS

Si lo tengo todo 
me apetece nada. 
Si nada tuviera, -
todo me sobrara. 
Uno, dos y tres, 
qué barbaridad.
Cuatro, cinco y seis, 
qué contrariedad.
No me duele nada
y siempre me quejo. 
Cuando estoy malito 
sí que me arrepiento. 
Uno, dos y tres,
qué barbaridad. 
Cuatro, cinco y seis 
qué contrariedad.
No sé valorar
lo que me rodea. 
Y si se me pierde 
me muero de pena. 
Uno, dos y tres, 
qué barbaridad.
Cuatro, cinco y seis, 
qué contrariedad.

Aurelio González Ovies (Bañugues,1964). Doctor en Filología y profesor de Filología Latina en la Universidad de Oviedo (1988). Tiene en su haber, entre otros, el Premio Internacional de Poesía ‘Ángel González’ (1990), Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez (1992), Accésit Premio Adonais (1992), Accésit Premio Esquío (1994), Premio Nacional a los libros infantiles y juveniles mejor editados en 2013 con la obra Versonajes,  otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 2014, así como el Premio de las Letras de Asturias (2018). Desde su primer publicación, Las horas en vano (1989), hasta la actualidad, es autor de una cuarentena de poemarios (España, Méjico, Colombia) y de otros títulos de literatura infantil.

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