Con olor a lirios

Traducción al español por Daniela Sánchez


La brisa de la mañana llenó el cuarto con su dulce aroma. La muchacha levantó la cabeza de la
almohada e inhaló profundamente la fragancia. ¿Qué es ese aroma? Nasiba cerró los ojos y en
su cara apareció una sonrisa. ¡Es el aroma de las lirios! Sí. ¡Sí! Éste es un corazón encantado,
una hermosa flor había acariciado su mirada- el lirio. El aroma de estas flores, que crecen en el
jardín de un viejo vecino, viaja desde la casa vecina hasta su cuarto.
Cada vez, Nasiba quería correr hacía el jardín lleno de flores, recoger un gran ramo de
lirios, y respirar ese irrepetible aroma. Pero…. Pero, ahora no puede hacer eso, porque esta
muchacha ha sido recluida a estar en cama por ocho meses. Nasiba, armándose de fuerza,
logró sentarse sobre la cama. Trató de mover, en vano, sus piernas. Tratando de alcanzar la
ventana, comenzó a buscar ese aroma tan familiar, su aroma favorito. Aparentemente, el viento
se llevó el aroma de lirios. ¡Oh, si alguien trajera un ramo de lirios, sería maravilloso!
La muchacha podría aspirar suficiente de su aroma favorito. Sí, muchas veces eso pasa,
antes de que termines de pensar en algo, comienza a materializarse. Ese día no habían clases y
sus compañeros de clase vinieron a visitarla. La primavera tenía un efecto en ellos, todos
estaban felices, emocionados, todos vestidos con brillantes colores que los hacían verse aún
más vivos a los ojos de Nasiba. Durante estos ocho meses, sus compañeros la habían visitado
varias veces, siempre preguntando acerca de su salud.
Pero esta visita la había alegrado aún mas, porque uno de sus amigos, Ravshan,
sostenía en sus manos una gran ramo de lirios, que como una joven novia, inclinaban su
cabeza floral. Su aroma favorito llenaba, una vez más, el cuarto. El joven, que le entregó el
ramo, le deseó una rápida recuperación y regresó al grupo de alumnos. Emocionados,
llenaban el cuarto con su ruidosa conversación, un sonido parecido al gorjeo de las aves que
pudo distraer a Nasiba. Era feliz, y sonría dulcemente. Mientras tanto, su madre puso la mesa y
les ofreció té y galletas.
La pobre madre, viendo a su hija emocionada y feliz, estaba más que contenta. Sus
compañeros, después de decir adiós, se fueron del cuarto, Ravshan fue el último en irse.

– Nuestras clases terminan en dos meses. ¿Te veré en nuestra graduación? Prométeme que
para ese momento ya estarás de pie. Así podremos ir a la universidad juntos. Siempre
habíamos soñado con ese momento.
– Dios quiera…– la muchacha sonrió con tristeza. Nasiba ya no era una niña, podía ver la
desesperanza en los ojos de su padre, las lágrimas de su madre, no importa qué tanto trataban
de esconderlas. Pudo ver a los doctores negando desalentados mientras la examinaban.– No,
Ravshan, no me esperes… Ve tú a la universidad… Verás….– Nasiba se derrumbó y comenzó a
llorar.
Ravshan no sabía cómo consolarla, se encontraba sin palabras. Pero, se reanimó y encontró
palabras para consolarla.
–¡No digas eso! ¡No te convertirás en una coja! ¡Ya verás que todo estará bien, una vez más!
Algún día, podrás correr otra vez… ¡No me convencerás de lo contrario! ¡Lo haremos juntos!
Nasiba volteó a ver los lirios inclinados sobre el florero. Sobre la mesa descansaban algunos
pétalos, azules, rosas, que se habían caído del ramo. Alguna vez habían florecido y habían
esparcido su fragancia por todo el vecindario, pero ahora se desvanecían al instante. Como si
estuvieran avergonzadas por su fragilidad, las ramas de los lirios se doblan, todo el tiempo,
hacía abajo. Ellas no crecen en un invernadero, como las rosas o los claveles, que están
destinadas a estar expuestas, todo el año, detrás de un cristal.
– ¿Qué estás pensando?- la pregunta de Ravshan abandonó su cuerpo de mala gana.
–En nada…Ravshan, no puedo seguir contigo. Busca otra amiga…
Estas palabras, realmente, enojaron al muchacho:
–¡ Si dices esas tonterías, ya no vendré a visitarte!
La muchacha se acostó, volteando su espalda hacia él. Ravshan, a regañadientes, dejó el
cuarto en silencio. Nasiba no recuerda por cuanto tiempo estuvo acostada así. Recogiendo la
suficiente fuerza, se levantó de la cama. Abrió la cortina y volteó hacía el jardín. Interesante, la
primavera había llegado hace mucho, pero ella apenas veía el mundo que la rodeaba. Un gran
durazno había perdido todas sus flores y sus hojas comenzaban a pintarse verde. La albahaca
crecía en los jardines. Con la llegada de la primavera, todo a su alrededor revivía, aún las
hormigas que trepaban el alféizar, tratando de cargar algo.

¿Cuándo podrá renacer Nasiba? ¿Cuándo, por fin, despertará de esa hibernación?
– Tengo que pararme. Se dijo firmemente a sí misma.– ¿Por cuánto tiempo más estaré tirada
de este modo? He atormentado completamente a mis padres. Si yo no quiero luchar por mi
propia vida, ¿qué pueden hacer los doctores? ¡No esperen milagros! ¡Tienes que encontrar un
milagro dentro de ti! ¿O, es que otros lucharán por ti? Todos esperan tu recuperación. Tú,
como una flor en la primavera, encantarás otras almas, acariciaras la mirada de otros. Pero tu
vida no será tan corta como la de un lirio. ¡Tú vivirás feliz por siempre! La primavera ha llegado
a la vida de Nasiba. Las flores abrieron sus capullos, las aves gorjean. Tomando una rama de
lirio, la atoró entre su delgado pelo.
La muchacha se entretuvo con los sueños del futuro…


Nodirabegim Ibrokhimova nació en la región de Fergana en Uzbekistán, el 18 de julio de 1989. Estudió periodismo internacional en la Universidad de Lenguas Extranjeras en Uzbekistán del 2007 al 2011. Ha publicado libros como: «Yoningdagi baht» (Happiness next to you, La felicidad junto a ti.), «Jodugar» (The witch. La bruja.), “Zulm va muhabbat” (Torment and Love, Amor y Tormento.). Ha publicado algunos cuentos en Rusia, Ucrania, India, Estados Unidos y Pakistán.

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