Poética de Denise O’ Hagan

Traducción al español y reseña por María Del Castillo Sucerquia


Denise O’ Hagan es una editora y poeta que nació en Roma, Italia y reside en Sídney, Australia. Tiene experiencia en la publicación de libros comerciales y trabajó como editora para Collins, Heinemann, Routledge y Cambridge University Press. También, fue editora consultora para la Biblioteca Estatal de NSW. En 2015 creó su propia imprenta, Black Quill Press, a través de la cual ayuda a los autores que desean publicar de forma independiente. También es editora de poesía en Australia / Nueva Zelanda para la revista literaria irlandesa The Blue Nib. Su poesía es ampliamente publicada y premiada. The Beating Heart es su colección de poesía debut (Ginninderra Press, 2020).


Sitios web: https://denise-ohagan.com/, https://blackquillpress.com/

La voz poética de Denise O’ Hagan es nostálgica y agridulce. Sus imágenes van de la visión macro a la micro, enfatizando en pequeños detalles que trazan profundas reflexiones en el alma maleable de la poeta.
Hallamos a un ser afligido por la condición deleznable y transitoria de la sociedad consumista, que se refugia en el arte, en las palabras y en la calidez del hogar.
Denise expresa un gran respeto por la palabra, muy afín con su vocación de editora y escritora. Dice que debemos ser como niños al acercarnos a ellas, pues sólo así, con los ojos y las manos de la inocencia, “penetramos en la envoltura de las situaciones, las observamos desde adentro”.


I. Entre la belleza y la decadencia

cual pizca de satén cremoso, arrugado
llamó mi atención, echado allí
próximo a un gancho de ropa
en el patio de ladrillos rojos

luminoso, exhibido a mitad de camino
entre la belleza y la decadencia
con el moretón del día en su tez

todos los dolores del mundo
conjugados a la perfección en la
fugacidad del pétalo caído

II. El amor tenía forma de almendra

el amor tenía forma de almendra
en las calurosas tardes de verano
cuando nos sentamos afuera
bajo la luz de listones, junto a los
geranios y lo último del lavado

por encima del incesante ruido del tráfico
y los silenciosos ruidos de la Ciudad Eterna

ella me enseñó a abrirlas 
sostuvo mis dos manos en una de las suyas
equilibró mi palma, extendió mis dedos
a través de la papada de metal del cascanueces

apretó y apretó hasta romper las cáscaras
que se tensaban y partían al fin
en una tosca revelación
yo era la beneficiaria de las dulces
y elegantes vainas

atrapé la estela de su cabello mientras
se inclinaba a recoger las astillas

su anillo de bodas de oro centelleaba
y mi mundo entero se anilló
por ese balcón

III. Mi tapiz

i.m Seamus Heaney, "Cavando"

¿sobre cuántas formas con palabras
y giros de frase y garabatos y borrones
han persistido mis dedos? 

al sentir el espíritu que se mueve
en la forma exterior, literal
entramos en la mente del escritor
seguimos los contornos de sus pensamientos

sólo entonces nos atrevemos 
a dar forma a su material
reforzamos el tejido de las expresiones
quitamos el relleno, suprimimos los adornos 
jirones de ambigüedad plegados en frases

estiramos las oraciones hasta que
se tensen de significado
una seguida de la otra
hasta que cuelguen a la perfección
sin hilos sueltos, sin costura 

las editoras somos sastres
(costureras de antaño que trabajan
en las trastiendas de la historia
cabezas inclinadas, diligentes, invisibles)

cortamos y pegamos y mordisqueamos 
cosemos todo junto hasta que
la puntada quede transparente 
en esta labor, mi bolígrafo es mi aguja
coso en palabras: he aquí mi tapiz 

IV. Una avalancha de palabras

un día cualquiera
hay una avalancha de palabras a mi alrededor
en portones, calles y letreros
informan, instruyen, advierten
en etiquetas, tiendas y coches
engatusan, cautivan, atraen 

en restaurantes y bares
el monstruo de innumerables tentáculos
de la comunicación moderna
ejerce presión a mi alrededor
asertivo e insistente, audaz y caprichoso

oprime, comprime 
casi ahoga

hay otra avalancha
de palabras añejas, olvidadas
garabateadas en carteles de mendigos
palabras desconcertadas que
susurran en la corriente del tiempo

pensamientos arrugados en la nota que tiró un amante
fragmentos de conversaciones atrapadas
por el viento en la esquina de la calle 

¿debería ser así?

las palabras deberían ser sostenidas
como pequeñas gemas preciosas
en la suave copa de la mano de un niño 
escogidas con ternura, una por una
penetramos en la envoltura de las
situaciones, las observamos desde adentro 


V. Aún llovía

no olvidaré el sombrío barajar de la lluvia
el dolor de ella, los asentimientos
apretones de mano
las condolencias murmuradas que
no pueden evitar que se pierda la marca
pero es todo lo que tenemos:
inadecuación en un pedestal 

                                                      ¡oh!, sigue con ello
                       reía al cruzar las piernas y encendía un cigarrillo

así lo hicimos, con los inevitables mini rituales
que acompañaban al exterior:
el chirrido de los zapatos sobre la piedra
y el carraspeo de las gargantas
la neblina de los ojos en el vacilante 
cepillo de la luz de las velas y
el rocío de lirios sobre ella  

                                           el momento pasó, entonces, dijo 
                                   aquel porque nos encogemos y rechazamos
                                                        hasta más no poder

no hay fin para lo no admitido
como la anécdota posterior y las ilusiones
que moldean nuestra memoria
como un camaleón, cambia la narración
pero esto sé: su nieto de cabello oscuro
quien se sentó inclinado, de camisa negra
ahora, en el piano toca una canción
de su propia creación
como si hubiera pasado su
corta vida en espera de este momento
bajo la decimotercera estación de la cruz  

                                                    ella adoraba su música
                          desde Bach y Billy Joel hasta el tema Casablanca

era una buena oyente
ahora era nuestro turno de aferrarnos a las
palabras, a los encantamientos
expresar lo inexpresable 

agarré mis pañuelos, calientes y húmedos
todavía llovía 

              en sus cartas, notas y diarios - una letanía de cavilaciones
                 las palabras la habían estirado más allá de sus problemas
                                                           mucho más allá…

ahora ella es el más allá
brillaba el insecto negro del coche fúnebre
que aguardaba. Se abrieron las puertas
boqueando vidriosos en el aire pálido 
cargado de reflejos, reluciente como
salpicaduras de agua bendita
como plateadas lágrimas en la madera

                              contraria, contemplativa y única en su clase
                                            señora del mercurial: mi madre

la vertiente tachonada de tumbas se estiraba
como un juego de ajedrez de mil piezas
con peones agotados, reyes y reinas inclinados
mirando cómo ella desaparecía
bajo las cucharadas de tierra
el más rico moría por abrazarla 

María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México).

Drablles

por Nodirabegim Ibrokhimova
traducidos al español por Daniela Sánchez


UN «VALIOSO» CONSEJO

–Me he enamorado de mi amigo… y vengo a que me des un consejo… El problema es que ella está casada. ¡Tanto lo he pensando!

–Si ella también te quiere, yo quiero que las dos estén juntas, ¡la vida sólo se da una vez! – dije yo, al instante.

–Pero su esposo es…

–Su esposo lo superará. ¡¿De qué sirve vivir con una persona que no amas?! –insistí. –Mi consejo es ¡que la hagas feliz! Ese es.

Poco después de esta conversación, mi esposa me dejó repentinamente.

MIEDO

–Ya vete a dormir, mi amor– diciendo esto, mi madre iba a apagar la luz.

–¡Mamá! ¡Por favor no apagues la luz! ¡Me da miedo la oscuridad!– dijo el hijo ciego.

LA ELECCIÓN

A los dieciséis: ¡Si tan sólo tuviera un novio guapo!
A los veinte: ¡Si tan sólo tuviera un novio inteligente!
A los veinticinco: ¡Si tan sólo tuviera un novio rico!
A los treinta: Si tan sólo tuviera a alguien…

LOS NIÑOS HOY EN DÍA

Yo fui joven. Solía creer en Santa Claus y en sus regalos. Cuando crecí, me pareció muy difícil de creer que era un mito. No quería creer. Luego, un día le dije a mi hijo de cuatro años:

–¡Si te portas bien, Santa te traerá regalos!

Él me dijo:

–Mamá, Santa es un personaje mitológico. ¿Acaso eres una niña?

LA ETERNA VERDAD

Primero, la madre desliza a su hijo en la cuna.
Luego, el hijo escoge el ataúd de la madre.
Ésta es la amarga y eterna verdad de la vida.

LA PATRIA Y EL AMOR

Ellos se conocieron en el internet. Después de tres años de escribirse sin parar, finalmente entendieron que no podían vivir uno sin el otro. Pero, desafortunadamente eran de diferentes nacionalidades viviendo en diferentes países.

–No puedo dejar mi hogar ni mi tierra– dijo la chica– si quieres que seamos felices para siempre, ¡ven acá! Aquí viviremos felices por siempre…

El chico inmediatamente aceptó. Cuando se encontraron cara a cara…

–No puedo casarme contigo, –la chica le dijo al chico, que estaba de rodillas frente a ella,– me pregunto si puedo vivir con una persona que puede dejar tan fácilmente la tierra que lo vio crecer.

AMOR

Tenían 18 años cuando se enamoraron. Encuentros a escondidas, cartas y el extrañarse , locamente, uno al otro… todo hacía que sus corazones sollozaran. Nadie sabía de su amor secreto. Finalmente, la chica se comprometió con alguien más. El chico no podía hacer nada, después de su boda él también se casó.

Después de veinte años, sus ojos se encontraron una vez más. Pero los sentimientos en esos ojos eran diferentes.

“Cómo es que pude amarla, mira su cara, está llena de pecas…”.

“¿Por qué, alguna vez, quise escogerlo a él? ¡Mira su panza gorda!”.

Se dieron la vuelta. ¿Y tú quieres decir que no hay amor en el mundo?

Sí, nunca sintieron amor. Si lo hubieran sentido, tal vez hubieran intentado luchar por su amor… aunque sea un poco…

ESCRITOR

–¡Yo quiero ser un escritor!– le dijo a su esposa y a sus hijos, –¡No me molesten mientras esté escribiendo!

Trabajó duro, días y noches enteras. No vio a su hija que lo estaba observando, no abrazó a su hijo que lo estaba esperando. Escribió todas las expresiones de amor que no podía decirle a su esposa. ¡Dibujó toda la amabilidad y el cariño que le tenía a su familia en sus libros!

Se convirtió en un escritor conocido. Su obra creativa fueron publicadas por millones de copias. Se cubrió de fama y popularidad.

–Ya no más escritura– se dijo a sí mismo,– ya estoy muy viejo…

Después de decirlo miró a su alrededor.

No quedaba nadie, excepto las pilas de sus libros que lo rodeaban…

LIBRO

Él usaba los libros de diferentes maneras. Los usaba para prender el horno. Para envolver algunas nueces mientras trabajaba. Los usaba como un arma ante las moscas. Hizo un modelo de un “avión” para sus hijos. Limpió ventanas. Hasta los usaba en el baño…

Pero nunca leyó alguno de ellos…

ADULADOR

Cuando alcanzó un puesto alto en su trabajo, EL apareció frente a él. EL siguió diciendo “tú eres el mejor”. Hasta le daba masajes mientras estaba sentado en su silla. EL alzaba su copa, durante los eventos, expresando aduladores brindis en honor a él.

Cuando él perdió su autoridad, EL nunca volvió a aparecerse, aún SU nombre no era memorable. Sólo SU voz, que podía oírse desde su antigua oficina. EL estaba elogiando al nuevo director…

COINCIDENCIA

–¡Yo quiero a una mujer virgen y decente para casarme!– les dijo a sus tías. Fácilmente, ellas encontraron una mujer así, que también buscaba a un hombre decente para casarse.

Así que fueron a su primer cita.

–¡¿Tú?!– ambos impactados se miraban, uno a otro.

UN HOMBRE ABURRIDO

–Por favor, cásate conmigo– le dijo el hombre, revelando sus pasiones, por mucho tiempo escondidas.

–Eres muy aburrido –respondió inmediatamente ella. Las flores cayeron al piso. La mujer se casó con otro hombre que ella quería. Su esposo nunca era aburrido, siempre estaba haciendo cosas interesantes cuando estaba libre: salía con sus amigos, jugaba con su teléfono, hablaba con otras chicas, surfeaba en la red, chateaba con amigos. Ella se quedaba aburrida, sentada sola…

SMS

Chico: “¡Todo se ha terminado! ¡Es el final de nuestra historia, tus sentimientos son falsos y, siendo honesto, me alegra que nos separemos! ¡Por favor, no te molestes en contestarme!”

Chica: “¡No soy estúpida como para contestar tu SMS! A mí también me hubiera gustado no haberte conocido. ¡No te molestes, ni siquiera, en leer mi mensaje!”

Chico: “¿Qué no lea tu mensaje? ¡Ni siquiera lo abriré, inmediatamente lo borraré!”

DESPUÉS DE 40 AÑOS…

–¡Ese es un tazón muy caro!– gritó la madre a su hijo de cuatro años. –¿Qué has hecho, pequeño bastardo?

El pequeño niño inclinó la cabeza, después de haber roto el tazón. Había corrido sin tener cuidado, y lo rompió.

-¡Recibirás tu castigo en cuanto tu papá llegue a la casa! – dijo la mamá. El niño fue a su cuarto y empezó a llorar.

MUCHO TIEMPO HABÍA PASADO

-¡Ay Dios mío! – gritó la nuera,– ¿por qué no te mueves con más cuidado? ¡Ese era un tazón muy caro, que me había dado mi papá!

La vieja señora susurró avergonzada:

–Eso fue muy repentino, yo sólo trataba de tomar mi bolsa…

-¡Le contaré a tu hijo lo que has hecho! ¡Ya no puedo más con tu locura! La vieja mujer se fue a su cuarto con lágrimas en los ojos…

PROCRASTINACIÓN

-Nunca me das flores… – sonrió tristemente la esposa.

¿Pero, cómo? ¡Si te lleve el día de nuestra boda! – respondió el esposo queriendo ser chistoso.

Eso fue hace diez años…

No te preocupes, te daré muchísimas flores. Todavía tenemos mucha vida por delante… Pero, todos los días el esposo pasaba frente a la florería y pensaba “¡Algún día, definitivamente, le compraré flores!

… Finalmente el esposo cumplió la promesa que le hizo a su esposa. Le compró flores y las puso sobre la tumba de su esposa.

UN NUEVO PAPÁ

Un niño se convirtió en un pobre huérfano después de que su padre muriera. Su madre, todavía con dolor, se casó con otro hombre. El niño le temía a ese “nuevo” papá, al principio. Sus amigos le dijeron que los padrastros, normalmente, eran malos. El niño se escapaba cada vez que el “nuevo” papá trataba de abrazarlo. Huía hacia el sótano y lloraba, recordando a su verdadero papá.

-¿Por qué lloras? – el “nuevo” papá le preguntó.

-Extraño a mi papá…

-Yo también extraño al mío.– el “nuevo” papá lo abrazó cuidadosamente, – Yo también lloré cuando mi papá murió. Aún me hace falta.

-¿Tú tampoco tienes papá?– le preguntó el niño, curioso.

-Sí… Yo también me siento sólo, como tú, hijo. ¿Serías mi amigo?– el “nuevo” papá le propuso con lágrimas en los ojos.

-Sí, sí quiero…– el niño tomó la mano de su “nuevo” amigo. Después de eso, los amigos dormían juntos todos los días.

EL PUNTO DE VISTA DE UN NIÑO

-¡Mamá, mira esto, dibujé un gatito!– la pequeña hija recibió a sus padres, que apenas llegaban del trabajo.

-¡Wow, qué bonito quedó! Se ve muy real. ¡Ahora intenta dibujar otros animales!

La niña comenzó a dibujar otra vez.

El esposo volteó a ver a la esposa, y se preguntó:

-¿No es un gatito, o sí? Sólo es una mezcla de garabatos…

-Mira la imagen desde el punto de vista de mi hija. Muestra un adorable gatito…

EN EL ORFANATO

–¿Vendrá hoy mi mamá?– el pequeño niño repetía su usual pregunta al mentor.

Hoy, tu mamá está un poco enferma. En cuanto se ponga mejor, ella seguro vendrá por ti, cariño.

¿Y mi papá? ¿Él también vendrá?– una pequeña niña se unió a la conversación.

Tu papá no ha podido pedir permiso para salir de su trabajo. Él te visitará en cuanto terminé su trabajo, querida.

El mentor ya comenzaba a pensar qué les respondería a los niños el siguiente día…

UNA DECISIÓN

“¡Mañana iré a ver a mi mamá!”.

Todos los días, él se lo plantea.

LA VIDA

-¿Por qué siempre cometes errores en tu vida? ¿Cuándo comenzarás a vivir sin fallas?

-Perdón… No los haré en mi siguiente vida. Ésta es, apenas, mi primer vida…

IDIOTA

Él nunca lastima a otros. Siempre sonríe. No está interesado en ganar dinero o autoridad. Acepta los retos de la vida con una sonrisa en la boca. Nunca se queja con Dios, siempre le agradece…

Los otros simplemente lo llaman “idiota”.

HERMANO

-Hermano… en verdad necesito tu ayuda. Tus sobrinos están enfermos, mi esposo siempre termina tomando… ¿Me prestarías dinero?– una lastimosa voz sonaba del otro lado del teléfono.

-Por favor, hermana, tú sabes que mi salario difícilmente alcanza para mi familia… deberías de entender mi condición,– suspiró el hermano. Después, repitió que estaba ocupado, y colgó el teléfono.

-¿Qué opinas de esta pulsera de oro?– le preguntó la mujer a su lado, dudosa–, ¿me la comprarías?

-¡Por qué no! ¡Compra lo que quieras, hoy me siento muy generoso!

UNA DOLOROSA RESPUESTA

-¿Quién quieres ser cuando crezcas? ¿Un piloto? ¿Un ingeniero? ¿Un administrador? El hijo respondió al instante:

-Me convertiré en un hombre ocupado, papá. ¡Y les diré a mis hijos que soy un hombre muy ocupado y no me deben molestar!

LA PENA

-¿Por qué todas mis hijas serán infelices?– el padre se lamentaba todos los días.

Pero, no podía recordar todas las mujeres que había engañado frente a ellas.

EL MOMENTO MÁS FELIZ

-¿Cuál fue el momento más feliz de tu vida?

-Fue nueve meses antes de mi nacimiento. Vivía feliz bajo el corazón de mi madre…

UNA CARTA

“¡Papi, por favor, ven pronto! Mi mamá ha enfermado esperándote. Si tan sólo nos visitarás un día, mi mamá ya no se sentiría enferma. Sólo un día… Tu hijo.”

Después de escribir esto, el niño dobló la carta formando un “avión” y lo lanzó desde su ventana. Él creía que, así, llegaría a su padre…

ENVIDIA

Un chico quedó discapacitado. Se enamoró de una chica que no tenía impedimentos. Desafortunadamente, él no podía alcanzarla… Pero, un día ocurrió un milagro. Un mago apareció frente a él y le dijo:

-Recibirás tu amor, hijo mío. ¡Desea lo que quieras!

El mago esperaba que el chico deseará curar su desventaja. Pero las palabras que salieron de su boca fueron:

-Deseo que la chica, de la que estoy enamorado, quedé discapacitada…

COBARDE

-¡Si no aceptas mi propuesta de matrimonio, me suicidaré!– el hombre le dijo a ella directamente.

A la chica le dio miedo ser la causa de su muerte, y aceptó casarse con él.

-¡Si me dejas, me suicidaré!– le dijo a su esposa. Pensando en cómo rompería su familia después de un divorcio. Una vez más, ella aceptó quedarse con su irresponsable esposo.

Todos esos “si’s” se incrementaron rápidamente. “Si tú me dejas… Si te enojas conmigo… Si me juzgas.. Si me cuestionas… Si no me das dinero… me suicidaré.”

Ella murió justo antes de llegar a sus cincuenta. Finalmente, dejó a su esposo, librándose de tanto sufrimiento y de tanta tristeza.

Él nunca se suicidó. No podía… vivió mucho tiempo más.

MADRE

–¡Tu poema sobre las madres ha ganado nuestros más grandes premios! Felicidades,– le dijo el reportero al poeta.

–¡Muchas gracias!– respondió el poeta, agradecido.

Viendo esto, las lágrimas resbalaron de los ojos de su madre con orgullo y felicidad. ¡Su hijo por fin se había convertido en un poeta respetable! Después, todas las luces del asilo se apagaron.

La madre se fue a la cama.

«EXCESO»

-Le pedí a mi esposa que abortará. Cuatro niños son suficientes por ahora. Estamos teniendo problemas económicos.– Le dijo el hijo a su madre.

–Qué interesante… hace mucho tiempo, ¿qué hubiera pasado si tu padre me hubiera pedido lo mismo? ¿Podría ser que hoy seríamos más ricos si no hubieras nacido tú?

El hijo quedó asombrado…


Nodirabegim Ibrokhimova nació en la región Fergana, en Uzbekistan el 18 de julio de 1989. Estudió Periodismo Internacional en la Universidad de Lenguas Extranjeras en Uzbekistan durante el 2007 y hasta el 2011. Sus áreas de mayor experiencia incluyen la escritura de libros, de cuentos, de narrativa y de artículos periodísticos, así como la traducción de libros de literatura mundial. E-mail: yopo.89@mail.ru

La lluvia es suave, es indestructible y otros poemas

por Miguel Ángel Gómez


MÍSTER STEPHEN KING

Una estantería con libros de Stephen King.
       Lo que me gusta de Stephen King
es que me trae
un nuevo yo
que no es de aquí,
                  un
hermoso aislamiento.
  
La gente que no lee se encuentra
en agua de escupidera,
la vida es un texto incompleto y confuso.
En las tumbas divertidas
       todo está tocado
(por la varita mágica)
  
Si sabes lo que sabe dirás:
“¿Corderito, quién te creó?
¿Sabes quién te creó?”
  
En la casa de ladrillo rojo
comemos sándwiches y hojeamos lecturas
haciendo psst. 

LA DESOLACIÓN

¿Qué hará la nevera por ti? 
¿No es tu sufrimiento esclavizador? 
       Bueno, bien, que suspira un suspiro. ¡Oh! 
El nombre de tu obra estará con todas tus posesiones. 
El dolor puede ser separado, fundido, 
       pero es el mismo dolor. 
       ¡Tus pensamientos se dan cuenta
de que eres escritor y solo escritor!
Desolación no quiere trasladarse a otro apartamento. 
Desolación tiene la boca llena de piezas postizas. 
Desolación es un cadáver que habla, un parlante perfecto
  (idóneo). Desolación arrastra 
palabras para que no exista la posibilidad de un 
malentendido. Desolación te toma por los brazos 
y te sacude suavemente. 
Desolación sin la flor etérea que trabaja en tu oficina. 
Desolación como una llanta vieja 
que encuentra difícil ganarse la vida. 
Desolación sencilla y amistosa es una vendedora ambulante. 
Desolación charla mucho y hace chistes.

Las lentes de Bolaño, Buenos Aires Poetry, 2020.


LA LLUVIA ES SUAVE, ES INDESTRUCTIBLE

La lluvia es suave. Es indestructible. Nuestro deseo 
                nos doblega 
hasta moldearnos por completo. 
                Según dijo Baudelaire el héroe verdadero 
se divierte solo. El Universo, 
                con los cuellos subidos, 
me enseñó al joven Chaplin con esperanza, 
                realización. 
                Más allá del recuerdo 
                quiero conservar las instantáneas fieles a mi tema. 
  
Con los corazones dañados los hijos de la guerra están perdidos, 
es medianoche. De modo perfectamente claro 
comprendo que tengo que ir al grano. 
Vigilo mi nerviosismo subiendo por lisos 
peldaños de piedra. La anticuada habitación 
                está hecha para nosotros. Dos Rostros, 
                uno grabado en el otro. El enigma 
                sueña con hacerse rico. 
                El Errante Salvaje obtiene 
                sus documentos. Una ciudad increíble sin pesadas cargas. 
  
El Gran Dios arrinconándonos sin brindar 
por nuestros buenos éxitos. 
No levanta su vaso ni bebe. 
Una tormenta desea no embellecer el cuento. 
El búfalo de nuevo a la carga quiere establecer 
una nueva colonia. Los críticos hierven mirando alrededor 
como usureros sofisticados. Tierno y leve drama. 
¿Por qué no seguir en los pastos donde nacimos? 
¿Qué importan las molestas heridas 
y los amantes de menos de medio siglo? 
  
La mente fantasma 
  desearía volver a leer. 
     Como soldados de Stalingrado 
        con el mundo cubierto de musgo. 
En cada estación de metro, 
       en cada payaso con gracia narrando multitud de anécdotas, 
                 en cada rumor con maldiciones 
                       la vejez es como una ceniza en el aire. 
                       Bajo la carga de la congregación de bandadas 
                       de apaches nos llaman. 
  
Las águilas brillantes con luz fija. Águilas chillonas grandes
en el horizonte oriental. Empiezan a tañer las campanas. 
Esperando el Premio Nobel en las horas libres 
me tumbo en la cama 
      y escribo. 

Miguel Ángel Gómez es un poeta y crítico literario, nacido en Oviedo, en 1980. Licenciado en Filología Hispánica y profesor de Lengua y Literatura en Enseñanza Secundaria. Ha publicado en poesía: Monelle, los pájaros (Los libros del gato negro, 2016); La polilla oblicua (BajAmar, 2017); Lesbia, etc (Cuadernos Cálamo, 2017), obra ganadora del XXXI Premio Cálamo de Poesía Erótica; Pabellón de ciervos (Ediciones En Huida, 2017); Sombra (Camelot, 2017); Canciones acusadoras (Baile del Sol, 2018); Gato encerrado (Piediciones, 2019); Puertas de la ira (Heracles y nosotros, 2019); Las lentes de Bolaño (Buenos Aires Poetry, 2020); en aforismos: Caída libre (Libros al Albur, 2019), El aro de latón (Cypress, 2020)  y diversas misceláneas donde se entremezclan alusiones literarias y vivenciales en una atmósfera de extraordinaria alucinación: Ardides (Camelot, 2019), Días de 2020 (La Cruz de Grado, 2020). Obras suyas han sido publicadas en antologías: Soledades juntas, 7Siete, Perro sin dueño, Synousia, El cántaro a la fuente, Espigas en la era o La sonrisa de Nefertiti. Lleva la sección de El Imparcial, Fracasa mejor, metido en la batalla de desarrollar una crónica dinámica de la actualidad entre el ensayismo y la narración.

Poética de Simone Consorti

Traducción al español y reseña por María Del Castillo Sucerquia


Simone Consorti, nacido en 1973, Roma, es un poeta, novelista, fotógrafo y profesor en
una escuela secundaria. Su primer libro publicado fue L’uomo che scrive sull’acqua
‘aiuto’ (Baldini y Castoldi 1999, Euroclub 2000, Premio Linus). Autor de las novelas Sterile
come il tuo amore (Besa, 2008), In fuga dalla scuola e verso il mondo (Hacca, 2009), A
tempo di sesso (Besa, 2012), Da questa parte della morte (Besa, 2015), Otello ti presento
Ofelia (L’erudita, 2018) y La pioggia a Cracovia (Ensemble, 2019), así como de varias
colecciones de poesía, incluyendo Nell’antro del misantropo (L’arcolaio, 2014) y Le ore
del terrore (L’arcolaio, 2018). Su pieza Berlino kaputt mundi fue estrenada en el Teatro
Agorà de Roma en marzo del 2018. Ha realizado numerosas exposiciones de fotografía
en Italia y ha participado en muestras colectivas en Rusia.


Los poemas de Simone Consorti deambulan entre la soledad del cuerpo y la
multiplicidad del yo. Sus imágenes cotidianas, en medio del tedio y la manía, tienen
desenlaces surreales que provocan un efecto de uroboro donde el emisor se vuelve
receptor y viceversa.


El autor, empleando un lenguaje sencillo, nos embarca en un viaje por las complejas y
extraordinarias sensaciones que, nostálgico o displicente, experimenta en solitario
durante el diario vivir.


I. Dejé un asiento vacío junto al mío

dejé un asiento vacío junto al mío
a quienes preguntan
respondo ocupado 

digo que estoy esperando
digo que vendrá pronto
que no sé cuándo

por otro lado, no hay fila para sentarse

nadie se complace
en acercarse
a quien espera
a alguien más

dejé un asiento vacío a mi lado y
mientras tanto, el mío
también se va vaciando 

II. Septiembre no promete

septiembre no promete
no hay veranos únicos que
sean iguales, no hay tiburones
veganos o arena mágica de
los siete mares

septiembre no promete nada
por eso, en la playa
hay menos gente, menos alboroto
menos besos, menos fiestas

frente a mi columpio rojo
pasa un nudista de civil
después un par chicas con una 
correa en la nuca de la cometa

van despacio, siguen sus
pasos a la perfección
y nadie espera nada
excepto a octubre

III. Nadal

para construir una playa se
necesita un grano de arena
y un grano de arena
y un grano de arena

para subir a la torre Eiffel tienes
que trepar mil veces la torre Eiffel

cada gesto a fuerza de repetirlo
puede crear o destruir un universo

la repetición del clon repetido
del clon de la repetición del
clon de la anterior repetición

y, en todo caso, las botellas
una medio llena y la otra
a la distancia de siempre

a la bolita puedo ver
por un instante al mirar el sol
y golpear la raqueta
tres veces contra las suelas

en la línea no debe haber grano alguno

acaso apareciera todo junto
en otro lugar, en el más hermoso

cada gesto a fuerza de repetirlo
puede habitar o despoblar un universo 

hasta después del último grano
cada playa es sólo desierto

IV. Cerca de la medianoche

incluso este año
he pasado mi fecha de muerte
sin reconocerla
un día como cualquier otro me pareció
no lo celebré ni lo evité
en busca de un refugio
sin velas o su opuesto
sin pasteles sobre el ataúd
u otras tentaciones
por esquivar
incluso este año en el día
de mi muerte
he muerto mil millones de veces

Segovia, 31 de diciembre del 2019


V. Cuanto más solo estoy

cuanto más solo estoy
más se llena mi sombra
mía tuya nuestra

soy una estatua de viento

cuanto más solo estoy
más se ensombrece mi multitud

Poemas originales


I. Ho lasciato accanto al mio un posto vuoto

Ho lasciato accanto al mio un posto vuoto
e a chi me lo chiede
dico occupato

Dico sto aspettando
dico lei verrà tra poco
non so quando

D’altronde non c’è fila per sedere
perché nessuno vuole mettersi vicino
a chi sta aspettando qualcun altro

Ho lasciato un posto vuoto qui accanto
ma intanto pure il mio si sta svuotando

II. Settembre non fa promesse

Settembre non fa promesse
niente estati uniche
che poi sono sempre le stesse
Niente squali vegani
o sabbia magica dei sette mari

Settembre non promette niente
Per questo sulla spiaggia
c’è meno gente
meno chiasso meno baci meno feste

Davanti al mio dondolo rosso
passa un nudista in borghese
e poi due bambine
con al guinzaglio un aquilone

Vanno piano
pestando alla perfezione le loro orme
E nessuno si aspetta niente
tranne ottobre

III. Nadal

Per costruire una spiaggia
ci vuole un granello di sabbia
e un granello di sabbia
e un granello di sabbia
e un granello di sabbia

Per salire sulla Tour Eiffel
bisogna salire mille volte
sulla Tour Eiffel

Ogni gesto
a forza di ripeterlo
può creare o cancellare un universo

La ripetizione
del clone della ripetizione
del clone della ripetizione del clone
della ripetizione

E comunque le bottigliette
quella mezza piena e l’altra
devono essere sempre
alla stessa distanza

La pallina
posso guardarla un istante di sguincio
controsole
mentre la racchetta sta battendo
tre volte sulle suole

Sulla linea
non deve esserci neanche un granello

Semmai compariranno
tutti insieme altrove sul più bello

Ogni gesto
a forza di ripeterlo
può abitare o spopolare un universo

Fino a dopo l’ultimo granello
ogni spiaggia è soltanto un deserto

Segovia, 31 dicembre 2019


IV. Verso mezzanotte

Anche quest’anno
ho passato la mia data di morte
senza riconoscerla
Un giorno come un altro mi è sembrato
e non l’ho festeggiato né scansato
cercandomi un riparo
Niente candeline
o il loro contrario
Niente torte dentro bare
o altri tentazioni da scartare
Anche quest’anno
nel giorno della mia morte
sono morto un miliardo di volte

V. Più son solo più fa folla la mia ombra

Più son solo più fa folla la mia ombra
la mia la tua la nostra

Sono una statua di vento

Più son solo più fa ombra la mia folla

María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México).

Hijos de la Yacumama (Vol. I): Susana Lozano

selección hecha por Emilio Martin Paz Panana


No soy mentira

A solas pensando en otro momento
mis aventuras de verano se han querido ir,
la sed de mi hermoso silencio,
y mi voz fría por tenerte a ti solo.
Yo soy verdad y no soy mentira.
Yo soy importante y no soy peligro.
Yo soy paz y no soy aire.
Yo soy cielo y no soy broma.
Yo soy bella y no soy fea.
Yo soy estrella y no soy problema.
Yo soy mundo y no soy planeta.
         Soy final y no soy color
         Sí soy deseo
Yo soy orgullo y no soy estatua
Yo soy éxito y no soy loca
Yo soy beso y no soy muerto
Yo soy un ser profundo y no soy mar.
         Sí soy deseo
y no soy brisa
         Sí soy placer 
y no soy misterio
         Sí soy sonrisa
y no soy salvaje. 

La distancia de mi sueño

Te pido que me des todos mis besos
para sentir mi dolor por dentro
sigo llorando sin saber qué pasa,
como una sombra de mi ventana.
  
Estoy dormida y me doy vueltas
me envuelvo de sábanas muy lentamente
y me revuelco de pensar en ti
el amor me busca muy despacio
siempre con permiso.
  
Con una sola mano me toca diciendo ¡muere tú! una persona
que mi boca sangra con fuerza, voy paralizada,
se abren las puertas al golpe, un sonido que se escucha
cuando mi corazón deja de latir.
  
La distancia de mi sueño, allí estoy yo
que se come mis ojos y mi cuerpo
llamando mi nombre en silencio, cada soledad.
¿Qué está pasando conmigo?, ¡por qué a mí!                                                                       
  
Tal vez quieren la muerte, me quedo hasta el mediodía
¡cómo dura este sueño bendito!; ¡viviré con contraseñas!
los brujos me llevan atada al mal de la prisión
por fuera tengo mi ternura y mi belleza,
ya es demasiado tarde para que me entierren, sigue
este sueño conmigo, seguirá estallando mi vida para siempre. 

El mar ha puesto mi canto

Hay muchas palabras en mi tristeza.
Porque tu nombre lo llevo en la arena,
En mi cuerpo y en mi boca han escrito un recuerdo.
En tu piel y en el aire, han olvidado un suspiro.
A nadie le importa mi sentimiento al llorar.
Mi cariño tiene sed y mi vida tiene valor
en tus abrazos de color rojizo.
Me encanta tu olvido y tu saber.
El mar a puesto mi canto junto a Dios.
El mar ha puesto mi canto de orgullo hasta un camino de flores. 

Soy una mujer

Quiero ser como soy 
soy fenomenal 
mi lectura perfecta.
Soy una mujer atractiva
soy una mujer activa.
Mi físico y mi lenguaje.
Corazón que entiende
corazón que escucha
corazón que se enamora.
Soy una mujer verdadera
solo soy lo que soy
mi cuerpo y mi vida.
Corazón que llora 
corazón que da luz
corazón que derrumba todo
de mil casos
corazón. 

Mariposas bicolor

De mi sur viene mi mariposa bicolor, rojo
blanco rojo, llenando la energía del mundo,
mariposa bicolor vuela
agitando sus alas blanquirroja.
Mariposa sagrada que amanece
el día posando en mi bandera al aire,
mi mariposa bicolor se va al
estadio de Brasil para abrir las puertas
y sentir toda la fuerza que Perú necesita.
Gracias mariposa bicolor por
tu amor en la cancha
porque aquí estaré yo para hacer lo posible
y llegar a la meta final de la Copa América
Brasil 2019. 

El hombre y el campo

Esta es la historia de mi papá dedicándose 
a las tierras y cosecha frutal
  
Un día de mañana con su gorra de tela va yendo
muy despacio con pasos de sombra a 
la luz del sol, con su cesto a mano.
Pues llega a las tierras sembradas muy
alegre, desde cuando ríe el viento, el
abrazo del árbol, el mar besa sus ramas, hasta
el mediodía que agitan las hojas llamándolo en 
silencio. En ese momento se
acercan los animales observándolo y mirándolo.
El hombre va cosechando poco a poco. El campo
sonríe y duele su corazón para cultivar
plantas, sacar el ramo de pecanas,
se oye el eco en las paredes y con manos
de barro va arrimando lo vacío, llenándose
la tierra volviendo a empezar otra vez. 

Como me contagia tu amor

Cómo lloran tus ojos
al verme sola
dónde están tus caricias
para yo sentirlas.
Eres bella, tan maravillosa,
Tu sonrisa es tan hermosa
que tus manos tocan
tus cinco sentidos, eres
mi mamá. Eres todo
para mí, tan dulce.
Siempre hemos jugado
al recordar tus sueños.
Eres tierna y bonita.
Cómo me contagia
tu amor cuando
oculto mis heridas
tus palabras nacen
por encima del techo,
tus chistes y travesuras.
Eres todo para mí
algún día estaré caminando por los cielos.
Eres eterna y sublime.
Mi niñez ya pasó.
Estoy aquí a tu lado porque me iluminas
con luces y cristales.
Eres igualita a un ángel.
Y verbo es tu nombre,
y ahora despiertas. 

Diez de mayo

Flores blancas en tu cabellera
capullos de rosa labios de seda
en la noche brillará tu estrella
bajo la mano de Cristo.
Tu túnica suave de cereza,
corazón que se embriaga.
  
Ahí he puesto mi Constanza
con tu nombre mi amor.
  
En mi mesa estará el vino sagrado
la hostia Cristiana
dulce la palabra
en el pergamino secreto.
  
Corazones que duermen
escuchando las campanas.
Tu pecho y tus ojos mojados
por el agua bendita
de la eterna Misericordia
estaremos arrodillados
en esta silla de madera.
  
Solo abriré esta Capilla.
Los anillos de la nueva alianza
empapan por todas las paredes
los ángeles volarán
por tu alrededor.
Dios, haz que mi vida
y mi alma brillen.
Derramaré mi gota
para sembrar
un jardín de jazmines.
 
Faltan pocos minutos
para darles los aros de cristal
a la pareja de esposos
que estarán arrodillados
en sillas de madera
mirándose a los ojos en
el libro de los deseos mágicos
que serán ahora y para siempre. 

El silencio de Susana

Hoy me siento solitaria y triste, me rompe la palabra
en tu pared, te juro que no sé nada, te confieso
y me niego a dejar todo. Aquí estoy yo.
El silencio de Susana un muro misterioso
que no hay salida
despierta de mañana sin parar.
El silencio total de Susana de piel blanca,
besos de sol, del amor al aire.
Pienso en los años que hirieron mi alma,
sangra mi cuerpo de mil formas de expresar
esas ideas que duelen olvidando el adiós
así como olvidas tú. 

El viejo y el mar

Para mi tío Noé

Esta historia se trata de un viejo pescador.
  
En el mar dormido está
esperado que muerda la caña
para despertar al fin.
  
Un día de pesca
una mañana azul
sentado en una roca
con su sombrero de paja.
  
A la puerta del sol
ardía lentamente
cogía su red
la lanzaba al mar
sus pies sangrientos
y mojados en la orilla.
  
Ese viejo pescador
con su caña, su red y
su sombrero de paja
andaba despacio
con pies descalzos al mar.
 
Su sudor y su timidez
su gota de la vida
dulce va el viejo pescador al mar
con su canasta de piel marrón.
El viejo pescador cruzaba por el mar
cogiendo la roca al pasar
no se detenía en su camino
era pensativo y silencioso
ese viejo pescador.
  
Dulce va en el mar
se perdía la mirada en la brisa
mientras iba
su encanto mojaba de gota en gota
caído en la arena cubierto de harapos de seda
y el mar se lo llevó herido.
  
Estaba de pesca sentado en una roca
con su sombrero de paja.

Susana Lozano Montalván (1979), inicia como poeta a la edad de 11 años, ni ella misma supo que a futuro seguiría en ese camino. Sus primeros versos los escribió en una pizarra acrílica que tenía en su habitación, donde practicaba no solo las operaciones matemáticas, sino dibujaba y escribía lo que su mente le dictaba. De pronto un día, su mamá al leer esos versos dedicados a los días de la semana, le compra, junto con tía Eli, libros de poesía infantil, es cuando Susana continúa escribiendo día a día y no ha dejado hasta el día de hoy, tiene en su haber innumerables cuadernos en donde plasma sus versos. Tiene publicados 4 poemarios: No soy mentira 1995; El mar ha puesto mi canto 1998; Soy una mujer 2017; Mariposa bicolor 2019. Ha recibido múltilples reconocimientos literarios y deportivos a nivel nacional (Perú) e internacional.

Cuatro poemas de Gabriel Salinas

por Gabriel Salinas


Sátira menipea

Cuando todo parece posible,
luego todo parece imposible.
  
Sin más…
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria.
Toda certeza perece en el aleteo cesante de una paradoja,
retórica inquieta, habitante del alma,
como una verdadera polilla metafísica,
busca posarse delicadamente en algún fundamento,
para raer la sustancia espuria que lo abriga,
cuyo apetito desnuda las fibras vibrantes del cosmos.
  
Entonces podemos atisbar
la solemne indiferencia
del tiempo y el espacio,
fuerzas inconcebiblemente infinitas,
fundiéndose en una filigrana de sangre espesa
como el magma,
reduciéndolo todo a la devastadora dimensión de lo real,
torrente furioso de incertidumbre,
que se expande al ritmo del universo,
hacia la helada oscuridad de la finitud.
 
Entonces, sin más.
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria.
-Si piensas en rendirte,
y ya lo has hecho antes,
sabes que dejar de pelear,
cueste lo que cueste,
es dolorosamente peor,
que someterse
al intoxicante veneno
de la auto negación-.
 
Entonces, sin más.
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria.
Toda consolación
resuena inútilmente
en una metáfora afónica,
morbosamente
el vacio marcha a su goloso capricho,
poblando el ambiente de a poco,
deleitarse con el espectáculo de la decadencia humana
es su delirio,
ese desolado cinismo patético,
al que recurren los miserables,
para justificar, el seguir respirando,
exudando miedo,
hasta asfixiarse en el abrazo vano del silencio.
  
Entonces, sin más.
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria.
-No sabes que hacer…
divagas y te revuelves en círculos,
es lo que te queda,
la terca anáfora,
porque tu retórica banal,
ya no tiene ningún efecto-.
 
Entonces,
un poema,
unos versos elusivos,
demasiadas palabras,
demasiados pulsos expresivos…
proyectan sensibilidades
para compartir de buena fe,
buscando redención,
ruegan atención a brazo partido,
satisfaciendo la mendicidad del ego,
con energía
para alimentar el musculo de la imaginación,
santo refugio…,
florecen imágenes antojadizas,
fragancias exquisitas,
coronan la inspiración desesperada,
un actor más, en el teatro de la vida,
que afrenta y no enfrenta al público,
con soberbia.
  
-Entonces, descubres que no eres especial.
Entonces, navegas en un espacio infinito,
pero yermo, como un verso maestro,
arrastrado por la tragedia,
que se revela cual epifanía estética,
trascendida por el ruido histérico
de la belleza industrial,
entre tanto de todo,
tornándose efímeramente excitante,
paradoja del asecho mortuorio-.
  
Y entonces, sin más.
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria.
Ese fuego poderoso
en el que todos los elementos se enamoran,
el ardiente apetito por devorarlo todo entre todos,
irradia deseo, energía y luz,
y así sean imperceptiblemente metafísicos,
son visibles gracias a un laberinto de espejos,
que forman y deforman, sin reparo moral,
la apuesta del ser, por volver a la vida.
  
-Y…, si quizás,
nuevamente,
el amanecer de una conciencia,
que librada al azar de su condición humana,
se marchite y muera sin florecer,
sea el drama insignificante de tu cantar,
recuerda olvidar la luz,
al hundirte en las penumbras amargas
de las estériles pesadillas existenciales-.
 
Como una luz apagada,
que aun se eleva por las alturas,
con su resplandor moribundo,
atrapado en el tiempo;
la frágil experiencia de la realidad,
es un destello enigmático,
sostenido por la inmensidad,
donde suele extraviarse la razón.
 
Por ello, esta vez…
A tan sólo un segundo de distancia,
ante una indiscernible exhalación involuntaria,
quizás se despierte la fascinación adicta de la pasión,
y el mundo sea algo más que un patíbulo interminable.
Porque a veces, tras la caricia huidiza de la inspiración,
Se disuelve la desesperación palpitante, que anida en el pecho,
donde el falso sosiego del espíritu, por asirse a la existencia,
sepulta cobardemente un secreto a voces,
el coraje inquietante para contemplar la vida,
en el fulgurante estallido de sus posibilidades,
cual diatriba, en un escrito violento e injurioso… 

I.

Vivir…
Hacerse de fuerza para recorrer este trayecto azaroso
Cual desierto solitario donde se extravían las pasiones
En la búsqueda por acallar la agonía de la sed incesante
Que orienta la calma desesperada de la marcha
  
hasta que…
Con serenidad despiadada el vacío metafísico
Aguarda el momento de nuestro último aliento
Para hacerse eternamente presente
En la forma hueca de una árida polvareda 
  
Y mientras tanto… 
¿por qué no alimentar el voraz apetito del tiempo y espacio?
Si vivir es una paradoja antojadiza
Un horizonte que al abrirse se cierra
Entre promesas sangrantes de futuro 
Escarnio vil de la aplastante realidad  
Que imprime sus rigores en los cuerpos 
sin clemencia burocrática
  
Y a pesar de eso…
Vivir… ¿por qué no?
Tan sólo hace falta un poco de ingenua esperanza
Risueña voz de amor que se alimenta de la tragedia

Amnesia

Soñé con mis episodios amnésicos,
desperté recordándolos claramente.
 
Enigmática escena del control aterrador,
mi cuerpo inmóvil paseó sin destino.
 
El deseo es el caudal de la locura,
agita las aguas del inconsciente.
 
Quizás anhelo lo que temo,
perderme en un océano sin cielo. 

Encierro

Noche fresca,
imágenes sin marco.
El imposible umbral  efímero quedó atrás. 
  
De repente se quiebra la angustia, 
desbordante sensación.
El cauce perdido. Milagro imperceptible.
  
Las nostalgias 
vuelven lo andado.
Un paso tras otro,
serenamente,
descansan.
  
Tímido calor,
caricia en el pecho.
Una profunda exhalación
libera la bruma de los ojos.
  
El cielo y el horizonte
reaparecen. 
Indiferencia en todas partes,
la tristeza se rompe sin crujir.
  
Tras una ventana mustia 
las lámparas callejeras
como soles mendigos.
  
Las sendas de asfalto
se extravían entre sí.
  
Tristemente, 
no hay a dónde ir. 

Gabriel Salinas es periodista cultural, ensayista y poeta chuquisaqueño (Boliviano) autodidacta. Ha trabajado como columnista del área durante varios años y publicado varios ensayos sobre letras, música y artes visuales bolivianas, desempeñándose también como curador de diversas muestras artísticas e histórico sociales. Con experiencia como facilitador de diversos talleres sobre estética, crítica y escritura de ensayo, Salinas ha desarrollado diversas aproximaciones literarias a la producción artística boliviana y actualmente encamina un proyecto pedagógico para construir una plataforma/blog de crítica cultural local, llamada: Ox-xí-mo-or-on, (https://oxxxi.wordpress.com/) que se articula con el objetivo de ahondar el sentido “político de la mirada”, y trastocar el rol pasivo del espectador frente al fenómeno cultural. Dentro de sus publicaciones, se destacan los ensayos sobre estética y música realizados para la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, así como para el Centro Simón I. Patiño, la Universidad de San Simón, o la Editorial 3600, en su volumen dedicado a las Jornadas de Literatura Boliviana, desarrolladas en la Feria Internacional del Libro de La Paz 2016, y finalmente su opera prima “La poesía es una morada absurda”, también en 3600, poemario escrito en parte, en el proceso del autor al enfrentar su internación en un sanatorio mental, por exceso de lucidez, y de la que salió bien librado, publicando muchos escritos más en lo posterior…

Poética de Harry Owen

Traducción al español y reseña por María del Castillo Sucerquia

Harry Owen nació en Liverpool, Inglaterra, se mudó en enero de 2008 a Sudáfrica desde Reino Unido, donde fue nombrado poeta laureado inaugural de Cheshire en 2003.


Es autor de ocho colecciones, siendo las tres más recientes Small Stones for Bromley (Lapwing Publications, Belfast, 2014); The Cull: new and resurrected poems (The Poets Printery, East London, 2017); y All Weathers (the Ink Sword Press, Grahamstown, 2019).


Ha editado tres antologías – I Write Who I Am: an anthology of Upstart poetry (2011), que presenta el trabajo de diecinueve jóvenes poetas de las escuelas municipales locales; Para Rhino in a Shrinking World: an international anthology (2013), que apoya las actividades para salvar de la extinción al
rinoceronte gravemente amenazado; y Coming Home: poems of the Grahamstown diaspora (2019).


Ha leído / interpretado su obra en numerosos festivales literarios tanto en Sudáfrica como en el extranjero, incluido el prestigioso Festival Nacional de las Artes; Poesía África; el Festival de Poesía de McGregor; el Festival Internacional de Poesía Blackwater; y el Festival de Escritores de Schreiner Karoo.


Es fundador y durante más de doce años ha sido anfitrión del popular evento mensual de piso abierto llamado Reddits Poetry en Grahamstown, en el Cabo Oriental de Sudáfrica, donde vive.
https://rhinoanthology.wordpress.com


La voz poética de Harry Owen enaltece a la naturaleza y al hogar como bases esenciales del buen vivir que nos dan esperanza y sanación.

En sus versos, encontramos imágenes cotidianas en que una flor, el crepúsculo, el regreso de un hijo o la fotografía de un lugar natural, provocan que nuestra atención sea redireccionada hacia la belleza de lo simple y la solidaridad de lo inmanente.


Sin duda, el activismo ambiental que ejerce el poeta se ve reflejado en su poesía, sin embargo, responde al caos y la barbarie con la misma clemencia con que la naturaleza responde a nuestras agresiones cada día.


I. Cosas importantes

Debería escribir sobre cosas importantes

alegrarme con las novedades en el periódico
reflexionar sobre las tragedias, esa sensación
de caos que trae la vida al agarrarte
de las entrañas

retorcer el corazón y apretar la carne
de júbilo contra las piedras

debería escribir sobre cosas útiles como
el deporte, la Internet, el teléfono móvil

sé que los alimentos transgénicos son dañinos, lo sé
nuestros días están llenos de crimen y drogas y guerra

sé que la meningitis mata, que nos aproximamos
a nuestra propia extinción por la lujuria del más…

y, sin embargo, descubro las flores, el sol
el mar, la paz de los acantilados 

escritos
  en mí.

II. Luna de cosecha

Desde ahora hasta fin de año
nos quedamos

fuera
de
ritmo

dos meses enteros detrás de
donde creemos que estamos

sept
    oct
       nov
           dic

el mundo canta desafinado

por fortuna, mientras la luna
de la cosecha se llena
cada cazador furtivo, cada muerte

             son relevados

por la gloria purísima de la luz del atardecer.

III. Elegía

Esta noche la luna llena
absorbe hebras de celos plateados
de sí misma

tambaleas, apuestas la vida
acechas en el borde púrpura

el mundo es blanco de nuevo
la oscuridad palideció en un
repentino desmayo de la nieve

los jardines se hunden
los carros se desvanecen en las
frías arterias cual manchas

bajo adoloridas paredes de piedra caliza
bajo extravagantes techos de madera
     un águila de ébano llora

¿hay algún lugar emancipado de locura?

sin embargo, desde la cornisa
miro a los narcisos hacer pucheros

lanzan sus polvorientos besos
a la habitación.

IV. Almanaque

Algún día tú también te sentarás aquí
bajo el cálido sol, escucharás el delicioso
canto de las olas, compartirás
el pulso de la duna —te restaurará, sin duda

y cuando lo hagas, por favor recuérdame
aunque no nos conozcamos y 
nunca oigas sobre mí

ahora, como tú, conquisto a otra persona
cuyo nombre no comprendo, pero cuyo espíritu
está por todas partes

— aquí permanezco, por ella, por él
y es tan bueno
            lo es todo

una gaviota solitaria de lomo negro
atraviesa con sigilo, cruza el confín
 nada la turba

 *

Camino a casa, con la cabeza hacia la fuerte brisa
percibo una cantidad de vida incalculable que
pasa a través de mí

multitudes umbrías de antepasados
y esta playa, su almanaque

revuelvo y descubro que perdí mi cuaderno
giro el rostro, vuelvo sobre las horas
los días, los años

mantengo el paso en los demacrados
espectrales granos de arena que hieren

corro hacia un pasado que apenas dejé 
lo hallo desolado, aleteando
en algún inhóspito lugar de nuestra línea de tiempo

desesperado por ser encontrado…

      algún día tú también leerás esto. 

V. Pródigo

¿Cómo no abrazarte?
luego de anhelar tanto, tanto tiempo
por tu presencia

tu árida ausencia es un estatuto
que se extingue ahora

para ser sincero, anoche te acuclillaste sigiloso
con ese toque juguetón y seductor tuyo
como de hojas deslizándose en la hojalata

te burlabas de nosotros tan a menudo
y siempre lo olvidábamos
¿cómo creer?
    allí estaba otra burla cruel
    ni más ni menos

sin embargo, esta mañana irrumpes
áspero, mojado, desesperado
con todo el cielo volcado

aquí reposo
seco y entre risas
por tu sagrado baño
de licor

los dioses de la lluvia
al fin cantan

¿dónde te estuviste desperdiciando?
            ¡bienvenido a tu hogar!

María Del Castillo Sucerquia, nacida en Barranquilla, Colombia (1997), es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, Inglés, italiano, portugués, español y alemán). Con experiencia en radio y actuación (teatro y cine). Ha participado en numerosos festivales de poesía, recitales, foros, conferencias y encuentros culturales. Sus poemas han sido traducidos en diversas antologías (Encuentro internacional de mujeres poetas Cereté, Relatos para adolescentes, Poesía Colombiana y Ecuatoriana, entre otras), revistas, periódicos y sitios web nacionales e internacionales (Filogicus, Libresta, María Mulata, Bharatha Vision, Azahar, Atunis Poetry, El Heraldo, Muelle Caribe, Crisol, Uttor Kota, Sol y Luna, entre otros). Y traducidos al canarés, árabe, urdu, bangla e Inglés. También colabora con las revistas Vive Afro (Medellín), Altazor (Chile), Cronopio (Missouri), Golem (México).

El día de primavera

por Sherzod Artikov
traducido al español por Luis alonso Álvarez


La rabieta de mi hijo era insoportable. Todo intento por calmarlo era en vano y lo que había empezado como un pequeño gimoteo ahora era un llanto insoportable junto con pedazos de pan que volaban por toda la mesa. Y todo porque no quería el pan frío que le estaba dando.

–¡Saca a este mocoso de mi vista! – La voz sonó como un trueno. Era mi padre que nos había estado viendo en silencio. Su reacción me dejó paralizada y por un momento me pregunté si en realidad él había gritado.

Aún en shock hizo algo que me dejó todavía más sorprendida. Sin prestar atención en mí o el niño, comenzó a recolectar los pedazos de pan que estaban por toda la mesa e hizo una pila para luego besarla y después hacerles una reverencia. Parecía pedirle perdón a un dios dentro del pan.

–¡Toma a tu hijo y llévatelo de aquí, ahora! – Su voz volvía a tronar por el comedor mientras recogía las migajas de pan que aún quedaban esparcidas por la mesa.

El pequeño, que nunca había visto a su abuelo así, lloró desconsoladamente. Ese hombre que nos gritaba era alguien totalmente distinto a ese padre y abuelo discreto y cortes que conocíamos.

La situación me era insoportable así que tomé a mi hijo y salimos de la habitación, no sin antes decirle –Papa, él es solo un niño… ¡Piensa! Fue una travesura. Esas cosas suceden… –.

Aquel extraño hombre solo guardaba silencio, mientras se comía hasta la última migaja. Viendo su pasividad, me fui a la habitación muy molesta. Adentro solo atiné a abrazar la almohada y llorar amargamente.

Me quedé ahí sin atender a los llamados de mamá, mi hermano y hasta mi cuñada para ir a almorzar. No importó cuanto rogaron, yo no quería salir. Abrazaba a mi hijo sin decir palabra alguna mientras miraba por la ventana intentando también calmarlo.

Cuando mi hijo se quedó dormido, mi padre apareció en la habitación. Sostenía un plato de comida en una mano y en la otra un pedazo de pastel.

–Hija, tienen que comer sino arruinarán su estómago-mientras lo decía, sacó un pañuelo que puso en el suelo y sobre él dejó los platos–. Además, él podría desarrollar una úlcera y tú sabes que no hay peor enfermedad que esa. Puede ser muy dolorosa. –

Por un momento mi padre posó su mirada cansada en mí, tomó un profundo respiro y se sentó en una silla en la esquina de la habitación. Lo observé con detenimiento. Las arrugas de su rostro parecían más profundas y sus fuertes manos, rodeadas de gruesas venas, temblaban. A pesar de todo, encontraba a mi papá más hermoso que de costumbre.

–Es domingo– dijo tristemente mirando a través de la ventana. –¡Es un domingo de primavera! Y con ella llegan los días cálidos y las flores despiertan. La madre naturaleza se luce en toda su grandeza y su delicioso olor llenará cada célula de nuestro ser…–.

Se levantó a cerrar una de las ventanas del cuarto mientras abría otra. Yo seguía sentada y silenciosa, quería demostrarle que aún estaba resentida. Como para distraer mis sentimientos, acariciaba el alborotado pelo de mi hijo, que estaba profundamente dormido. Decidí mirarlo a los ojos y escucharlo.

–Durante la Guerra, la primavera era exactamente igual a esta…Ella nos ayudó a escapar de la realidad y sobrevivir. El horror de esos días se hacía menos terrible- mi padre movía mecánicamente las manos mientras hablaba-Durante esos días recordaba algunos momentos de felicidad. Recordaba a mis padres y mi hermana que solo vivió hasta los cuatro años. Podía verlos claramente, la cara amable de mi padre y la de mi amada madre trabajando el campo con su hermosa guadaña…

Pero la lluvia de balas y proyectiles, el sonido de los tanques y el agudo zumbido de los aviones, volando alrededor, me regresaban a la realidad. En esos momentos, me entraban unas ganas de salir de la trinchera y gritar a viva voz. –¿Por qué derramamos sangre? ¿Por qué está pasando esto?–

Era un nudo en la garganta que me ahogaba todo el tiempo tratando de escapar como un grito desesperado. Pero al mismo tiempo, tenía que guardarme aquellas preguntas y pensamientos que me atormentaban. El hecho de disparar a un completo extraño era algo doloroso y atormentador.

Por momentos esos muchachos alemanes-Karl, Sebastian y Paul-aparecen frente a mis ojos ¿Por qué teníamos que matarnos unos a otros? Antes de la guerra vivía pacíficamente en Margilan lo mismo que ellos en Munich o Dresden. No dejo de pensar en ellos…–.

En medio de su relato, recordé que papá nos tuvo cuando era un hombre ya mayor. Cuando nací, él tenía más de cincuenta y desde ese momento, mi hermano y yo fuimos la razón de su vida. Él nos dijo, alguna vez, que cuando nacimos tembló de la emoción.

Mis recuerdos de primavera eran de aquellas cálidas tardes, después del trabajo, cuando papá solía pasearnos en su bicicleta por los alrededores de la ciudad. Terminábamos sentados frente a la fuente de la ciudad y disfrutando nuestro helado favorito de chocolate.

 En esos momentos, papá nos contaba historias tan interesantes sobre su vida, pero en ningún momento nos decía algo sobre la guerra. Cuando mi hermano y yo queríamos escuchar algo sobre sus hazañas militares, él cambiaba inmediatamente el tema. Y ahora el se estaba abriendo ante mí…

–Fue en Ucrania, no lejos de Lviv, donde nuestra compañía fue capturada. Casi de inmediato, fuimos embarcados en un tren rumbo a Polonia. La incertidumbre nos acompañó durante el viaje.

El tren nos dejó a las afueras de Cracovia, pero el destino final era el campo de concentración de Auschwitz; el lugar más terrible del planeta. Para los alemanes era un simple nombre, para los lugareños era “el campo de la muerte”.

Auschwitz estaba formado por tres secciones y así como a este lo habían dividido en grupos, lo mismo hacían con todos los prisioneros que, días tras día, llegaban al campo.

Se formaban cuatro grupos entre los recién llegados. El primero lo conformaban todos aquellos que no eran aptos para el trabajo. Ahí estaban los enfermos, ancianos, discapacitados, los que se veían débiles, obesos, niños y todo aquel que ellos veían no apto. Su destino inmediato era la cámara de gas y sus cuerpos terminaban en los crematorios.

En el segundo grupo, estaban aquellos prisioneros que se veían sanos y fuertes. Estos serían usados como mano de obra para labores pesadas en los complejos industriales que estaban alrededor del campo.

El tercer grupo lo formaban los gemelos, enanos, discapacitados y cualquiera que tuviera una malformación física. Ellos serían usados para diferentes experimentos médicos por los doctores de Tercer Reich.

El cuarto y último grupo, lo conformaban, en su mayoría, mujeres guapas, las que eran seleccionadas como personal de servicio para los alemanes. Ellas atenderían en las lavanderías o cantinas del campo.

Yo fui seleccionado en el segundo grupo y por lo tanto me enviaron a trabajar a una fábrica que estaba a media hora del campo. Allí se producían piezas de repuesto para los tanques, así que el trabajo era extremadamente duro y peligroso. Además, el lugar estaba tan mal ventilado que para el mediodía teníamos a varios de los prisioneros inconscientes. A eso había que agregar los insultos y latigazos que recibíamos de los guardias tal cual si fuéramos esclavos. Para empeorar la situación, nos alimentaban con una sopa de cáscara de papa y un pedazo de pan negro y duro.

Al anochecer, cuando terminaba la jornada, teníamos que caminar de regreso a las barracas. Durante el camino, era tanta la fatiga que muchos prisioneros caían exhaustos al suelo. Si estos no se levantaban, cuando lo ordenaban los guardias, simplemente les disparaban. Aún recuerdo como uno de ellos, reuniendo todas sus fuerzas y coraje posibles, llegó hasta el campo de concentración, pero al tener que subir al segundo de piso de las barracas perdió el conocimiento. No se volvió a levantar. En el campo, la vida y la muerte iban de la mano.

Trabajábamos todos los días, incluidos los domingos, pero cuando una máquina fallaba y debía ser reparada, éramos forzados a tomar “el día libre”. Los “días libres” consistían en ser llevados a una gran plaza, a cielo abierto y rodeada de alambres, en dónde debíamos pasar todo el día parados ya sea bajo el granizo y la lluvia del invierno o bajo el calor abrazador del verano.

Cerca de nuestras barracas había cuatro cámaras de gas y varios crematorios. Los fines de semana, solíamos ver los cuerpos de los prisioneros muertos entrar en los hornos. Entre ellos había gente muy joven. Mientras tratábamos de digerir la situación, un olor horrible se metía por nuestras narices. Eran las chimeneas trabajando. Junto con ese olor, las cenizas de los muertos se iban juntando alrededor de los crematorios hasta formar un cúmulo. Era la montaña de los muertos.

Los prisioneros que trabajaban en los crematorios llevaban, unos tras otros, los cuerpos de los que habían muerto sin descanso. Era muy doloroso reconocer que entre los cuerpos había personas que hasta hace unos momentos estuvieron vivos y ahora, de un momento a otro, estaban listos para ser cremados.

Una vez, si no me equivoco fue en abril del 44, nos llevaron nuevamente a la plaza. Exhaustos por el hambre y las difíciles condiciones, nos movíamos a duras penas hacia la plaza. Caminábamos más como muertos que como vivos.

Recuerdo que ese día todos estábamos asustados porque era Pascua y sabíamos que los alemanes, durante los días festivos, solían divertirse a costa de nosotros y lo hacían de las formas más retorcidas.

Solían organizabar competiciones. Una de ellas era una carrera en la que participaban cuatro personas. El ganador, sobrevivía y los otros tres esperaban la muerte en un paredón. En otra ocasión la competencia era de canto. Ordenaban a varios de nosotros pararse en formación a lo largo de una cerca de alambre. Uno haría de solista y el resto de coros. Nos obligaban a cantar canciones Nazis y si nos negábamos o lo hacíamos mal, según su criterio, terminábamos en el paredón. Pero la peor era cuando nos obligaban a correr de un lado para el otro, con el brazo derecho en alto, gritando “Heil Hitler”. El primero que se cansaba, moría.

Estos y otros “juegos” solían ser usados para llevar a más prisioneros, y sobre todo judíos, a las cámaras de gas. La “ceremonia de despedida” era macabra. Los sobrevivientes debíamos hacer el saludo nazi ante los condenados que iban camino a la cámara de gas. Si alguien no lo hacía de la manera apropiada, se unía a la fila de la muerte.

Pero ese día de Pascua era diferente, los guardias se veían más serios. No había ese ánimo de fiesta, y sus rostros reflejaban preocupación y ansiedad. Eso nos hizo sospechar que algo muy importante iba a suceder, pero cuando vimos a los hombres de la SS, con sus rifles automáticos en la mano, cuadrarse frente a la alambrada no nos quedó duda; un alto oficial vendría al campo. Y efectivamente, a lo lejos pudimos divisar la llegada de un gran carro negro el cual se acercaba cada vez más rápido al campo.  El comandante del campo y sus asistentes, al ver al carro a pocos metros, salieron corriendo de sus puestos y se fueron a formar en la línea junto con los guardias y los hombres de la SS.

Finalmente, teníamos el carro ante nosotros. La lluvia no había parado en toda la noche, por lo que el suelo estaba cubierto de barro y arcilla y el carro se había ensuciado con ellos.

–¡Heil, Hitler!–. El comandante del campo y sus soldados saludaron a una sola voz al invitado.

El oficial saludo a todos y comenzó a mirar a su alrededor. Se le veía cansado y molesto al ver la montaña de cenizas cerca del crematorio. También mostraba desprecio al ver nuestras barracas. Luego, se aproximó hacia las alambradas y comenzó a inspeccionarnos.

Él era un hombre fornido, de hombros anchos y de entre cuarenta y cinco y cincuenta años. De forma accidental su mirada se posó en mí y por algún motivo, le llamé la atención. Con un gesto me llamó hacia él e inmediatamente un intérprete se acercó.

–¿Eres judío?– el oficial preguntó mirándome de pies a cabeza. El joven interprete traducía sus preguntas.

–No, soy uzbeko…– respondí sin levantar la cabeza.

–¿Ves aquel carro?– él apuntó al auto en el cual había venido.

–Sí, lo he visto…–.

–En media hora ese carro tiene que estar limpio. El tiempo ya está corriendo…–.

Al principio no pude entender las instrucciones, solo después de una segunda explicación lo entendí. Moví la cabeza en señal de aceptación. El conductor del carro y un soldado de la SS trajo un balde con agua, un trapo y me puse a trabajar.

Por primera vez en mi vida, estaba al frente de un portento de la tecnología como aquel. Lo tenía ante mis propios ojos y además podía tocarlo con mis manos. Antes solo había visto algo así en fotos.

Recordé que mi padre tenía una posada en el distrito donde vivíamos. Ahí habían llegado oficiales rusos en sus autos Kokand Arba y Phaetos, pero ahora frente a este carro hermoso, negro, brillante con un asiento suave y con muchos dispositivos, todo lo visto antes era absolutamente nada. En el capó del carro estaba escrito “Mercedes”. A pesar de mis pocas fuerzas, limpié el carro con mucho gusto.

Terminado mi trabajo retorné con los demás prisioneros. Me senté en el suelo, me apoyé en una de las cercas y tomé un respiro, estaba exhausto. Mientras tanto el oficial, acompañado del jefe del campo, dejaron el edificio donde estaban reunidos y fueron hasta el auto. El oficial de la SS empezó a revisar mi trabajo. Rodeó el carro de principio a fin, y mientras lo hacía, pasaba su dedo índice por todo el carro. Se le veía satisfecho. Le gritó algo al comandante del campo, quien a su vez dio instrucciones al soldado que estaba cerca.

Mientras tanto, el oficial paró un momento y apoyado contra el carro comenzó a fumar. Repentinamente un soldado apareció con un plato de pan blanco y fresco. El comandante del campo se aproximó a las alambradas y me llamó. Me acerqué a él y con una palmada en mi huesudo hombro hizo un ademán como diciendo que eso era para mí.

Yo veía esos pedazos de pan en el plato y parecían una fantasía, solamente el olor y los latidos de felicidad que producían en mi corazón daban cuenta que eran reales. Por un momento todas esas sensaciones parecían que me iban a volver loco. Solo atiné a recibir el pan y me apresuré a regresar a mi sitio.

Estaba contento, no lo puedo negar, absorto en mi “premio”, pero de nuevo aterricé en la realidad. La realidad era la mirada de los demás prisioneros. En el fondo yo solo quería cerrar mis ojos, olvidar todo y comer ese delicioso pan, pero mi consciencia no me lo permitía. Me sentía egoísta y culpable. Algo debía hacer y lo hice.

–¡Toma, Umar!– Mi amigo de la ciudad de Tashkent fue el primero al que me acerqué con el pan. Lo tomé por sorpresa y no se atrevió a estirar la mano de inmediato solo en la segunda oportunidad que le ofrecí, él tomó un pedazo del pan y se lo comió.

–¡Mira qué pedazo de pan Naufal!– Le dije al joven de Tajikistan cuando me acerqué. –¡Vamos, pruébalo!–  Y él también tomó otro pedazo y lo comió. Repetí la invitación al resto de mis compañeros. El último pedazo se lo di a un camarada kazajo.

Cuando retorné el plato vacío al soldado, el jefe del campo vino hacia mi visiblemente contrariado –¿Estás loco?– dijo nerviosamente. –Fue un premio por el trabajo que hiciste y en vez de saciar tu hambre le diste hasta la última migaja a los demás ¿Por qué lo hiciste?- antes de responder, aparecieron, como  imágenes de una película, la joven esposa de Umar Islambekov, la anciana madre de Naufal, el padre de Niyazov que perdió una pierna y otras imágenes más de mis compañeros.

–¿Por qué lo hiciste?– repetía con impaciencia el comandante del campo.

–Porque en mi patria, ellos tienen gente que los espera…a mí nadie me espera–.

Después de escuchar la respuesta que le di al comandante del campo, traducida por el intérprete, el oficial suspiró fuertemente. Fue en ese momento que me animé a mirarle a los ojos. En su mirada cansada, pude ver un resquicio de humanidad.

Se quedó pensativo por un momento, luego tiró el cigarrillo y miró alrededor. Con tristeza, miró al crematorio y la montaña de cenizas y dijo algo más para sí que para los demás: «Got vergib uns, wir sind alle Geshopfe»*.

Después de dar unas instrucciones más al jefe del campo, el oficial se dirigió al carro dando por terminada la visita. Mientras lo hacía, miró en mi dirección y susurró algo al interprete. Cuando el carro del oficial desapareció, el comandante le dio más instrucciones al interprete y éste a un soldado el cual me ordenó que lo acompañara. En ese momento lejos de mis camaradas me sentía como un condenado. Mis amigos, al otro lado, se acercaban más y más contra la alambrada. Sus ojos llenos de piedad y desesperación acompañaron ese sentimiento de muerte inminente que me empezaba a invadir.

–Islambekov, Chariev, Niyazov…mis amigos, no me recuerden con pena…– me decía a mí mismo. Mientras caminaba, mi vida entera pasó por mis ojos. Mamá, papá, mi hermana…nuestra casa…el jardín con los tres patos y los árboles…

La idea de que nadie llorara mi muerte, me ayudaba a aceptarla. Sin embargo, susurré una oración que aprendí de niño.

Contrario lo que esperaba, el soldado me llevó rumbo al comedor. Lo seguí silencioso. Cuando entramos me ordenó que me sentara en una de las mesas. Rápidamente el cocinero me trajo la comida; unas rebanadas de pan blanco, bistec y jugo de albaricoque.

Mientras trataba de entender lo que estaba pasando, el intérprete apareció. –El Brigadeführer ordenó que te dieran de comer. Así que siéntate y come…–.

Con las manos aún temblorosas, tomé la cuchara y comencé a comer. Mientras lo hacía, el intérprete sacó de su bolsillo un block de notas.

–¿Está bueno el pan? – me preguntaba con una cálida sonrisa. Solo atiné a asentir con la cabeza.

–No te avergüences y come. Es hora de almuerzo. Y tus amigos pronto serán alimentados, pero desde hoy tú serás alimentado aquí. Ya no comerás esa sopa de papas, sino comida de verdad. Es la orden del Brigadeführer.

–¿Cuál es tu nombre? – Por primera vez veía al intérprete tan de cerca. Él tendría la misma edad que yo, es decir, unos 25 años. Parecía un tipo amable y agradable.

–Mi nombre es Odil– respondí.

–Yo me llamo Richard. Aprendí ruso en la universidad de Berlín. Desafortunadamente, no pude terminarlo. En el 38 me alistaron en el ejército y de ahí a la guerra.– Richard se quedó un momento conmigo, hablamos un poco más y luego se levantó para retirarse, pero antes de cruzar la puerta del comedor, volteó hacía mí y aprovechando estábamos solo me dijo algo casi como una confesión. –Muy pronto tus tropas llegarán aquí. No queda mucho, será en cualquier momento–.

Nueve meses después, a finales de enero del 45, el ejército soviético liberó el campo de concentración de Auschwitz. Umar Islambekov no vio ese día, poco antes murió de tifoidea. Él era bastante joven, se casó a los 18 y lo llevaron al frente a los 19. Naufal se ahorcó en el otoño. Muchos más de mis amigos no pudieron soportar la dura vida en el campo de concentración y ese terrible lugar fue su último refugio. Solo yo, Niyazov y otro puñado de camaradas logramos sobrevivir al campo de la muerte.

Muchos años han pasado desde entonces, pero esos días seguirán vivos en mi memoria, especialmente aquel domingo del 44. No olvidaré el pan blanco y las caras de felicidad de mis camaradas cuando probaron lo que para ellos era el pan más delicioso del mundo. Tampoco olvidaré a mis enemigos, en especial al Brigadeführer y el traductor Richard que, a pesar de todo, mostraron compasión y piedad. Quizás ellos tampoco encontraron respuestas a tantas cosas que los atormentaban y al ver tanta sangre, muerte y sufrimiento, algo de humanidad se debió despertar en sus almas muertas. Es lo único que puede explicar lo que hicieron ese día.

Papá se quedó en silencio. Yo solo atiné a levantarme e ir hacia la ventana. La habitación estaba fría, así que cerré las ventanas. Papá seguía callado. Me quedé parada por un momento al lado de las ventanas y luego me acerqué a papá. Quería decirle algo. Él estaba mirando a lo lejos, sus manos temblaban mientras se aferraba a la silla.

–Papá, perdóname…–. Corrí hacia sus brazos y lloré. Él también lo hizo.

–Ahora lo sabes hija mía…ahora lo sabes…cada pedazo de pan, cada pedacito significa demasiado para mí pues aún deseo compartirlo con ellos…–.

Margilan, Abril, 2020.


*Traducción aproximada: “Dios nos perdone, todos somos pecadores”.


Sherzod Artikov nació en 1985 en la ciudad de Marghilan, en Uzbekistán. Se graduó del Instituto Politécnico de Ferghana. Su trabajo se publica en la prensa republicana. Escribe cuentos y ensayos. Su primer libro “The Autumn´s Symphony” se publicó en 2020. Fue uno de los ganadores del concurso literario nacional “My Pearl region” en la categoría de prosa. Fue publicado por las revistas digitales, rusa y ucraniana, “Camerton”, “Topos” y “Autograph”. Sus cuentos se han publicado en la revista literaria de Kazajstán “Dactyl”, en el periódico estadounidense “Makonim”, y en los sitios literarios “Petruska Nastabma” (Serbia), “Nekazano” (Montenegro) y “Dilimiz ve edebiyatimiz” (Turquía).

Cinco minificciones de Gabriel Ramos

por Gabriel Ramos


Lotería

A tus 70 años nunca te habías sacado nada en ningún sorteo. Mirabas el boleto ganador con extraña alegría, mientras pensabas en la vida de sacrificios que dejarías atrás.

             Al mismo tiempo llorabas, pues no tenías con quién compartirlo.

Orfandad

¿Padre, por qué me has abandonado?

     Jesús / Kafka / Pessoa / Rulfo

Días difíciles

Haydíasenquetodoseamontona.

El monstruo

Todos tenemos un monstruo dentro de nosotros. Generalmente está dormido, pero cuando se despierta puede ponerse al mando de nuestras palabras y acciones. En ocasiones conseguimos que el monstruo de los demás salga.

               Cuando los monstruos se enfrentan alguien sufre las consecuencias.

Ayotzinapa

Cada noche veo a mis padres con rostros de desesperación, alzando sus cabezas como buscando a alguien. Me acerco a ellos y les digo: —Siento que hayan tenido que esperar tanto, pero tuvimos una reunión hasta tarde en la Normal. ¿Por qué no me contestan? ¡Soy su hijo Cutberto! Se miran entre ellos y revisan a sus alrededores, mientras los perros del vecindario me ladran. 


Gabriel Ramos. Nació en la Ciudad de México. Es psicólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, escritor y promotor cultural. Su interés está centrado en la creación y estudio de la microliteratura y cuento breve. Ha publicado microficciones, cuento breve, crónica, reseña literaria y entrevistas en diversas páginas de Internet y revistas en formato físico. Sus microficciones han aparecido en las Antologías: Dispara usted o disparo yo, Corto Circuito. Fusiones de la minificción, Brevirus Microficciones en tiempo de pandemia y Pequeficciones. Piñata de historias mínimas. En 2017 publicó su libro-objeto Vivir es arriesgarse, que ha sido traducido y publicado en los idiomas serbio y árabe. Varias de sus minificciones han sido traducidas al francés en Lectures du Mexique 2. Auteurs Mexicains. Nouvelles et microrécits.